La guitarra que se había parado a contemplar durante meses en un escaparate acabó en sus manos cuando tenía diez años. Confiesa que todos los días pasaba por la vidriera soñando con tocar sus cuerdas, «con un gran amor y esperanza de poder siempre abrazarla», contarle sus penas y alegrías y romper las cuerdas del desgate de hacer de la expresión artística genuinamente española, el arte que en el Día Internacional del Flamenco quiere reivindicar.
Juan Carmona (Francia, 1960), rey del mestizaje flamenco y miembro fundador de Ketama, atiende a El Independiente con motivo de la efeméride y tras la inauguración en Madrid de la exposición Transmisiones, 25 imágenes de creadores de diferentes generaciones que van desde Carmen Amaya, hasta Carmen Linares, Enrique Morente, Camarón de la Isla o la Rosalía, con la que pretende hacer un recorrido y sentir el latido del flamenco desde sus inicios como mezcolanza cultural en Andalucía y hasta su internacionalización: «En los años noventa, las instituciones públicas, para las que el flamenco había sido hasta entonces poco más que motivo de vergüenza, empezaron a interesarse por el mercado en potencia de género, y ya en el siglo XIX, algunos artistas fueron reclamados en escenarios europeos, lo que se intensificó a lo largo del siglo XX, en que el flamenco traspasó continentes de forma continua. Transmisiones es un recorrido por los grandes maestros del flamenco con la que pretendo, junto a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), mostrar su importancia en la cultura como representación del arte en España por excelencia, que a veces se nos olvida», explica.
Y es que para el compositor, el flamenco en España se encuentra en una transición que califica de «bastante dura»: «Para mí lo más bonito del flamenco ya ha pasado. El flamenco ahora mismo está en una situación muy dura que espero que pase. Las nuevas generaciones que intentan despuntar en el flamenco, y que pretenden hacerlo con valores muy buenos, lo tienen muy difícil con la emergencia de géneros como el reggaetón, que nos ha invadido por completo. Antes el flamenco era mucho más fácil de oír en cualquier emisora y con la modernidad eso se ha perdido. Es cierto que en España supone un verdadero signo de identidad de numerosas comunidades, y que se transmite de generación en generación a través de dinastías de artistas, familias, peñas de flamenco etc., pero ya no es lo mismo. A veces da la sensación de que el flamenco es una música totalmente reconocida al oído fronterizo y no tanto al de aquí».
Según los últimos estudios de Music Consumer Insight Report, el género pop es el género que predomina por encima de la media mundial en cuanto a gustos a la hora de la selección musical en el caso español, estando por encima del reggaetón, que en los últimos dos años ha aumentado un 44% las escuchas según Spotify, y del flamenco, que es actualmente el tercer género de mayor éxito en España cuando se tratan terminologías como flamenco urban o trap flamenco. Por su parte, en el 'top 5' de países del mundo que escuchan flamenco en la plataforma, después de España, se encuentran Estados Unidos, México, Argentina y Chile. Y en cuanto al perfil demográfico de sus oyentes, oscilan entre 25 y 44 años de edad, franja que supone el 60% de las escuchas de flamenco pop. No obstante, esta media baja a los 18 y 34 años cuando se decantan por el flamenco mezclado con hip-hop y reggaetón, y aumenta a mayores de 55 años cuando se trata de coplas.
Pero si hay algo que también preocupa a 'El Camborio' es la situación de los tablaos, que advierte, «pueden desaparecer si no se toman medidas urgentes»: «Si desaparecen los tablaos desaparece más del 90% de los artistas del flamenco y el flamenco», señala el guitarrista, que se suma a la reciente denuncia que la Asociación Nacional de Tablaos Flamencos de España (Antfes) ha trasladado al Ministerio de Miquel Iceta: «Tras la pandemia, después de haber estado un año cerrados, la situación es insoportable a todos los niveles. Somos empresas familiares y no hay familia que aguante esta situación de costes permanentes sin ingresos», alerta el presidente de la asociación, Juanma del Rey. «Las compañías se nutren de los artistas y los artistas de los tablaos. Si desaparecen se colapsa todo. Los tablaos flamencos de España son un patrimonio cultural de primer orden. En todos los países hay danza, música, ópera, pintura, escultura, grandes museos o grandes monumentos, Un patrimonio cultural que hay que proteger. Pero los tablaos flamencos solo están en España. Si no los protegemos nosotros, ¿Quién va a hacerlo?».
En datos, de los 93 tablaos flamencos que había en España hasta antes de la pandemia, solo un 10% ha podido abrir de forma esporádica con el levantamiento de las restricciones durante estos últimos meses y «algunos han abierto sus puertas para tener que volver a cerrarlas de nuevo», lamenta Carmona.
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