Dan Cretu, el hombre que juntó a La Mona lisa y Van Gogh en el mismo grupo de amigos

Capturar la pompa de chicle del Miguel Ángel de David, crear balones con pipas o juntar a La Mona Lisa y Van Gogh en el mismo grupo de ‘Friends’ son las muestras de deleite que nos ofrece Dan Cretu. Parodiar el arte se ha convertido en una de las mayores aficiones del artista y fotógrafo rumano y sus largas galerías de creativos montajes le han envuelto en la espiral del triunfo del siglo XXI.

Dan Cretu es un artista prolífico nacido en la ciudad rumana de Brașov en 1981. Este residente de Bucarest ha invertido sus últimos años experimentando activamente en el campo del arte. Primero pintó y restauró murales en Iglesias ortodoxas, luego escogió el camino de la fotografía, se abrió nuevas posibilidades como escultor de alimentos y en 2015 floreció como artista de collage, que es a lo que se dedica actualmente.

Como artista es un tanto diferente a cualquier escultor, pintor o creador de contenidos común. Cretu concita el favor del público y de los medios, y la mayoría de sus obras aparecen en casi todas las publicaciones de arte en línea (online). En sus obras, el artista acostumbra a combinar elementos de la cultura pop contemporánea con el arte clásico, el Renacimiento y otras piezas museísticas de indiscutible valor. La icónica escena de American Beauty bañada en reacciones sociales en lugar de pétalos, La Mona Lisa protagonizando Instinto Básico o la diosa Venus adoptando el papel de Pamela Andreson en Vigilantes de la playa son algunas de las creaciones fruto de su imaginación.

Pero las series y las películas no son el único tema en entrar en contraste con sus imágenes. El mensaje que quiere ofrecer Dan Cretu a la sociedad, aparte de la divertida disparidad, es la crítica a la sociedad de consumo, la banalidad que transmite la industria de Hollywood  y el egocentrismo de las redes sociales, haciendo de sus montajes un collage-denuncia.

Además de activista, este amante del renacentismo también es ecologista y se autodenomina como ‘ecoartista’, de hecho, este fue el principio de su interminable carrera profesional. Harto de buscar en la calle ideas para sus imágenes, el artista rumano abrió un día la nevera de su casa y se dejó inspirar por dos naranjas: “Fue el nacimiento de mi primera foto exitosa, la bicicleta naranja. Desde ese día tengo que decir que ya no veo las frutas y las verduras de la misma manera. Ahora, cada vez que voy al mercado paso minutos frente a los mostradores, tratando de imaginar mi siguiente trabajo”.

Aunque parecen obras dignas de haber pasado por la pluma de Photoshop, todas ellas son “creaciones de la naturaleza”, como él las designa, hechas con sus propias manos en un proceso artesanal sencillo que él considera como un juego, con una duración de entre tres y cuatro horas en cada obra -al menos en los trabajos comestibles- que requieren de una extremada precisión y especial concentración, ya que al ser un material perecedero hay que trabajar rápido porque puede secarse o perder brillo y forma.

El propio creador reconoce que en esta era de imágenes digitales, quien visualiza sus trabajos es capaz de apreciar la manufactura y el esfuerzo de desarrollar una idea sin tratar una imagen en el ordenador: Me encanta ver las reacciones de la gente, que muchos se pregunten si hay Photoshop de por medio. Que mi trabajo cobre vida en una foto y en origen sea un objeto vivo que he creado con mis manos, añaden satisfacción personal a lo que hago".

Sus extravagantes imágenes le han hecho atraer a más de 100.000 seguidores en Tumblr y más de 242.000 seguidores en Instagram, creándose un hueco frente a las nuevas tecnologías y proclamándose como uno de los artistas más inspiradores a nivel social.