«Con los tejidos, nosotros hacemos lo que podemos. Balenciaga hace lo que quiere». La historia de Cristóbal Balenciaga (Guetaria, 1895 - Jávea, 1972) empieza y termina con una máquina de coser, el dedal y la aguja que lo convirtió en arquitecto de patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida. O eso decía él que significaba ser modisto.
Nacido en 1895 en Guetaria, un pequeño pueblo pesquero del País Vasco, Balenciaga descubrió el mundo de la moda de la mano de su madre, una costurera que contaba con clientes de las familias más elegantes y nobles de la zona. En 1917, a los 22 años, estableció su primer atelier en San Sebastián, para más tarde abrir nuevos talleres de costura en Madrid y Barcelona. Veinte años después, en 1937, se mudó a París como consecuencia de la guerra civil española y el impacto que tuvo en la sociedad, y en la capital francesa sus trabajos se convirtieron en objeto de deseo de una clientela cosmopolita de gran relevancia social, económica y cultural que lo consagraron como el modisto más caro de la ciudad. Sus diseños comenzaron a alcanzar cifras hasta 10 veces mayores que las del resto de diseñadores, liderando una revolución de la moda que le valió la admiración de famosos coetáneos y compañeros de profesión, a la par que las críticas que lo tildaron de radical.
Puntual, metódico y alérgico a la frivolidad que rodea al mundo de la moda, en sus talleres reinaba el tacón bajo, la falda por debajo de la rodilla y la manga tres cuartos. Balenciaga formaba parte de esa moda sobria y elegante que mezclaba comodidad, pureza en las líneas y tradición española, y que conquistaba a algunas de las grandes figuras de la época como Grace Kelly o la reina Fabiola de Bélgica, para quien el maestro de Alta Costura de Getaria hizo el vestido de novia: “Es una pieza que está hecha con un maravilloso tejido donde el vestido y la cola son una única pieza, están cosidas con algunos pequeños trucos. La capa, que arranca desde los hombros, mide tres metros, aunque con una anchura muy considerable de 2,2 metros y está ribeteada por un visón blanco”, explicó a Vanity Fair, Igor Uria, director de colecciones del Museo Balenciaga.
Para el diseñador español lo importante no era el número de tiendas que tenía repartidas en todo el mundo, sino su impacto en el sector y el “prestigio que quedaba en él, que no la fama, porque es efímera”, decía.
Y precisamente en el prestigió ha quedado también su recuerdo. En 1968, la alta costura empezaba a hacerse a un lado para cederle paso al prêt-à-porter, un movimiento rechazado por completo por el diseñador vasco y que supuso su retirada en el mundo de la moda tras 50 años en activo, y pese a ser considerado como el más grande diseñador de la segunda mitad del siglo XX.
A pesar de ello, su estilo seguiría irradiándose durante más de dos décadas, directamente o a través de los muchos modistos que formó en sus talleres, como André Courréges, Óscar de la Renta o Nicolás Ghesquière, que han hecho de Balenciaga una de las firmas de moda más influyentes y deseadas.
'Carácter', la exposición del universo Balenciaga "desde el interior"
En el contexto del 50 aniversario de su muerte, que se conmemora hoy, y en la localidad guipuzcoana que lo vio nacer, el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria (Gipuzkoa) presenta la exposición Carácter/Izaera, sobre los rasgos que hacen reconocible la autoría del creador guipuzcoano en las prendas; desde las siluetas historicistas de finales de los años 30, hasta las formas más abstractas de los 60, pasando por las líneas icónicas de los años 50, y las formas y volúmenes: "La exposición tiene como objetivo mostrar una nueva perspectiva de la obra de Cristóbal Balenciaga, al mismo tiempo que difunde la labor del Museo, acercando ambas a la comprensión del público", señalan desde el museo.
Comisariada por Igor Uria, director de Colecciones del Museo Cristóbal
Balenciaga, esta muestra exhibe 90 piezas repartidas en cinco salas en
las que apreciar siluetas, volúmenes, tejidos y bordados, y descubrir
ese mundo interior, muchas veces oculto, que el corte, la técnica y los
acabados de alta costura hacen posible: "El Museo Balenciaga es la única institución en el mundo que, de forma permanente, custodia, investiga y difunde la figura y la obra de Balenciaga, no solo en este 50 aniversario, sino todos los años desde su fundación. Su existencia es, por sí misma, el mejor homenaje, y la labor diaria que realizamos, nuestro humilde tributo a este gran creador".
La exposición plantea cuestiones como ¿Qué es «un Balenciaga»? ¿Qué lo
distingue? ¿Cómo se reconoce? ¿Qué le da carácter? Desde su reconocible
silueta exterior hasta los exquisitos acabados interiores de la alta costura,
la muestra nos revela esos detalles ocultos que hacen de la obra de
Balenciaga un referente en la moda del siglo XX y fuente de inspiración
para la creación contemporánea.
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