La familia Pérez de Castro, dueños del supuesto Caravaggio que fue retirado de subasta a principios de abril, recibieron ofertas de varios millones de euros antes de que el cuadro se intentara subastar por un precio de salida de 1.500 euros, según desvela hoy The Guardian.
El periódico inglés recoge hoy declaraciones de un marchante de arte, Giancarlo Ciaroni, que viajó hasta España y consiguió hablar con los tres hermanos que heredaron el cuadro de su padre.
“Sabíamos que si queríamos traerlo a casa (Italia), tendríamos que negociar un trato privado con los propietarios antes de que la pintura saliera a subasta”, señala.
Les ofreció 500.000 euros, sin desvelarles que estaba convencido de que era una obra de Caravaggio, pero entonces los propietarios le dijeron que ya habían recibido ofertas de hasta 3 millones de euros. Otros medios hablan de ofertas muy superiores a esta cifra.
El marchante les enseñó un informe de Massimo Pulini, un experto en pintura del maestro italiano, que asegura que la obra realmente era Corona de Espinas, una obra pérdida del maestro italiano. Los propietarios, según relata, se quedaron “pálidos”.
“Se quedaron sin habla. Más que abrumados por la emoción, estaban confundidos. Su padre había comprado la pintura en la década de 1970 y durante 50 años no tenían idea de que colgando en su casa había un Caravaggio que fácilmente podría valer millones”, señala el experto.
Desde que el cuadro fue retirado de subasta y se declaró su inexportabilidad por el Ministerio de Cultura, muchas han sido las especulaciones sobre su posible compra y salida de España.
Hace unas semanas, el presidente del Patronato del Prado, el exministro y político Javier Solana publicaba en Twitter el siguiente mensaje: “El caso del cuadro de Caravaggio. ¿Quiénes querían sacarlo fuera de España ilegalmente? Lo sabremos”.
Cuando la casa de subastas Ansorena publicó su catálogo con una foto de la obra, la voz se corrió entre expertos de arte de todo el mundo. El Museo del Prado dio la voz de alarma al Ministerio de Cultura para que declarara su inexportabilidad y la Comunidad de Madrid inicio su proceso para declararlo Bien de Interés Cultural.
Sin esta protección, el cuadro podría haber salido de España y se hubiera vendido fuera. Ahora debe permanecer en España, se podrá aún así vender a un coleccionista particular pero el Estado tendrá derecho de tanteo.
En el caso de que el cuadro se hubiera subastado en el extranjero probablemente habría superado los cien millones de euros, según los expertos. En España la cifra debería ser mucho menor.
El descubrimiento de la última obra de Caravaggio en 2014 en Francia en un ático, Judith y Holofernes, alcanzó los 170 millones de dólares en 2019 y fue vendida a un gran museo en un acuerdo privado, dos días antes de salir a subasta.
La familia española dueña del supuesto Caravaggio está representada por la firma Colnaghi, una de los anticuarios más importantes del mundo, que desde hace unos años está dirigido por un joven español, Jorge Coll. Tiene sedes en Londres y Nueva York, y dentro de poco abrirá un espacio en Madrid.
El marchante pertenece a una nueva generación de anticuarios que ha conseguido atraer la atención de coleccionistas jóvenes y rejuvenecer el interés por las antigüedades.
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