Fue la normalización del régimen de Franco en la esfera internacional y la prueba definitiva de que el dictador había conseguido ser reconocido como aliado de la mayor potencia militar en plena Guerra Fría. Allí había mas de 500 periodistas, 10 autobuses, 15 cabinas de locución, 110 aparatos telefónicos y un millón y medio de personas; y aquella fotografía iba a replicarse hasta la extenuación por la potencia que atesoraba.
El avión del presidente norteamericano Ike Eisenhower (Texas, 1890 – Washington, 1969) aterrizaba en la base aérea de Torrejón de Ardoz a las 16:21 de la tarde de invierno del 21 de diciembre de 1959, hace hoy 62 años. Ike descendía como un soñado mister Marshall la escalinata del Boeing 707 que le transportaba en gira por once países durante la parte final de su presidencia y para consolidar los vínculos estadounidenses con «países fuera de la órbita comunista y con Estados indecisos». Franco lo esperaba vestido con el uniforme de capitán general de los ejércitos y con la cruz laureada al pecho: «Permitidme que os exprese en nombre del pueblo español y en el mío propio nuestra rendida admiración por la tarea a la que os habéis entregado con tanto coraje personal, nuestra gratitud por haber venido a visitarnos y a informarnos sobre vuestro trascendental viaje» exclamó el generalísimo.
El «amigo americano» de España, como así lo llamaron desde entonces, fue el primer Jefe de Estado de una potencia mundial que se entrevistó con el generalísimo después de que en 1940 lo hiciera Adolf Hitler en Hendaya, y lo hizo, pese al rechazo de su país, el aclamo del que visitaba, y en un afán de lucha contra el comunismo: «En EEUU no todo el mundo apoyaba la visita de Eisenhower a España, sobre todo, porque realmente no había nada importante que tratar allí y porque suponía respaldar públicamente de nuevo a una dictadura», contaba ABC en su número del 22 de diciembre, que dedicó más de 20 páginas al acontecimiento. «Cuando estallaban en el aire los nombres de Ike y de Franco, el pueblo de España tanto agradecía a Franco la vista de Eisenhower a Madrid, como Eisenhower el honor que a Madrid ofrecía con su presencia. Y todo ello por la paz, por la justifica, por la libertad de los pueblos; ideales arraigados en el alma de España y de los Estados Unidos».
Invitado por el ministro español de Asuntos Exteriores Fernando Castiella, 60.000 banderas, 20.000 retratos de ambos, un millón de bombillas y 360 proyectores daban la bienvenida a un Eisenhower que impulsó el crecimiento económico sin precedentes de los años sesenta y principios de los setenta, y transformó la sociedad, la cultura y la mentalidad de los españoles, con unas consecuencias tan previsibles como imprevisibles. Además, aunque la Comunidad Internacional había censurado en 1945 el ingreso de España en la ONU, ahora, bajo el respaldo de los Estados Unidos, comenzaba a «hacer la vista gorda» ante la falta de garantías constitucionales del régimen de Franco. Así, el apoyo estadounidense también facilitó el ingreso de España en la Organización Mundial de Salud, la UNESCO y la OIT, y en 1955, en las Naciones Unidas.
Pero las relaciones entre Estados Unidos y España no empezaron ese día. Previamente, en 1953, ya se habían producido los acuerdos defensivos y de ayuda económica con Estados Unidos, que se saldaron con la construcción de las bases militares de Torrejón de Ardoz en Madrid, Rota en Cádiz, Morón de la Frontera en Sevilla y Zaragoza.
La carta de Eisenhower al caudillo
El presidente de los Estados Unidos reiteró en varias ocasiones la amistad que le unía a Franco y, tras su visita a la capital, le dio las gracias por sus opiniones sobre el comunismo con una carta replicada en el libro Las cartas de Franco:
«Querido General Franco: Le agradezco su carta interesante y cordial del 18 corriente que me entregó su Ministro de Asuntos Exteriores cuando me visitó el 23 de marzo. […] Ya sabe usted cuánto gocé mi estancia en esa impresionante capital. Sus puntos de vista sobre el movimiento del comunismo soviético me interesaron considerablemente. Comparto su opinión de que la ofensiva comunista no es hoy exclusivamente militar, sino principalmente política y económica. Coincido […] de que sólo la ayuda económica norteamericana no puede conseguir el desarrollo económico y estabilidad política a que aspiran Latino América y otras naciones. Estos objetivos pueden únicamente alcanzarse a través de los esfuerzos de los países en cuestión, como me subrayaron los mismos líderes latinoamericanos.
« Nuestra esperanza es de que sigan por ese camino hasta que un día el régimen soviético no constituya una amenaza para el resto del mundo. »
Es alentador notar que, aun con una dictadura comunista, el gobierno soviético ha hecho algunos cambios que representan mejores condiciones de vida para el pueblo ruso de las que existían durante los tiempos de Stalin. Nuestra esperanza es de que sigan por ese camino hasta que un día el régimen soviético no constituya una amenaza para el resto del mundo. Nuestra política de intercambio de personas e ideas con los países del bloque soviético está encaminada a promover dicha tendencia. Es para mi evidente, sin embargo, que no podemos permitirnos suavizar nuestra pugna con el comunismo en la esperanza de que eventualmente se convierta en un sistema en que podamos confiar».
Los otros presidentes estadounidenses que han visitado España
Tras la visita de Eisenhower en 1959, tuvieron que pasar once años para que se produjese otra visita oficial desde Estados Unidos. Fue la de Richard Nixon, que llegó al aeropuerto de Barajas el 2 de octubre de 1970. Allí lo recibió Francisco Franco y su esposa Carmen Polo, los principales miembros del gobierno de entonces. Nixon se hospedó en el Palacio de la Moncloa (en aquel entonces el Palacio del Pardo era la residencia del jefe del Estado y la Moncloa residencia oficial para jefes de Estado que visitaban España) y allí recibió a los entonces príncipes de España Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia.
Tras Nixon, Gerald Ford viajó a Madrid el 31 de mayo de 1975, solo seis meses antes del fallecimiento del dictador y de la caída del régimen; Jimmy Carter lo hizo el 25 de junio de 1980, siendo el primer presidente de Estados Unidos que vio una España en democracia, y el primer presidente del partido demócrata que visitaba nuestro país; y Ronald Reagan visitó España en mayo de 1985, tres años después de la victoria del socialista Felipe González en las elecciones generales.
Ya en la década de los noventa se produjo la visita de George H.W. Bush durante la Conferencia de Paz de Madrid celebrada para contribuir al proceso de paz en Oriente Medio, que contó con la participaron la Unión Soviética. En 1995, Bill Clinton visitó España para acudir a la Cumbre de la Unión Europea, y más tarde, en junio de 2001, el expresidente del Gobierno, José María Aznar, recibió a George W. Bush.
El último en hacerlo fue Barack Obama en 2016, que se reunió con el Rey Felipe VI y con el entonces presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.
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