Doce siglos de sexo y poder en la historia de España. Este es, a grandes rasgos, el barniz con el que la periodista Marta Robles ha bañado un recorrido que habitualmente suele centrarse en las guerras, las cifras y los sombríos relatos. En su ensayo novelado Pasiones carnales, Robles habla sin tapujos de lo mucho que ha gozado la realeza en cama y la forma en que esto ha modificado en numerosas ocasiones el rumbo de los acontecimientos políticos de un país.
Una lectura explícita que saca a la luz la parte más humana y desinhibida de las figuras más poderosas, la figura de una concubina que era tratada de Reina, la falta de cariño que se escondía tras la ristra de amantes de Isabel II y hasta detalles del miembro de algún que otro Rey. Un libro que explica por qué "todo en la vida trata sobre sexo excepto el sexo" que, según Oscar Wilde "trata de poder".
PREGUNTA.- ¿De dónde nace la idea de escribir un libro tan explícito sobre las historias sexuales de realeza en España?
RESPUESTA.- El germen de la idea lo tenía la directora de Espasa. Es cierto que había una lectura similar en México, pero en efecto en España nunca ha habido nada parecido. Sin embargo, esta idea que es muy innovadora en realidad tiene mucho que ver con lo que los estudiosos consideran que realmente mueve la historia, que son las pasiones. En torno a las pasiones y… Me gustaría decir que al amor, pero es mucho más el sexo. Alrededor de esto hay de todo, intriga, poder, codicia. La idea me parecía buena y me parece que tiene el valor añadido y aspecto sociológico que es el ver la parte más humana que rodea a los grandes acontecimientos políticos de la historia y que es muy entretenido, porque hay gente que no se acerca a leer sobre historia y le tiene cierta aversión, pero aquí se va a reír, se va a indignar, se va a sorprender…
P.- Es increíble leer algunos capítulos y descubrir que ciertas pasiones carnales o abusos de poder han cambiado el rumbo de la historia más o menos reciente de este país…
R.- Si te fijas en la historia reciente, las pasiones carnales lo han cambiado todo con corona o sin ella. Ahora mismo nos ponemos a leer las historias de los presidentes de Francia, por ejemplo, y te das cuenta de que los seres humanos somos eso, humanos y las pasiones carnales nos afectan a todos y en todo, pero es cierto que están mucho más relacionadas, en cuanto al desarrollo y al ‘permitirse’ ciertas cosas, con el poder y los poderosos que con los demás.
P.- "Todo en la vida trata sobre el sexo excepto el sexo, el sexo trata del poder" es la frase de Óscar Wilde con la que comienza la lectura… ¿Podría explicar su significado?
La imagen real y global de Juan Carlos I la tendremos cuando pasen los años y se estudie la figura del Rey con sus pros, sus contras, sus debilidades carnales, aciertos políticos…
R.- El sexo trata de poder porque digamos que en circunstancias normales el sexo forma parte de la vida como forma parte del amor y de las relaciones humanas, pero con el poder se convierte en algo más. A veces se usaba en las alianzas de los reyes, por ejemplo, ya que sus relaciones estaban ‘pactadas’ y el amor no existía. El amor era cosa de los plebeyos y en la nobleza la unión era por interés y debían tener sexo porque tenía que haber descendencia. Esto supone un tipo de recompensa para otros que hacía que esas personas se permitieran disfrutar de las pasiones de una forma que el resto de mortales no podrían. Era una especie de recompensa. Es curioso porque la relación del poder y el sexo va desde el qué se permitían hacer, a quién se permitían conquistar o los diferentes deseos, hasta la erótica del poder por la que aquellos que se encuentran fuera de ese nivel se queden embaucados y sujetos a lo que el poderoso quiera hacer con los demás.
P.- ¿Por qué se conocen tantos detalles de las vidas sexuales de la realeza? Aparentemente parece una institución bastante discreta…
R.- Bueno, se conocen de la realeza pero también de los políticos o los artistas… En el caso de la realeza es que para empezar en las escenas de cama en el dormitorio había numerosos testigos. Estaba hasta el bufón real presente y el pueblo esperando al día siguiente que se le enseñara la sábana manchada. Además, se contaba todo a través de cartas. Cartas que al final eran físicas y han quedado para la historia con las confesiones de algunas reinas y reyes, hay muchos documentos… A parte, la parcela más mundana de los seres humanos es una parcela que nos interesa siempre mucho a todos y más la de personas que con sus pasiones pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos y de nuestras vidas.
P.- ¿Por qué ha decidido terminar el libro en Alfonso XIII y no seguir hasta el presente?
R.- Porque si hubiese seguido adelante se hubiese hecho información y no literatura. Se hubiese hablado de un tema que está de plena actualidad y ya no habría sido literatura. Además, entiendo que para hacerla y darle valor histórico tienes que tener una cierta perspectiva y yo creo que la imagen real y global de Juan Carlos I la tendremos cuando pasen los años y se estudie la figura del Rey con sus pros, sus contras, sus debilidades carnales, aciertos políticos… Yo creo que para que esa historia se pueda contar como corresponde tienen que pasar unos años. De momento estamos demasiado influidos por otras circunstancias, por lo que está pasando en estos momentos, por nuestros diferentes puntos de vista… Por eso lo he hecho así.
P.- ¿No se puede juzgar el pasado con los ojos del presente?
R.- Es que tenemos que partir de la base de que todo ha evolucionado. No se puede juzgar el papel que tienen muchas mujeres en el libro guiadas por cómo es ahora todo, con todo lo alcanzado y conseguido. No podemos juzgar que, por ejemplo, haya un rey que se ha comportado de una manera determinada sin poder entender el contexto y las circunstancias. El famoso ‘yo soy yo y mi circunstancia’ me parece fundamental para todo pero sobre todo para revisar el pasado. Si no se emplea esto nos quedamos en la pura crítica y en el puro juicio.
P.- ¿En un futuro cree que se podría incluir la figura de Felipe VI en un libro similar o sería muy aburrido?
R.- Pues no tengo ni idea porque no me he puesto a investigar, y no puedo contarte nada en absoluto sobre ese tema. En el libro se puede ver que hay reyes que tuvieron más sexo y otros que tuvieron menos, curiosamente el que para muchos es el mejor Rey de la historia de España que es Carlos III fue un hombre que se casó con María Luisa de Sajonia y fue absolutamente fiel a su esposa y cuando murió jamás volvió a tener sexo… Con esto te quiero decir que no todos los reyes son tan ‘jacarandosos’.
Los poderosos se permiten hacer cosas que el resto de mortales no nos permitimos
P.- ¿Cree que la homosexualidad todavía es inconcebible en la realeza?
R.- Bueno, yo creo que en la actualidad no pasaría nada. Creo que estamos en un momento de la historia en el que no habría ningún tipo de problema, aunque es cierto que no se suele reconocer si es que se ha dado algún caso, que seguramente se haya dado por estadística. Pero no tenemos que olvidar que la homosexualidad ha estado perseguida hasta anteayer.
P.- ¿Cuál de las 24 ‘pasiones’ del libro le impactó más descubrir?
R.- Ha habido muchas… Algunas me han parecido especialmente bonitas y curiosas como la de Alfonso VI de León, el rey que sentó al trono a una reina mora, porque se ve como se mezcla el amor y las religiones y esto llega al poder… Pero si hay una historia que me ha dejado impactada ha sido la de Alfonso XI y Leonor de Guzmán. Esta es una historia que sin duda me ha dejado muy muy sorprendida porque ella estuvo 23 años siendo la concubina del Rey mientras la reina verdadera, que era María de Portugal, madre de Pedro I, el Cruel, fue apartada hasta que murió su marido.
Además, Leonor fue colocando a sus diez hijos en los puestos más extraordinarios mientras ella también hacía una fortuna considerable siendo considerada la Reina tanto en España como fuera de España. Lo más curioso de esta historia es que años después de morir Leonor de Guzmán, mandada asesinar por María de Portugal y su hijo Pedro I, uno de sus hijos mata al Rey y ocupa su lugar en el trono, con lo cual hay un cambio de dinastía y se pasa de la Casa de Borbón a la casa de Trastámara y eso sí que es un cambio definitivo en la historia, sobre todo porque a esa dinastía pertenecen ni más ni menos que los reyes católicos.
Creo que Isabel II en toda esa ristra interminable de amantes sólo buscaba que alguien la quisiera
P.- ¿Con qué personaje del libro tendría una conversación profunda sobre el sexo?
R.- Pues creo que me decantaría antes por las moriscas que por las cristianas porque tenían otra higiene, eran mucho más limpias, mucho más sofisticadas, trabajaban las esencias… Creo que sería mucho mejor charlas de sexo con ellas que con las cristianas. Pero hay una mujer en concreto con la que me hubiese gustado tener una conversación, que es María Luisa de Parma. Ella antes de morir dijo quiero quedarme con el alma en paz con Dios y quiero que se sepa que de los 23 embarazos que he tenido en ninguno ha participado mi marido. Con esta mujer que además siempre estuvo bastante obsesionada con el sexo me gustaría tener una conversación para preguntarle más allá de eso si valía la pena...
También me gustaría hablar de esto con Isabel II porque ella me provoca cierta ternura, cierto cariño… No fue una buena reina, fue muy obsesa del sexo, tuvo un trono lleno de turbulencias, pero yo le tengo cierta simpatía porque siempre estuvo muy sola. La dejaron el trono siendo una niña, su madre no tuvo ningún gesto con ella, y ella se quedó muy abandonada en manos de todos esos políticos que estaban deseando alcanzar el poder y pasó incluso por un trastorno de alimentación brutal… Pero creo que ella en toda esa ristra interminable de amantes sólo buscaba que alguien la quisiera.
P.- ¿Cree que la relación entre las figuras más poderosas y el sexo ha evolucionado a lo largo de estos años?
R.- No. Creo que si miramos a nuestro alrededor (y no digo más) nos damos cuenta de que el poder y el sexo siguen puramente relacionados y que se producen determinadas circunstancias muy sorprendentes que tienen que ver con las parejas. Esto está en todos los ámbitos del poder. Te digo la realeza, la política el arte y en todo… Las pasiones carnales siempre están y siempre estarán ahí muy relacionadas con el poder y los poderosos se permiten hacer cosas que el resto de mortales no nos permitimos.
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