«Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento compulsivo sacudió su cuerpo».
Así relataba la escritora de tez blanca y mente prodigiosa, Mary Shelley, el despertar del monstruo de la novela que se ha forjado como el libro más caro de la historia escrito por una mujer. La obra, publicada en 1818 bajo el titulo original Frankenstein o el moderno Prometeo, figura entre los trabajos más destacados de ficción del siglo XIX junto con Drácula de Bram Stoker y Melmoth the wanderer, de Charles Robert Maturin y ahora, dos siglos después de su publicación, la historia de amor y terror se ha vendido en una subasta por 1.170.000 millones de dólares -por encima de una estimación inicial de 200.000-300.000 dólares-, siendo así la obra más cara del gremio femenino de la literatura.
Impreso en tres volúmenes que aún conservan la encuadernación original, el libro se ha ofrecido en la venta como parte de la impresionante colección de libros de Theodore B. Baum, cuyo valor total de venta asciende a 6.703.375 dólares: «La primera edición en sus tableros originales es increíblemente frágil y, como resultado, muy escasa, por lo que una copia como esta, particularmente en buen estado, es muy deseable para los coleccionistas. Es la primera vez que un original de la novela Frankenstein aparece en una subasta desde 1985. En general, es un mercado muy fuerte y estamos viendo una mayor demanda de buenos ejemplos de lugares destacados literarios», apuntan desde Christie's.
En la misma subasta, libros como Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen o Sentido y Sensibilidad, también han duplicado su estimación y se han vendido por más de 100.000 dólares cada uno.
La noche en que nació un monstruo
Entre historias de fantasmas, experimentos y lecturas, y un «año sin verano», el de 1815, bautizado así tras la erupción del volcán Tambora en Sumbawa, Mary Shelley escribió la que seria una de las obras maestras de la literatura fantástica.
La novela cuenta la historia de un científico suizo, el doctor Víctor Frankenstein, que tras asistir a las lecciones de un profesor de la Universidad de Ingolstady, en Baviera, pone a prueba cuánto más lejos puede ir en los avances de la ciencia: «Abriré un nuevo camino, exploraré poderes desconocidos y desvelaré al mundo los misterios más profundos de la creación», cuenta la historia. Durante casi dos años, Frankenstein realiza experimentos en una buhardilla que usa como laboratorio, y con distintas partes de cadáveres que recoge en las salas de disección, y de animales que encuentra en mataderos, forma un cuerpo humano de 2,40 metros de altura: «Una lluviosa noche de noviembre, a la tenue luz de una candela, Frankenstein ve como su monstruo abre un ojo y empieza a respirar». Con esa frase y a partir de ella, se desarrolla una intriga novelesca en la que el nuevo ser experimenta la soledad y la hostilidad de los hombres, mata sin querer a un niño y desafía a su creador.
La novela se publicó anónimamente el 1 de enero de 1818 con una tirada de 500 ejemplares de mano de la editorial Lackington, Hughes, Harding, Mavor & Jones tras ser rechazada por el editor John Murray cuando Percy Shelley se la presentó como propia. Hasta 1831, Mary Shelley no la publicó con su propio nombre y en una edición revisada.
El salto del monstruo a la gran pantalla
La creación de Mary Shelley sobrepasó todas las expectativas y los límites del tiempo. Y tanto es así, que doscientos tres años después de su publicación no hay quien desconozca al mítico monstruo.
Parte importante del éxito y perpetuación de su figura la tienen las innumerables revisiones cinematográficas, teatrales e incluso televisivas que a lo largo de los años se han llevado a cabo. La primera adaptación para la gran pantalla se realizó en 1910, y desde entonces, se han alumbrado cerca de 150 versiones diferentes que la BBC se ha encargó de catalogar en 2018.
Tras esta llegaron Frankenstein (1931), La novia de Frankenstein (1935), que consolidó el personaje como un icono del séptimo arte, La maldición de Frankenstein (1957) de la productora británica Hammer Films o el Jovencito Frankensteins (1974), dirigida por Mel Brooks.
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