Aquello era arte degenerado y molestaba al Tercer Reich como lo hacia la fe judía. Porque más allá de su destrucción intrínseca, la Alemania Nazi fue escenario de un pillaje y expolio artístico que acabó ardiendo. Hitler se valía del terror, y el artístico eran llamas que acababan con el tenebrismo de Caravaggio, el puntillismo de Van Gogh o el modernismo desnudo y dorado de Klimt (Baumgarten, 1862 - Alsergrund, 1918), el austrohúngaro heredero de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres cuyas obras más famosas, Medicina, Jurisprudencia y filosofía, ardieron en el castillo de Immendorf, al sur de Austria, un año antes del final de la Segunda Guerra Mundial: «Hitler, en menos de una década, acumuló 6.700 cuadros. Los jerarcas nazis decidieron que solamente el arte figurativo, el que se basaba en la tradición pictórica alemana, era el que iba a valer la pena. Nunca se ha visto en la historia nada parecido al saqueo del Tercer Reich, jamás un expolio artístico implicó a tantos profesionales. Participaron directores de museos, historiadores del arte, marchantes, coleccionistas, conversadores, galeristas etc. Los nazis entendieron desde el primer momento que el arte es un vehículo magnífico para definir y controlar a la sociedad», explica el historiador Miguel Martorell (Madrid, 1963) en su ensayo El expolio Nazi.
Klimt creó esas obras entre los años 1900 y 1907 por encargo del gobierno austriaco para el techo del aula magna de la Universidad de Viena. La pintura confrontaba mito y realidad, y mezclaba a hombres y mujeres a la deriva en un trance sin rumbo, un monstruo del mar, a tres diosas, y hasta la perspectiva de la muerte. Todo fue tildado de pornografía y en exceso pervertido y tal fue el revuelo que causaron, que las autoridades decidieron dejar de mostrarlas y guardarlas hasta que el mismo autor las recupero y vendió. Después la Alemania nazi las confiscó y quemó. De ellas apenas quedaron unas fotos en blanco y negro y los bocetos que había realizado Klimt. Hasta ahora, en que el Google Arts & Culture y el Museo Belvedere de Austria las ha recuperado gracias Machine Learning, una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada a partir de millones de imágenes y documentos históricos que pretende recuperar el color de las obras obras mediante ordenadores que desempeñan el trabajo de un lienzo o un pincel: «Hemos desarrollado una herramienta basada en Machine Learning que colorea obras de arte y la hemos aplicado a tres pinturas de Gustav Klimt que los nazis quemaron al final de la Segunda Guerra Mundial y de las que solo quedan fotografías en blanco y negro», explica Emil Wallner, Creative Coder de Google Arts & Culture Lab.
El trabajo de recuperación de las obras empezó con un fragmento de color que todavía se conservaba de Medicina. A partir de este se recopilaron 80 imágenes de cuadros de Klimt y un millones de fotos de cosas del mundo real, incluidas personas, animales, edificios, y 91.749 obras de arte que almacena Google para que un robot prendiera el sesgo de color del artista: «La reconstrucción de los colores es sinónimos de reconocer el verdadero valor y la importancia de estas destacadas obras de estas destacadas obras de arte. Por ejemplo, el algoritmo pudo imaginarse el tono de dorado que usó el artista porque empleó ese mismo recurso en otro cuadro de la época llamado Beethoven Frieze», afirma.
El robot utilizado por el equipo de la plataforma, además de colorear las pinturas, ha planteado un análisis estadístico de las obras de arte del autor y forma parte de un programa que Google Arts lanzó recientemente bajo el título Klimt vs. Klimt: El hombre de las contradicciones: «El resultado fue sorprendente porque pudimos colorear incluso las partes sobre las que no teníamos ninguna información», explica Smola. «Cuando por primera vez vi el cielo verde de Filosofía, exclamé: '¿Qué es esto?'. Me quedé asombrado porque supuse que sería azul. Fue una emoción especial, algo que nunca olvidaré. El cielo era verde esmeralda, como ya habían adelantado algunos documentos periodísticos que describían tonos verdosos en esa parte de la pintura».
El creciente uso de la Inteligencia Artificial en numerosas disciplinas como herramienta creativa abre caminos a nuevas formas de expresión. Las de Klimt no son las primeras obras en las que se emplea esta tecnología y sin ir más lejos, a principios de este verano se restituyó una obra de Rembrandt, La ronda de noche; y en 2016, creó desde cero un cuadro imitando el estilo del maestro de los países bajos.
Congreso de Inteligencia Artificial
El Independiente organiza por cuarto año consecutivo la edición 2021 del Congreso Internacional de Inteligencia Artificial que tendrá lugar el próximo viernes 26 de noviembre en Alicante, en esta ocasión en la sede de Distrito Digital Comunitat Valenciana. Como en años anteriores, este Congreso Internacional ha sido posible gracias al impulso de organismos como Suma Gestión Tributaria, de la Diputación de Alicante, y Distrito Digital de la Generalitat valenciana; además, participan empresas como Telefónica, Banco Sabadell, Huawei e Hidraqua, entre otras.
Tras un período marcado por la pandemia del coronavirus, y que fue el tema a tratar durante el evento del año anterior, durante esta edición las mesas y los expertos que estarán presentes en el congreso debatirán sobre el papel que juega la Unión Europea en la Inteligencia Artificial.
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