Permaneció 2.200 años en las profundidades del mar, sepultada bajo cinco metros de arcilla, entre los bloques del templo cuyo derrumbe precipitó el final de su singladura. Una galera construida durante la última época faraónica acaba de ser hallada en las aguas del Mediterráneo, en el callejero de la ciudad sumergida de Thonis-Heraclión, una urbe que fue durante siglos el principal puerto de Egipto y que hoy guarda sus tesoros a unos siete kilómetros de la costa del país árabe.

“El descubrimiento de galeras rápidas de este período es extremadamente raro”, reconoce Franck Goddio, el arqueólogo francés que desde hace más de dos décadas explora las ruinas bajo el mar de las ciudades de Thonis-Heraclión y Canopus, a unos 30 kilómetros al noreste de Alejandría. “El otro ejemplo hasta la fecha es el barco púnico Marsala (235 a.C.). Antes de este hallazgo, los arqueólogos desconocíamos por complejo los barcos helenísticos de este tipo”, admite el fundador y presidente del Instituto Europeo de Arqueología Submarina

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Debió hundirse en el siglo II a.C. tras ser golpeada durante un terremoto por los enormes bloques del templo de Amón

La nave militar, de 25 metros de eslora, fue recuperada durante la última campaña de excavaciones del equipo que dirige Goddio. Debió hundirse en el siglo II a.C. tras ser golpeada durante un terremoto por los enormes bloques del templo de Amón, que quedó totalmente destruido por el cataclismo junto a los santuarios construidos por los griegos, que pudieron establecerse en la villa durante el período faraónico tardío.

Se han hallado cerámicas importadas de Grecia que fueron colocadas como ofrendas funerarias entre los siglos V y IV a.C.

Amarrada a puerto

La galera, según la expedición, se hallaba amarrada en un embarcadero del canal que discurría por la fachada sur del templo. Las piedras acabaron protegiendo los restos navales, fijándolos en el fondo de un canal que fue sepultado por los escombros del santuario. La existencia del buque ha sido detectada por un perfilador sísmico de subfondo, un sistema de exploración geofísica.

El primer examen de los restos ha permitido trazar con precisión la anatomía de su armazón: el casco del barco se construyó según la tradición clásica, a base de uniones con espiga y mortaja de madera reutilizada, y con una estructura interna bien desarrollada. Sus arquitectos, no obstante, también introdujeron algunas de las características de los barcos del antiguo Egipto. La embarcación disponía de remos y de una gran vela, cuyo último vestigio es un escalón de mástil de grandes dimensiones. Presentaba un fondo y una quillas planas, muy ventajosas para surcar el Nilo.

FranckGoddio/Hilti Foundation
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FranckGoddio/Hilti Foundation
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Uno de los 70 barcos descubiertos en Thonis-Heraclion

Una joya de la arqueología submarina

La galera arroja nueva luz sobre dos ciudades que, tras siglos de olvido, Goddio volvió a colocar en el mapa hace ahora veintiún años. Fue el hallazgo de la naos, el santuario sagrado del templo de Amón-Gereb, el que abrió el camino a su identificación. “Sus inscripciones ayudaron rápidamente a identificar el lugar”, reconoció a este periodista el experto galo, una institución en el aún incipiente campo de la arqueología submarina.

“Otro recuerdo emocionante es el instante en el que volvimos la vista hacia una gran losa de diorita situada en una pared del monumento. Cuando el agua se aclaró, nos dimos cuenta de que era una estela intacta llena de magníficos jeroglíficos. Fue esa pieza la que nos dio el nombre egipcio de la ciudad, Thonis, resolviendo un enigma que había durado dos milenios. Heraclión y Thonis eran la misma villa. Thonis era su denominación egipcia; Heraclión, la griega”, agregó.

Una cadena de catástrofes naturales -entre ellos, un terremoto y varios maremotos- enviaron a las ciudades y a una porción de 110 kilómetros cuadrados del delta del Nilo a las profundidades del lecho marino. Thonis-Heraclión fue el principal puerto de Egipto durante siglos, antes de que Alejandro Magno fundara Alejandría en el 331 a.C.

Desde el siglo VIII d.C. capas de arenas y sedimentos fueron ocultando los restos del naufragio de las ciudades que una vez dominaron el Mediterráneo egipcio. Desde hace dos décadas, durante las primeras semanas del verano, el equipo de Goddio se sumerge en la bahía de Abukir en busca de nuevas pesquisas para reconstruir el esplendor perdido. Hace dos años la misión localizó 70 embarcaciones en el puerto de Thonis-Heraclión, la mayor “tumba de barcos” localizada jamás.

Un miembro del equipo, con una estatua hallada en Thonis-Heraclion

“Hay mucha investigación esperándonos. Hemos excavado un pequeño bote que parece estar vinculado con los retos de un barco usado en los rituales del templo. Goddio suele decir que solo ha excavado entre el uno y el dos por ciento de la ciudad”, admite a este diario Damian Robinson, director del Centro de Arqueología Marítima de la Universidad británica de Oxford.

Ofrendas funerarias, el otro descubrimiento

Durante la última campaña, los buceadores del equipo desempolvaron otro tesoro: un tumulto en uno de los canales escondía una extensa área funeraria de época griega, alrededor del siglo IV a.C., con lujosas ofrendas, entre ellas, objetos de cerámica importados desde Grecia. “Este hallazgo ilustra a la perfección la presencia de comerciantes y mercenarios griegos que vivían en Thonis-Heraclion, la ciudad que controlaba la entrada a Egipto en la desembocadura del Nilo”, resalta el equipo francés.

El enigmático dios Bes

Del fondo del mar ha aflorado este objeto dorado del dios Bes, una deidad enana de cuerpo rechoncho, cabeza prominente, labios espesos, nariz aplanada y generosa cabellera cuyo culto se extendió por todo el Mediterráneo. Sus representaciones han sido halladas incluso en las actuales Islas Baleares. Hay quien sugiere incluso que terminó dando nombre a la isla de Ibiza. Se trata de un dios protector de la infancia y la maternidad cuyo origen se halla aún en zona de sombras. Se le sitúa en Nubia o Somalia.

Ciudades unidas por Osiris

“Cada nueva campaña nos suscita una gran cantidad de preguntas”, confiesa Goddio. Las dos ciudades que su equipo ha logrado resucitar se hallaban vinculadas por el culto a Osiris, hijo de la Tierra y el Cielo, que -según la mitología egipcia- fue arrojado primero al Nilo y luego despedazado en 14 trozos por su hermano Set. Isis, hermana y esposa de Osiris, fue recuperando los fragmentos esparcidos por todo Egipto. Jamás halló el falo. Por la magia de su verbo, la viuda resucitó a Osiris el tiempo suficiente para concebir a Horus, quien acabaría derrotando al asesino de su padre.

Tanto Thonis-Heraclión como Canopus serán excavadas durante muchos años

FRANCK GODDIO, ARQUEÓLOGO Y JEFE DE LA MISIÓN

“Existía un vínculo místico entre las dos ciudades relacionado con Osiris. Estamos, en definitiva, en la tierra de Osiris”, comenta Goddio. Las dos ciudades albergaron entre sus muros notables santuarios dedicados a Osiris por los que transitaban peregrinos en busca de curas milagrosas. “Sabemos desde el descubrimiento de la estela del Decreto Canópico en 1881 que las celebraciones de los misterios de Osiris se llevaban a cabo en el templo de Amón-Gereb en la ciudad de Heraclión. También se menciona una procesión náutica de la deidad desde ese templo hasta su santuario en Canopus”, subraya el arqueólogo francés.

“Uno de los principales hallazgos es el jardín del templo de Amón-Gereb, donde el sacerdote de Osiris fabricó una estatuilla del dios hecha de sedimentos del canal sagrado mezclados con semillas de cebada”, detalla Goddio. Decenas de miles de objetos recuperados al mar nutren su base de datos y alimentan la investigación. “Tanto Thonis-Heraclión como Canopus serán excavadas durante muchos años. Son lugares extremadamente importantes para la Historia egipcia y su estado de conservación puede aportar datos relevantes. Mi equipo solo está allanando el camino a futuros arqueólogos marinos”, pronostica.