Han pasado 120 años desde aquel 9 de septiembre de 1901. Del París de la bohémica de Montmartre, el esplendor cultural, y el avance del laicismo. La obra de uno de los principales posimpresionistas dejaría de crecer aquel día como lo hicieran sus piernas, aunque dejando como legado ser el primer artista maldito, o no, de finales del siglo XIX.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, la vida y trayectoria profesional de Henri de Tolouse-Lautrec (Albi, 1964 – Malromé, 1901) estuvo marcada por la enfermedad que le impedía crecer y una fragilidad ósea herencia de la endogamia familiar. Su aspecto, deforme, le hacía sentirse incómodo entre los suyos, pero no entre lienzos de caballos y paisajes que pronto se convirtieron en cabarés, fiestas y prostitutas de colores y múltiples encuadres.
Con nueve años, Lautrec comenzó a estudiar en el Lyceé Fontanes. Sus pinceladas pronto le convirtieron en el cronista social de la belle Époque parisina que hizo del Moulin Rouge su casa, de las mujeres con poca suerte sus musas, y del París que ardía por las noches de lujuria, falta de conciencia y bebidas espirituosas, su inspiración. Su mirada fue del todo opuesta a la de muchos de sus contemporáneos abstractos y paisajísticos, y es por ello, que se le enmarca en el movimiento postimpresionista de un Van Gogh de colores vivos, una aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real que intentaban dar más emoción y expresión a su pintura.
Entre las obras más famosas del enano pintor se encuentran En el Moulin Rouge: el baile (1890); Moulin Rouge: La Goulue (1891); La Goulue en el Moulin Rouge (1892) Avril y Diván japonés (1893); Salón de la Rue des Moulins (1894); En el Moulin Rouge (1895), y Femme en Corset (1896).
Lautrec fue además precursor del cartel moderno. A finales del siglo XIX, el cartel se había convertido en un medio fundamental para la difusión de los numerosos productos que ofrecía la industria del consumo. Muchos artistas se sintieron atraídos por este nuevo formato y lo aprovecharon. Lautrec inició con ello una nueva forma de comunicación que le empujó a la fama definitiva. Su primer cartel fue en 1981 para el espectáculo Moulin Rouge, aunque hubo más.
Touluse-Lautrec murió tres meses antes de cumplir los 37 años tras sufrir un infarto cerebral. Sus problemas con el alcohol derivaron en la locura. El pintor fue internado en una institución mental privada y además, contrajo la sífilis.
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