Todo comenzó en Marbella, la pequeña Arabia Saudí de España. Corría el año 2014 y, en medio de los estragos de la crisis económica, una empresa malagueña probaba suerte con un espectáculo de circo contemporáneo. “Era, en realidad, un ensayo con público. Un día nos visitó un príncipe saudí al que le encantó la obra. Nos dijo que quería llevársela a Arabia Saudí”, recuerda Domingo Sánchez, el alma de la compañía. La firma acabó aterrizando en tierras saudíes hace cinco años, cuando el reino comenzó a aceptar una cultura hasta entonces perseguida. 400 funciones y un ataque reivindicado por el Estado Islámico después, Domingo y los suyos mantienen la apuesta.
“Cuando nos llegó la oferta, lo primero que pensé es que ni siquiera sabía si podía hacerlo en España, como para llevar el espectáculo a 6.000 kilómetros de casa”, relata Sánchez en conversación con El Independiente. El reloj marca primera hora de la tarde en Yeda, la segunda capital de Arabia Saudí. El termómetro, en cambio, supera los 30 grados en pleno invierno saudí.
Sánchez aparece aprovechando un receso de los últimos ensayos de la compañía. En unas horas, su grupo actuará en la sesión inaugural del festival de cine internacional del Mar Rojo, la primera cita del celuloide en la historia del país, donde las proyecciones eran pecado hace tan solo tres años. “Es una obra que habla del talento y de ese momento en el que sale a escena. Arabia Saudí tiene mucho que enseñar y de eso va nuestro espectáculo”, comenta el director general de Producciones Merlín.
Su debut saudí parece un instante remoto, pero sucedió a principios de 2017. “En 2016 cerramos el acuerdo e hicimos la primera visita un año después. Fueron tres años en los que el contrato parecía inminente, pero siempre se retrasaba. Me imagino que la razón fue que se estaba produciendo el cambio en el propio país”, evoca el empresario. La producción terminó adaptándose a las entonces estrictas regulaciones del país. “Fue el primer espectáculo internacional y no podían actuar mujeres y había que respetar las leyes del reino. Así que optamos por no transformar la obra que el príncipe había visto en Málaga sino crear una propia, Kibai, para el mercado saudí”.
Primera gira en 2017
La primera de las giras comenzó a recorrer los confines saudíes en febrero de 2017. Pasó por tres de las principales ciudades, la capital Riad y las urbes de Yeda y Dammam. El público que acudió a las funciones no había visto nada igual. Literalmente. “Fue sorprendente aterrizar en el aeropuerto y ver, de repente, la publicidad de tu espectáculo en las vallas publicitarias o en las pantallas colocadas en la calle. Y luego el aplauso de los primeros asistentes. Pensar que algo que había sido creado en España iba a ser valorado aquí de ese modo parecía impensable”, rememora Sánchez.
Nosotros hemos vivido todo ese cambio. Fuimos los primeros en actuar aquí
Domingo Sánchez, DIRECTOR GENERAL DE PRODUCCIONES MERLÍN
Las primeras funciones tuvieron como escenario un país que había permanecido atrapado durante décadas en los renglones del wahabismo, una rigurosa corriente del islam suní que censura cualquier expresión artística. Donde, además, regía una escrupulosa segregación entre sexos, con gradas destinadas a familias y solteros. “Nosotros hemos vivido todo ese cambio. Fuimos los primeros en actuar aquí. No tenía nada que ver con lo que es ahora pero siempre hemos encontrado el calor saudí”, esboza.
La cultura se ha abierto paso entre el ultraconservadurismo, impulsada por las reformas sociales que lidera el príncipe heredero Mohamed bin Salman desde su salto a la primera línea sucesoria en junio de 2017. Lo que estuvo prohibido, desde los cines a los teatros o la música, ha comenzado a ser tolerado y promocionado por el régimen mientras se sigue persiguiendo la disidencia política y el activismo. “Nos han tratado estupendamente. Nos han tratado como si fuese nuestra segunda casa. Nos han dado la oportunidad de vivir sueños que por otras circunstancias no estábamos pudiendo vivir en nuestro país”, comenta Sánchez.
“Desde fuera todo el mundo veía nuestra aventura como algo extrañísimo. Nosotros, en cambio, vimos ilusión y mucho agradecimiento en las personas que asistían a nuestra obra. Y aportamos nuestro granito de arena. La gente tenía muchas ganas de vivir la cultura, el turismo y muchísimas cosas que no estaba viviendo. Esa experiencia que hemos experimentado día a día es algo que nunca olvidaremos”, reseña el director de la empresa andaluza.
El episodio más dramático
Una inmersión que conoció un episodio dramático en noviembre de 2019, prueba de las reticencias que en cierto sector de la población despertó esta veloz transformación. Emadi Emad Abdelqawi al Mansuri irrumpió en uno de los espectáculos del grupo y apuñaló a cuatro actores españoles. La agresión fue reivindicada por Al Qaeda en la Península Arábiga.
“Fue un momento delicado y de crisis, un golpe fuerte para todos. Con mucha suerte se quedó en un susto”, indica Sánchez. “Fue algo fortuito, que nos tocó a nosotros, como les podía haber tocado a cualquiera y nos tocó en Arabia, como nos podía haber tocado en España y a otras personas en cualquier parte de mundo”.
El atacante, de nacionalidad yemení y de 33 años, fue detenido por un escolta que se encontraba en el escenario y, durante el juicio, reconoció haber recibido órdenes de un líder de la sucursal de Al Qaeda en la península Arábiga, la más activa de la red fundada por Osama Bin Laden. Según la sentencia que le condenó a muerte, había participado previamente en operaciones del grupo yihadista en suelo yemení. Fue ejecutado en abril de 2020.
“Nadie está libre de un incidente como éste”, apunta quien debió acompañar a los heridos al hospital y apoyar al resto de actores, muy tocados tras la agresión. “Hubo que tomar decisiones serias para poder continuar con lo que veníamos haciendo. Recibimos mucho apoyo de Arabia Saudí y de la gente que conocemos allí. Al final es como una segunda familia y nos sentimos bastante arropados en todo este aspecto. Lo importante era continuar”.
Las funciones se retomaron dos días después, cuando la lluvia permitió regresar al parque de Riad donde se llevaba a cabo la obra. “Nuestra misión aquí es hacer feliz a la gente y entretenerla. Se quedó en un incidente y ya está. Fue una experiencia más en la vida”, admite. “Un garbanzo malo en el cocido no tiene que estropear un cocido. Lo sabemos perfectamente”.
Y el circo y sus acrobacias siguieron encandilando a la audiencia saudí. “El respeto a su tradición y su cultura es clave. Y que tenga calidad. No son tontos. Es gente que ha viajado fuera y que está acostumbrada a ver muchas cosas, aunque no las haya visto en su país. Tienen bastante criterio de lo que es bueno y malo. Lo que se les ofrece tiene que tener calidad y el precio justo. Hay quien cree que esto es un grifo del que sale dinero y que les sobra, pero no es así. Tiene que ser calidad al precio justo y debe incluir nuevas tecnologías. Ésa es la receta”.
De las fallas a la Fórmula 1
No solo han proporcionado artes circenses a la escena saudí. También han exportado joyas de la cultura española como las fallas. Hasta seis creaciones, firmadas por artistas valencianos, se levantaron en la “corniche” como representación de España, África, la India o Arabia Saudí. Una sucesión de ninots atrapó a los habitantes de Yeda en pleno estío de 2019. La multimillonaria apuesta por el ocio en el reino incluye la celebración de unos “Sanfermines”, competiciones de deportes electrónicos y la creación de parques temáticos en pleno desierto.
Hay quien cree que esto es un grifo del que sale dinero y que les sobra, pero no es así
Domingo Sánchez, DIRECTOR GENERAL DE PRODUCCIONES MERLÍN
“Es un mercado muy atractivo que está invirtiendo mucho en el sector del ocio y el entretenimiento y en cultura, turismo y deportes. Todas las grandes multinacionales se han dado cuenta. Han avanzado mucho y todo el mundo ve que hay una oportunidad de negocio”, reconoce Sánchez, muy crítico con la falta de apoyo gubernamental en España. “Al ser una empresa española con la regulación, el sistema tributario y la seguridad social que tenemos nos deja fuera de juego en muchas cosas. Los franceses o los italianos son muy fuertes. Por eso tenemos que invertir en talento y que nos compren por calidad y no por precio”.
Su próximo desafío es adjudicarse la ceremonia del gran premio de Fórmula 1 que albergará Arabia Saudí el próximo marzo. “Siempre puede haber alguien al que le moleste, pero hay mucho interés de la población. Solo hay que ver cómo se llenan los eventos. Pocos países tienen una oferta como la de Arabia Saudí en estos momentos. A nosotros nos han demostrado que si hacemos las cosas con cariño, gusto y dedicación, al final una creación es universal. Funciona en todas partes”.
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