La persiguió eso de ser 'la primera negra en' pese a que su propósito hubiera sido no ser la última. Y la historia no cesa cuarenta y seis años después de su muerte, aunque ahora sin canciones ni bailes, y sin protagonizar la película impulsora del charlestón que la hizo un verdadero icono de los años 20.
Bajo el nombre de Freda Josephine McDonal, Josephine Baker (Saint-Louis, Missouri, EE. UU., 1906-París, 1975) será la primera mujer negra que entrará el próximo 30 de noviembre en el Panteón de Ilustres de la Nación francesa, y lo hará por su compromiso con la resistencia frente a la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial: «Queremos distinguir a una personalidad excepcional que, en nombre de la lucha que llevó a cabo toda su vida por la libertad y la emancipación, eligió la Francia eterna de las luces universales».
Así lo ha confirmado el matutino Le Parisien tras una afirmación del presidente francés Emmanuel Macron a la propuesta que el pasado julio le hicieran escritores, artistas y personalidades de la talla de Pascal Brucker, el ensayista Laurent Kupferman o Brian Bouillon-Baker, uno de los doce hijos adoptivos de la artista: «Josephine Baker encarna todo aquello que necesitamos en estos momentos, es decir, lo que nos puede unir. Ella es la prueba de que en la República francesa todo es posible, que existe la igualdad de oportunidades. Y que, además de los derechos, tenemos también deberes. La panteonización de Baker simboliza la imagen de una Francia que no es racista, contrariamente a lo que dicen algunos grupúsculos mediáticos», señala Kupferman en declaraciones al medio francés.
Diosa de ébano y de la resistencia francesa a la ocupación nazi
Josephine Baker nació el 3 de junio de 1906 en St.Louis, Misoouri. Fue empleada del hogar, camarera en The Old Chauffeur’s Club y ‘mujer de’ con solo 15 años. De Nueva York a París, conquistó la ciudad de la luz del París de entreguerras y fue musa de inspiración de grandes creadores, artistas, pintores y músicos que la llevaron a actuar en los cabarés más importantes de la ciudad.
Apodada como 'La Venus de bronce', 'La perla negra' o 'La diosa de ébano', Baker fue a lo largo de su vida una estrella del espectáculo mitad comedia y mitad feminismo, y voluntaria de la resistencia francesa durante la ocupación alemana, hechos que la hicieron acreedora de la Legión de Honor y de la Cruz de Guerra, dos importantes condecoraciones del país galo: «Baker fue una artista, primera estrella internacional negra, musa de cubistas, resistente durante la Segunda Guerra Mundial en el ejército francés, activista junto a Martin Luther King por los derechos civiles en Estados Unidos y en Francia con la Lica (Liga internacional contra el antisemitismo, la actual Licra», acota el ensayista.
La estadounidense, que adquirió la nacionalidad francesa en 1937, también participó en la marcha de Washington como la única oradora femenina para dirigirse oficialmente a la multitud, y además de ser la mujer más fotografiada del mundo en el año 1926 y pionera del charlestón en Europa, sus actuaciones, y no sobre el escenario, eran la mejor excusa para desplazarse en guerra y acceder a los centros de poder en busca de información sobre la Alemania Nazi y otras potencias del Eje.
Finalizada la guerra, Josephine Baker volvió a los escenarios y durante años viajó entre Francia, Cuba y los Estados Unidos, donde adoptó a doce niños de diferentes etnias en un movimiento por defender el antirracismo que empezaba a tomar fuerza en aquellos momentos. Se conocían como La Tribu Arcoíris: «Seguramente llegará el día en que el color no signifique más que el tono de la piel, cuando la religión se vea solo como una forma de hablar del alma, cuando los lugares de nacimiento tengan el peso de tirar los dados y todos los hombres nacen libres», decía la 'perla negra'.
Josephine Baker murió en París, el 10 de abril de 1975, en el Hospital de la Salpêtrière tras sufrir una embolia. Su muerte fue saludada con honores nacionales y militares en la parisina Iglesia de la Madeleine.
Cuatro mujeres entre 80 personalidades
El Panteón de París, uno de los monumentos neoclásicos más bellos de la capital francesa, funciona también como panteón de los hombres ilustres de Francia, y desde 1995, también de las mujeres, aunque en gran minoría.
De las 80 personalidades que hay actualmente en el Panteón únicamente cuatro son mujeres. Marie Curie fue la primera. Sus restos fueron trasladados al Panteón en 1995 como representante ilustre junto a setenta hombres, y hubo que esperar hasta 2015 para que dos mujeres más entraran en el Panteón: Geneviève de Gaulle-Anthonioz y la antropóloga Germaine Tillion, ambas pertenecientes a la Resistencia francesa y prisioneras en el campo nazi de Ravensbrük.
La última que entró fue en 2018 Simone Veil, otra superviviente de los campos de concentración nazis y que como ministra fue la que impulsó la legalización del aborto en Francia en 1975.
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