Máximo Huerta ha pasado solo el confinamiento, su programa en TVE fue suspendido por el peso de la actualidad y el periodista, escritor y exministro se quedó en casa con sus acuarelas, los libros y su escritura. Hace una semana se enteró de que su programa ya no volverá a la parrilla, se enteró por teléfono. Esta semana le toca promocionar su nuevo libro, Con el amor bastaba (Planeta). Lo hace también por teléfono, su gran aliado para el confinamiento, pero si antes lo usaba para matar las horas ahora tiene que contestar preguntas de periodistas y estas siempre van cargadas de pasado.
La octava novela del periodista es la primera que escribe como Máximo y no como Màxim y también es la primera que escribe tras su paso por la política. “Cómo fue tan breve no creo me afecte en nada. Mis lectores llevan leyendo mis novelas desde antes así que no creo que les afecte para nada, ni me ha afectado a mí a la hora de escribir, ni afecta al lector al lector”, asegura.
Yo del pasado no puedo corregir muchas cosas, no puedo cambiar las fichas
El escritor tiene mucha cintura, repasa los tiempos vitales cuando le recordamos el pasado “El futuro, no existe, presente es ahora muy incierto y el pasado es el que tenemos. Yo del pasado no puedo corregir muchas cosas, no puedo cambiar las fichas, no puedo resetearme, no puedo reinventarme, no soy un robot. El pasado forma parte de nuestro recorrido y eso es lo que nos hace ser lo que somos. No pasa nada por recordar, de hecho yo estos días he estado recordando y mirando muchas foto antigua. No hay ningún problema en recordar”.
El pasado, o parte de él, le ha servido para escribir Con el amor bastaba. “ Nuestro paso por el mundo es limitado y un escritor tiene que aprovechar sus experiencias y yo las aprovecho. Se escribe para llenar vacíos, para a hacer un desquite contra la realidad, contra las circunstancias. Para mí esta novela ha sido un refugio”.
La novela de Máximo Huerta, recoge la historia de Elio Ícaro un preadolescente que es diferente, descubre que tiene el don de volar y tiene que encajar en un mundo de abusones en el que él se enamora de uno de sus compañeros de clase mientras su entorno familiar se hace pedazos. “Es una novela que habla de la necesidad de ser feliz, de la importancia de ser nosotros mismos. Es una novela que habla de cómo actuamos los demás y cómo actúa la familia. Es un una novela que va a sobre la libertad, la necesidad de ser feliz y la importancia de ser nosotros mismos”, concluye.
El texto le sirve a Huerta para reivindicar “el valor de la diferencia, lo que llamamos la normalidad. Todos somos especiales, todos somos únicos, todos somos raros y todos necesitamos amor. El amor es el antídoto para los desencuentros”, explica. La capacidad de volar es una forma de “quitarse el plomo de las piernas, quitarse mochilas, de ser nosotros mismos y lo que queremos hacer”.
El olvido forma parte del ser humano y en cuanto pase el tiempo y todo se parezca a lo que era antes vamos a ser los mismos.
Si bien el periodista tiene presente al pasado para apoyarse en la escritura reconoce las capacidades curativas del olvido, especialmente tras situaciones traumáticas. Para Huerta la situación por la que atravesamos tiene mucho de novela distópica y de novela iniciática. “Porque no sabemos ninguno qué va a pasar. Yo no soy nada romántico respecto a esos comentarios de que todo cambiará y nos hará diferentes. Yo creo que el ser humano se protege y la mejor manera de protegerse es olvidando. El olvido forma parte del ser humano y en cuanto pase el tiempo y todo se parezca a lo que era antes vamos a ser los mismos, afortunadamente, porque el olvido forma parte de nuestra genética, necesitamos olvidar para seguir caminando, sino no soportaríamos ni la pérdida de una pareja, ni la un familiar o una crisis tan grave como la que estamos pasando ahora. Hay un encanto en el olvido que lo hace inexplicablemente deseable. No pensar cuenta como felicidad y ayuda mucho. Es bueno pasar página en blanco, porque eso es lo que hacemos todos cuando nos quitan el trabajo, perdemos un familiar, una pareja: Lo que haces es adaptarte a las nuevas circunstancias. Somos supervivientes”, mantiene.
Le preguntamos cómo hubiera cubierto desde su programa lo que ha pasado estos meses en España. “Habría sido un programa muy parecido al que estábamos haciendo con entrevistas a escritores, cantantes, como teníamos”. Un programa que hubiese escapado “de ser un bucle repetitivo, yo entiendo que los primeros 15 días hay que estar encima de la actualidad, porque todo el mundo demanda información, pero llega un momento en que el público necesita salir de esa espiral en la que no hay nada nuevo, todo una trituradora de noticias y eso se ha visto en las audiencias”, defiende.
Las autoridades tienen que tener mucha empatía con la cultura
Huerta para huir de la actualidad se ha refugiado en los libros y en el cine y ahora mira al mundo de la cultura y ve sus necesidades. “Ahora hay que tener mucha empatía con la cultura. Es lo que nos representa como país, es lo que habla de nosotros: La gastronomía, nuestros teatros, nuestros actores, nuestros guionistas, las películas, los videojuegos. La cultura es lo que más va a tardar en recuperarse y debemos recordar que es lo que más nos ha entretenido en este tiempo de tedio, de pandemia y de confinamiento: la música, las películas y los libros. Vamos a tardar mucho tiempo en ver un cine lleno, un teatro o un concierto. Van a ser los que más van a tardar y las autoridades tienen que tener mucha empatía con la cultura”.
El periodista no es ajeno a la compleja situación política actual. “Echo de menos que hubiera habido una rueda de prensa con conjunta con todos los líderes políticos, habría sido lo mejor para evitar ese ruido de fondo tan molesto que hay ahora, un ruido de fondo guerracivilista y de bandos que no me gusta. Habría sido mucho mejor para el país una una rueda de prensa conjunta diciendo señores esto va de salud, los muertos no tienen carnet, no tienen ideología y tenemos que protegernos. Habría sido muy bueno para el estado de ánimo, para la seguridad, para la prudencia y para evitar el ruido que hay ahora”, asegura el exministro.
La Historia pone a cada presidente en su lugar. La Historia siempre elimina muchas aristas, resume mucho a todos los presidentes.
Huerta se muestra empático con quienes gobiernan, y con Pedro Sánchez. “La Historia pone a cada presidente en su lugar. La Historia siempre elimina muchas aristas, resume mucho a todos los presidentes. No sé como se le recordará pero sé que para Sánchez o para los presidentes autonómicos esto no se le estará haciendo nada fácil. Nadie desea que su país vaya mal, ya sea el presidente de la Comunidad Valenciana, de Castilla León, de Cataluña de Andalucía o el Gobierno central. Esto va más allá de las ideologías”, mantiene.
Cómo recordará la Historia a Pedro Sánchez está en un futuro al que no llega el escritor, lo más que aventura a dar por seguro es cómo será su nueva realidad. “Cuando todo acabe brindaré e iré a ver caras conocidas y luego continuaré escribiendo la novela que me aparezca en la cabeza y seguiré libre, como los taxis, si aparece también una oferta televisiva ahí estaré. No pienso en el futuro, porque no existe”, insiste.
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