Años veinte del siglo pasado. Benicàssim. Nobles y burgueses ocupan sus calles en una temporada estival dorada y exclusiva como tantas otras. Sus villas cobran vida: fiestas, reuniones, baños, tertulias y un sinfín de acontecimientos sociales. La importancia es tal que acaban por conocerse como las villas del Biarritz valenciano.
Ahora, mercadillos modernistas, vehículos de época y pases de teatro recuerdan aquel paraíso levantino que acabó por erigirse en un centro vacacional de primera orden, uva moscatel y glamur, mucho glamur y un charlestón de fondo. Y es que recorrer Benicàssim los últimos días de agosto y los primeros de septiembre es eso; recrearse y hacer un viaje en el tiempo a aquellos felices años veinte de cultura, tradición y una estética de lo más costumbrista.
La localidad castellonense celebrará del 30 de agosto al 5 de septiembre la décima edición de su 'Belle Époque', este año, en el recuerdo no solo de sus años dorados sino del patrimonio histórico y cultural fraguado en la época: «Queremos promocionar el municipio con efecto desestacionalizado, además de dar a conocer su gran patrimonio arquitectónico e histórico. Tomando como ejemplo la cultura, tradiciones, la artesanía y oficios de la época y la memoria colectiva de esa etapa de esplendor, se busca crear un evento que sea un reclamo turístico para dar a conocer nuestro valor patrimonial y cultural, focalizado en un espacio concreto y destacable como son las Villas de Benicàssim y el centro neurálgico del propio pueblo», destacan los responsables de la iniciativa en un comunicado.
Organizado por las asociaciones y entidades culturales de la localidad, los visitantes de la 'Belle Époque' podrán disfrutar de una muestra de vehículos de época, motos y bicicletas, así como de un mercadillo con muestras de artesanía tradicional, cerámica, o arte en vidrio, entre otros. Y todo, con una atmósfera envuelta en música dixeland y bailes charlestón o swing que sonarán a lo largo del paseo marítimo Pilar Coloma, que será de nuevo el eje de la famosa ruta de las Villas de Benicàssim y acogerá todos los actos del evento que pretende honrar la historia de la localidad castellonense y su época dorada.
Entre las novedades de esta edición, tendrá lugar un ciclo de cine en la playa Voramar con proyecciones de famosos directores que convirtieron a Benicàssim en un plató de cine, visitas guiadas, exposiciones de pintura y fotografía, espectáculos musicales y teatrales, y un circuito que combinará las diferentes disciplinas que han formado parte del evento a lo largo de sus diez años de celebración: «Será una experiencia inmersiva donde los espectadores viajarán al pasado para disfrutar de las actividades y espectáculos que nos han acompañado en los últimos nueve años: historia, teatro, música, artesanía o exposiciones de moda y vehículos clásicos», detalla la edila de Turismo de la localidad Cristina Fernández en la presentación del cartel de esta décima edición.
Con medidas sanitarias
Para la presente edición, las medidas sanitarias vigentes compartirán protagonismo con un programa que aseguran, «trasladará a los asistentes a la época de mayor esplendor de nuestras emblemáticas villas. Aunque hemos tenido que adaptar la programación a las circunstancias actuales, queremos que los asistentes miren al pasado de una forma especial».
Desde el pasado 17 de agosto y hasta el próximo 6 de septiembre, la localidad de Benicàssim mantiene la limitación de la circulación de las personas en horario nocturno entre la 01:00 y las 06:00 horas, así como el límite en las reuniones familiares y sociales, en domicilios y espacios privados, a no más de diez personas excepto que sean convivientes o que se trate de dos núcleos de convivencia.
En lo que respecta a la hostelería, el aforo permitido en el interior de los locales es del 50%, siempre respetando el cumplimiento estricto de las medidas de ventilación y climatización, y en las terrazas al aire libre del 100%.
Qué fue la 'Belle Époque'
La Belle Époque fue un periodo de poco más de treinta años que abarcó gran parte del final del Siglo XIX y comienzos del XX, justo antes del estadillo de la Primera Guerra Mundial.
Epicentro del mundo, este periodo marcó el progreso de las grandes capitales europeas, sus numerosas experiencias artísticas y el entretenimiento que dio lugar a la aparición de la cultura de la diversión, los cabarets o el cine.
En aquellos años, Europa vivía en un clima de euforia generalizada, optimismo y confianza en el progreso que había favorecido la reanudación del crecimiento industrial y económico que involucraba también a las clases menos favorecidas. Se crearon nuevos puestos de trabajo, las mujeres comenzaron a reclamar sus derechos y proclamaban la entrada en el mundo laboral, y las clases sociales comenzaron a mezclarse en un interés por el deporte, la pintura, la música, los florecientes filósofos Nietzsche y Freud, y el progreso de la ciencia médica y química que condujeron a un aumento de la esperanza de vida.
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