Lo apuntó casi todo. Si iban sus hijos a comer. La varicela de su nieto. Su hartazgo con Cataluña. Que estaba hasta las narices del boom de la novela negra. Que se aburría, que no le pasaba nada interesante. Que no era ni nacionalista ni patriota, solo un rendido admirador del trasero de Jennifer López. Que Javier Marías tenía "una inteligencia descapotable y un ego a piñón fijo" y que Luis Goytisolo utilizaba demasiadas palabras para decir muy poco.
Juan Marsé (Barcelona, 1933-2020) se propuso escribir todos los días en una pequeña agenda, de las que dejan un hueco para cada día de la semana y el mismo para el sábado y el domingo, y llenó todo 2004. Después, quizás, se cansó, pero siguió anotando en una libreta aunque de manera más irregular pensamientos, inquietudes, opiniones y temas que a él le parecían importantes o por los que se enfadaba con fuerza.
Todo ese trabajo, que muestra en su rutina más de él que cualquier biografía, lo releyó, lo editó y lo preparó para publicar. Ve la luz ahora, menos de un año después de su muerte bajo el título Notas para unas memorias que nunca escribiré (Lumen). Ha sido Ignacio Echevarría el encargado de la última parte de la edición y de un prólogo que explica el contenido fascinante de este libro.
Polémico, agradable, triste, aburrido (a veces a propósito), inquieto, gruñón, nadador... nos muestra todos los Juan Marsé cuando el día a día dice más de ti que cualquier alegato, obituario o novela que se haya podido escribir.
Habla de todo, y también de Cataluña. "A veces tengo dudas acerca de si la independencia de Cataluña, que nunca he deseado ni apoyado, sería tal vez conveniente, deseable y justa. De lo que no tengo duda es de que los patriotas catalanes que la promueven hoy son unos perfectos carcamales y no me merecen el menor respeto", asegura en mitad de un conflicto que le tocó de cerca. Como escribe el 21 de enero de 2004, antes de la fiebre secesionista: "En Cataluña ninguneado por escribir en castellano, y en el Reino no me quieren porque soy catalán".
Incluso en 2014, el 14 de octubre llega a escribir: "No soy nacionalista, no soy patriota, no soy catalanista ni españolista, no soy nada de eso. Solo soy -para entenderlos- un rendido admirador del trasero de Jennifer López".
En este diario también habla de los medios, de como se ve sólo, perdiendo fuerza. "Cada vez me siento menos mediático, y cada vez me interesa menos eso que llamamos la vida pública. En España la vida pública está llena de intolerancia, exasperación y estupidez. Jamás entraré en las redes sociales, ni móvil tengo", escribe en 2016.
Las cosas que más me importan, el amor, la amistad, el sexo , la escritura, el paso del tiempo, siento a menudo que tienen los días contados"
JUAN MARSÉ
Y casi doce años antes, en septiembre de 2004 se cabrea por cómo un periódico nacional no informa sobre él y su trabajo, y si lo hace de sus 'compañeros'. "El País es lectura a veces cabreante. Al parecer es noticia que Bernardo Atxaga permita que su novela El hijo del acordeonista se traduzca al castellano pero no es noticia que yo haya dicho NO a la traducción de Últimas tardes con Teresa al catalán. No por ahora. Y a mí me parece que es igual de noticiable", asegura.
Y Marsé también escribe mucho sobre la tristeza, el aburrimiento y sobre su amigo Jaime Gil de Biedma. "Apenas nada que consignar hoy. Las cosas que más me importan, el amor, la amistad, el sexo, la escritura, el paso del tiempo, siento a menudo que tienen los días contados. Pienso ahora que eran también las cosas más importantes para Jaime Gil, incluido el paso del tiempo y sus agravios. ¿Cómo preservar estos tesoros del moho del tiempo y de la vejez? Jaime Estuvo interrogándose acerca de eso hasta el final", reflexiona el 5 de mayo de 2004.
También del aburrimiento, algo que le preocupa desde las primeras páginas de este diario. "Persiste la convicción de que escribo por escribir, y que esto no tiene el menor interés. Pero me prometí a mí mismo seguir. Quería ver si, escribiéndolo, me pasaba algo interesante; pero no me pasó nada de es tipo. Fue inútil", se sincera.
Y en sus momentos de rabia lanza dardos contra muchos. "Los articulistas del diario ABC me dan risa, cuando no vomitera", escribe en referencia a Antonio Burgos, Luis Ventura o Juan Manuel de Prada y también se mete con los suyos, con los escritores.
Incluso en 2009 escribe en su Libreta 1, bajo el título Prosistas:
Camilo José Cela = prosa campunada
Francisco Umbral = Prosa sonajero
Javier Marías = prosa pringada
Javier Cercas = prosa resabiada
Carlos Ruiz Zafón = prosa insolvente
Juan Manuel de Prada = prosa ensotanada
Marguerite Dumas = prosa tricotosa
Por eso y por infinidad de comentarios parece un libro para que se publiqué, como ha ocurrido, de manera póstuma. Y por eso, lo mejor de estás páginas, es que Marsé las quiso publicar aún vivo. Pero no llegó a tiempo.
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