De su icónico corsé a la camiseta marinera, y del empoderamiento femenino a la cosificación del hombre. Convertido en el enfant terrible de las pasarelas, todo, es lo que presenta Jean Paul Gaultier (Bagneux, 1952) por primera vez en España, tras su paso por La Cinémathèque française, en París, con Cine y Moda. Por Jean Paul Gaultier, una exposición coorganizada por la Fundación "la Caixa" y la organización privada francesa, que propone un viaje ecléctico que entrelaza cine y moda con grandes creadores y artistas, desde la óptica de él mismo como diseñador de vestuario y como cinéfilo.
Y es que en el dilema de casarse con su prometido o huir con el diseñador de Micheline en Falbalas, estuvo el suyo propio de dedicarse a ser modisto: «Sin el desfile de Falbalas, nunca me habría dedicado a este oficio», se repite el diseñador a menudo. «Soy lo que soy debido a una película. Fue el inicio de todo. Nunca estudié diseño, esa fue mi escuela. Es un retrato perfecto de la moda y, especialmente, de la alta costura, con desfile final incluido. Había ropa y espectáculo. Era como una obra de teatro. Al verla sentí que eso era lo que yo haría hacer», señala el francés en la presentación de la exposición.
El cine fue mi escuela de diseño. Soy lo que soy debido a una película"
jean paul gaultier
Pronto empezó entonces a dibujar bocetos y enviarlos a los creadores que admiraba; hasta que consiguió acercarse a Pierre Cardin (Italia, 1922 - Francia, 2020), conocido por sus creaciones futuristas unisex y de la revolución sexual del Blow Up (1966) de Michelangelo Antonioni. El veterano empresario acogió con los brazos abiertos a un joven Gaultier que siguió sus pasos de couturier vedette y acabó por convertirse en todo un maestro de sexualizar los cuerpos, feminizar las siluetas masculinas y dar relevancia a las mujeres poderosas impregnado de cultura angloamericana que pasa por Pink Flamingos (1972) y hasta The rocky Horror Picture Show (1975): «En 1976, cuando presenté mi primera colección en París, me consideraron un iconoclasta, apartado del buen gusto chic parisino. De hecho, solo los periodistas ingleses y japoneses hablaron y escribieron bien sobre mi desfile. Es cierto que no estaba de acuerdo con el dictado de que las mujeres deben ser a toda costa hiperfemeninas. Pero, ¿qué quiere decir eso exactamente? ¿Llevar vestidos con volantes, o con motivos, con flores, con pajaritos estampados? ¡Pues ese no es mi estilo! En Londres era al revés, yo veía a las mujeres en actitudes rebeldes», recuerda Gaultier.
Así, retirado de la primera línea desde el año 2020, su trayectoria se escribe y resume bajo el influjo del séptimo arte y, con Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier, que se inaugura hoy en CaixaForum Madrid, el diseñador explora el poder de ambas industrias en la transformación social y en su propia vida, desde la primera aguja del vestuario de El quinto elemento hasta el desfile, que asegura «representa la vida, la evolución de la sociedad. Es una puesta en escena de la evolución del mundo, la moda es un reflejo de la sociedad y de cómo cambia».
No estoy de acuerdo con el dictado de que las mujeres deben ser a toda costa hiperfemeninas"
jean paul gaultier
«Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier no es una historia exhaustiva de las relaciones entre moda y el cine, sino una inmersión en las representaciones de los roles de género, en la gran pantalla y a través del vestuario», señala la directora general adjunta de la Fundación, Elisa Durán.
En este sentido, el homenaje al séptimo arte por el hombre que contribuyó a enterrar estereotipos sociales y sexuales mediante el vestuario y bautizó su primera colección para ellos con el provocador título de Hombre objeto, tiene como eje el camino «del empoderamiento de ellas, que pasan de ser cocottes (léase, cortesanas o prostitutas) a superheroínas, a la vulnerabilidad, fragilidad y cosificación de ellos». Por eso, Gaultier contrapone a una Marilyn Monroe en Los caballeros las prefieren rubias (1953), con su platino de diva y su glamuroso maquillaje, vestida de lentejuelas, a una Brigitte Bardot libre y salvaje, despeinada y bailando descalza en Y Dios creó a la mujer (1956).
La exhibición, dedicada a la memoria de la cineasta Tonie Marshall, hija de la actriz Micheline Presle, reúne más de 100 piezas de indumentaria que se muestran en cerca de 80 looks, fragmentos de más de 90 películas, y 125 representaciones gráficas entre los que hay carteles, bocetos, fotogramas y fotografías procedentes en su mayoría de la prestigiosa colección de La Cinémathèque y de obras de prestadores nacionales e internacionales. Entre los looks icónicos del cine se encuentran vestidos que llevaron Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes (1961), Catherine Deneuve en La sirena del Misisipi (1969) y en 8 mujeres (2002), Grace Kelly en La ventana indiscreta (1954) o Penélope Cruz en La niña de tus ojos (1998). No faltan tampoco diseños de alta costura de Coco Chanel, Givenchy, Sybilla o Pertegaz.
Pero además, también hay espacio para algunas de sus creaciones más personales, como el corsé que él reversionó: «Ese corsé está inspirado en el que llevaba mi abuela. Recuerdo que ella antes de ceñírselo bebía un trago de vinagre, eso le hacía retener el aire unos segundos que era el tiempo que tenía para ajustarle el corsé. Terrible, ¿no? Ahora, no hace falta sufrir (o al menos no todo el rato) para estar guapo», comentaba.
Cine y Moda. Por Jean Paul Gaultier, está dividida en cinco ámbitos: Falbalas, el filme que marcó la trayectoria del diseñador francés; ♂ ♀, que examina los arquetipos masculinos y femeninos en la gran pantalla; Transgresiones, sobre los inicios de la androginia en Hollywood, Pop y metal, que pone de relieve la moda revolucionaria de los años 70, coincidiendo con la era espacial y el underground, y Desfile, como celebración última de la moda, y su representación en el cine.
Guiño a España: «Admiro a Almodóvar»
A su paso por España, la exposición se completa con un guiño a figuras españolas como Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Javier Bardem, Sara Montiel, y diseñadores como Cristóbal Balenciaga o Paco Rabanne.
Con el director manchego colaboró en la película Kika y también en La mala educación: «Trabajando con él me sentía en casa, yo era fan de sus películas y de las mujeres que muestra porque no son objetos sino que tienen carácter y son fuertes, como Rossy de Palma, Marisa Paredes o Victoria Abril. Pedro y yo tenemos un lenguaje visual común. Es un genio. Trabajar con él me hace más listo».
Pero de él, Gaultier ha querido destacar sobre todo su visión de la mujer. «La mujer que muestra siempre Almodóvar es una mujer fuerte, con un espíritu libre, una visión que en los 80 era muy similar a la que se tenía en París. Él fue siempre innovador y por delante de la época».
Aunque el diseñador anunció que abandonaba la moda hace dos años, es evidente que no la ha dejado del todo, y aunque no está vinculado a la costura, apunta que sigue siendo embajador de perfumes, pero ha cedido «el testigo a otros creadores» que presentan una reinterpretación de sus diseños en la semana de moda parisina. Adaptaciones que le «impresionan, en las que no soy yo, pero sigo siendo yo», señala, como la que realizó la japonesa Chitose Abe y hace un mes el belga Glenn Martens: «Es necesaria esta energía en la moda».
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