Han dejado de ser las víctimas de un asesinato acometido por excéntricos de sombrero Fedora y gabardina, y roto con el arquetipo de investigador privado o policía solitario y atormentado. Las mujeres han tomado las riendas en la investigación de crímenes en la novela negra española, que desde hace unos años, experimenta en este género literario un protagonismo que parecía difícil cuando los vagones del Orient Express fueron los elegidos por la reina del misterio Agatha Christie en 1934 para Asesinato en el Orient Express, o en los 90 de las faldas de tubo entalladas o de corte evasé cuando Alicia Giménez Bartlett dió vida a su Petra Delicado, y Lourdes Ortiz publicó Picadura mortal.
Tras ellas se han ido incorporando al género otras escritoras como Rosa Montero, Carmen Posadas, Dolores Redondo, Eva García Sáenz de Urturi, Nieves Abarca, Marta Sanz, Mercedes Castro, Susana Hernández, Ana Lena Rivera o Arantza Portabales (San Sebastián, 1973), entre otras, que reescribe ahora la que fue su primera novela, Sobreviviendo, un thriller protagonizado por una mujer que se presenta al primer programa de telerrealidad de España: "El primer Gran Hermano produjo un shock en la sociedad porque era la primera vez que la gente nos abría la puerta de su intimidad. Hemos pasado de sorprendernos por ello a pensar que lo que no sale en televisión o en las redes sociales no existe. Sobreviviendo es una novela que nos ayuda a ver cómo éramos y como somos; una novela donde darse cuenta de lo fácil que juzgamos y lo difícil que conocemos, que habla de la renuncia, de como hay que reinventarse o de lo que hay que hacer para sobrevivir. Sobreviviendo tiene múltiples lecturas, como todas mis novelas", explica la escritora en palabras para El Independiente.
Desde que Sobreviviendo se gestara, en 2014, Arantza ha publicado Deje su mensaje después de la señal, obra finalista del Premio San Clemente y Premio Novela Europea Casino de Santiago; Belleza roja, ganadora del Premio Frei Martín Sarmiento y La vida secreta de Úrsula Bas, novelas con las que se ha consagrado en el género negro, protagonizadas por la carismática pareja de policías Santi Abad y Ana Barroso: "Como escritora quería escribir lo que había leído de pequeña. Escribo de la vida y la vida muchas veces es horror, es negra. Supongo que de ahí el que me decantara por la novela negra. Me permite mostrar a la gente por dentro. La novela negra es algo que siempre ha estado ahí, pero si cuando era pequeña las mujeres no cogían ni un autobús, mucho menos iban a escribir un libro. Con el tiempo las mujeres hemos abarcado otros espacios sociales, y la literatura, o la novela, no iban a ser una excepción. ¿Por qué tenemos que pensar que la mujer tiene que escribir en rosa? Igual se esperaba que hiciéramos eso como sociedad", señala.
Parecida es la opinión de Bartlett que a escasos días de publicar también su nueva novela, La presidenta, el primer caso de dos inspectoras que "van a hacer historia: novatas, peculiares y hermanas", habla de un boom que "espero que no decaiga, que no sea realmente un boom o una moda. Cuando to empecé a escribir, hace 20 años, éramos mis colegas masculinos y yo, sí que ha habido una incorporación de la mujer al género pero me da miedo", afirma a este periódico la castellanomanchega; o la de la escritora Susana Martín Gijón, que también considera que, a pesar de que la reina de la novela negra o policíaca es Agatha Christie, este ha sido un género que hasta ahora “ha estado muy dominado por los hombres” y se ha felicitado de que en España la situación empiece también a cambiar y las editoriales apuesten por las mujeres.
La novela negra en España ha experimentado un auge durante los últimos años que dos exponentes del género que los expertos han atribuido a la calidad y el interés editorial que ha despertado una nueva generación de autores: "No sólo es una cuestión de moda. La novela negra lleva un tiempo en auge y es posible que las editoriales hayan visto una oportunidad de negocio porque han surgido españoles a la altura. Podría citar unos veinte o veinticinco que están aportando mucho", expresan. "La novela negra y criminal ha encontrado, al fin, el lugar dentro de las preferencias lectoras de nuestro país que siempre debió tener, el que ocupa en otros países y que, por distintas razones, no había llegado a darse aquí. La apertura que supuso el éxito de este tipo de novelas que provenían de otras latitudes abrió el camino para que muchos autores españoles nos pusiéramos manos a la obra".
Pero además, entre las causas de este fenómeno, señalan que, en un país marcado en la última década por la corrupción política y la crisis económica, "la novela negra suele dejar muy clara esa conexión con la realidad social" y nos permite ver nuestro reflejo en muchos de los perdedores que pueblan la ficción criminal.
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