Clara Sánchez quería hacer una novela sobre la manipulación. Y lo ha conseguido. Lleva años armando textos con los que consigue cosas como vender millones de libros y ganar premios como el Alfaguara, el Nadal o el Planeta. Llevaba tiempo queriendo hablar de “la visión que tengo del mundo en la que las emociones o sentimientos son los grandes manipuladores”. Para conseguirlo conduce al lector en El amante silencioso (Planeta), su nueva novela, hasta una secta instalada en Kenia. “Una secta es donde están cristalizados estos sentimientos manipuladores”, cuenta a El Independiente.
Ahora que estamos en periodo electoral todos los partidos políticos están ensayando sus mensajes para ver cómo pueden captarnos
“No quería hablar de una secta. Lo que me interesa, y está en todas mis novelas en mayor o menor medida, es la manipulación. Ese poder casi sobrenatural que tenemos los seres humanos, a través de los sentimientos y de nuestra inteligencia de poder colarnos y meternos en el corazón y en la mente de otra persona”, explica. Para la escritora estamos manipulando día y noche, “para bien o para mal, para mejor o para peor. Ahora que estamos en periodo electoral todos los partidos políticos están ensayando sus mensajes para ver cómo pueden captarnos”.
Para Sánchez se puede hacer una división del mundo entre manipulados y manipuladores. Una obsesión que ha plasmado en su novela, incluido su temor confesado a que “alguien me esté obligando a tener una cierta conducta sin darme cuenta”. Para la autora la quintaesencia de ese miedo y de la manipulación está cristalizado en un secta. Todo lo que ocurre en su novela “es muy psicológico, porque todo lo que ocurre está montado, está movido por el entramado y arsenal sentimental que nos mueve la vida”. Con el añadido de que “ocurre en un lugar que no es el cotidiano para los personajes y en una situación que es tensa”.
La vida es una secta
La secta que compone Sánchez en Kenia está inspirada en personajes que conoció ella en el país africano, pero es un mero escaparate para hacernos ver que vivimos rodeados de sectas. “ La secta no es sólo esa secta destructiva de Charles Mason, sino que la familia también es una secta en la que uno quiere ser aceptado, no expulsado. Esto es lo que los seres humanos nos hace ser más rebeldes o más vulnerables. Queremos pertenecer a algo. La familia es una secta porque está montada sobre el entramado sentimental y los sentimientos son lo que mejor llega al corazón de las personas. Una empresa donde trabajamos también es un poco secta y no quieres quedar mal, quieres ser aceptado. Todo funciona como una gran secta”, reflexiona la escritora. Y matiza: “Pero no quiero parecer conspiranoica”.
La literatura lo que hace es jugar con una verdad sombría que está sepultada bajo toneladas de sentimiento
Pero la obsesión de Sánchez por la manipulación está muy interiorizado. “Como escritora mi sueño es ser una gran manipuladora de lo que yo quiero decir. El arma de una novela es jugar con las palabras de tal manera que sean seductoras. En el fondo, una escribe para seducir, porque yo en la vida real soy muy vaga para la seducción. Me es más cómodo escribir una novela donde puedo poner ahí todo mi arsenal al servicio de la manipulación. La literatura lo que hace es jugar con una verdad sombría que está sepultada bajo toneladas de sentimiento”. Y así se da con la razón por la que El amante silencioso se lee de un tirón: porque Clara Sánchez es la gran manipuladora.
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