La lucha fratricida que desató la Guerra Civil en la sociedad española acabó con el tándem. No hubo ni rastro de las Españas irreconciliables, ni de perdones ni poesía arrepentida. Manuel y Antonio Machado (1874- 1875, Sevilla), el primero en Burgos y el segundo en Madrid, dejaron de hablarse, y aquello de «¡Señor! La guerra es mala y bárbara» fue, lejos de una guerra lírica, consecuencia de sus mismos versos: «Si algún día tuviereis que tomar parte en una lucha de clases, no vaciléis en poneros del lado del pueblo, que es el lado de España, aunque las banderas populares ostenten los lemas más abstractos». Y cada uno tomó su bando, su bandera, y su lema más impreciso.
Poetas los dos, su relación fraternal acabó con los tres años de guerra civil que a uno le llevaron a la muerte en Colliure (Francia) durante el exilio, y al otro, a rodearse de los gerifaltes del nuevo régimen que supuso el asalto final a la república tras el Golpe de Estado de julio de 1936. La mesa de cada domingo quedo huérfana y los dos célebres hermanos, uña y carne, nunca volverían a verse: «Un día de principios de julio de 1936, con toda la familia sentada a la mesa como cada domingo, Antonio Machado pidió a su hermano Manuel, el mayor, que se quedara, que no se fuera de vacaciones como hacía cada año por esas fechas, que permaneciese con ellos en Madrid, donde los rumores de un golpe de Estado eran crecientes. No le convenció. Manuel y su mujer partieron días después a visitar a una hermana de ella en Burgos; el resto de la familia quedó en Madrid, y allí asistieron al inicio de una guerra que llevaría a muchos al exilio, y a Antonio Machado, a la muerte», escribió la sobrina de los poetas Antonio y Manuel, Leonor Machado, en sus memorias.
Su última conversación fue ese largo diálogo donde surge lo no dicho, lo callado, lo 'por decir' que quedó en la verja invisible que separaba al franquismo y republicanismo como los proyectos teatrales que habían hecho juntos y nunca fueron. Hasta ahora, en que uno de ellos, La Diosa Razón, obra inédita teatral de los hermanos, que se conservaba manuscrita en los fondos custodiados por sus familiares, ve la luz gracias a la Fundación Unicaja, que los adquirió en 2018 y que ahora publica de la mano del profesor de Literatura Española de la Universidad de Jaén (UJA), Rafael Alarcón Sierra, y el filólogo Antonio Rodríguez-Almodóvar: «Adquirimos un archivo con más de 4.000 documentos, entre los que había abundantes fotografías, borradores de obras y correspondencia. Era un batiburrillo tremendo que los herederos habían intentado organizar, pero que empezó a tomar forma cuando pudimos escanearlo íntegramente. Solo sobre pantalla pudimos hacernos una idea de lo que podía haber. Y entre otras cosas, apareció esto. A partir de este cuaderno y de las investigaciones realizadas en los manuscritos de Manuel Machado se ha podido rescatar esta última obra de teatro de los hermanos Machado casi en su totalidad», asegura Rodríguez Almodóvar en la presentación de la obra teatral.
De 428 hojas escritas a una cara y editado por Alianza editorial, La Diosa Razón es un drama en tres actos ambientado en la Francia revolucionaria de 1789 y «el documento más valioso de todo este legado, de fecha desconocida pero probablemente cercano a la Guerra Civil». El texto, es la primera historia de los Machado ambientada en el extranjero y protagonizada por una persona real, Teresa Cabarrús (Susana Montalbán en el texto) o la también llamada Madame Tallien de la nobleza madrileña, hija de Francisco Cabarrús, ministro de José Bonaparte y fundador del Banco de San Carlos, antecedente del Banco de España.
Según informan desde la Universidad de Jaén, los autores analizan en la obra la historia de los manuscritos, la escasa información que se tenía sobre la obra; describen los textos conservados y las fuentes históricas consultadas por los Machado; estudian la concepción de la obra, del personaje y de su sentido, y por último, editan el texto e incluyen un apéndice facsimilar, con su transcripción: «La Diosa Razón dramatiza la vida de la famosa Teresa Cabarrús entre 1786 y 1799, principalmente en los años de la Revolución Francesa, y a través de la relación con sus sucesivos esposos y amantes. La nueva heroína de los Machado es coqueta, curiosa, atractiva, y sabe hacer uso de sus encantos para conseguir la voluntad de los hombres. Pero, en medio de la Revolución Francesa, también muestra una gran inteligencia y un alto sentido para saber lo que es mejor para su nación. Su apoyo a Napoleón (el orden, sí, pero también una nueva tiranía), no dejaría de ser polémico a mediados de los años treinta, dados los paralelismos que se podían establecer con la situación española y hasta europea», señalan.
Por su parte, el presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, opinó este viernes en la Feria del Libro de Sevilla, donde se presentó La Diosa Razón, que el rescate de esta pieza incompleta pero muy desarrollada de los Machado «ensancha y amplía la faceta de dramaturgos» de los sevillanos, «a los que se conoce como poetas, articulistas, ensayistas o incluso filósofos, y a los que quizás no se valore tanto en su condición de autores de teatro».
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