Nunca se había hecho. Puede parecernos que en algún momento hemos asistido a alguna serie documental en la que se plantee en detalle, en lo concreto, qué cambios afectarán a nuestra vida cuando empecemos de verdad a tomarnos en serio nuestro futuro y el de nuestros hijos. Alguien que nos hable de lo que podríamos hacer hoy, ahora. Pero la suya es la primera, y ha tenido que ser financiada a golpe de crowdfunding, o sea, pagada por voluntarios. La captación de dinero particular más importante hasta la fecha en el ámbito medioambiental.
A los gobiernos e instituciones se les llena la boca y a veces el programa electoral con anuncios para paliar el cambio climático, pero lo cierto es que cambiar, se cambia poco. Crisis, y seria, la que se avecina, según los científicos que forman parte de Hope, una red social llena de vídeos dedicada a analizar qué hay de cierto en todo cuando se dice sobre el tema, y que incluye un punto de vista completamente práctico y concreto sobre el tema. Javier Peña es su creador.
Pregunta.- ¿Cómo comenzó la idea de crear Hope?
Respuesta.- Coincidieron en 2018, por un lado el informe del panel de expertos de la ONU sobre el desastre que se nos viene encima, y por el otro el nacimiento de mi hijo. Las fechas límite de los informes científicos, 2030, 2040… cobraron otra dimensión. Necesitaba hacer algo.
P.- Lo primero que llama la atención es que no hay detrás de tus iniciativas ninguna firma institucional ni corporativa. ¿Cómo consigues avanzar?
R.- Pues somos nosotros, los ciudadanos concienciados, los que tenemos la clave aquí. Es la gente la que consigue que los vídeos tengan quinientos millones de visualizaciones. Son los particulares los que deciden ser uno de los más de millón y medio de seguidores, y son los voluntarios los que han aportado entre todos cerca de 140.000 euros para realizar esa serie documental que estamos creando. El verdadero poder se encuentra en nosotros, mediante la ciudadanía activa, y en cuatro ejes concretos: consumo, movilización, voto y hábitos. Se trata de hacer un consumo responsable, de movilizarnos pacíficamente pero con decisión, de hacer que nuestro voto vaya hacia gobiernos que apoyen políticas sostenibles para el planeta, y también de introducir en nuestra vida hábitos concretos que contribuyan a un mundo mejor. Solo así, con la transformación sistémica, cambiaremos el curso de la Historia, todos y cada uno de nosotros somos una parte importante de la solución.
P.- ¿No es extraño que el cambio climático sea una de las mayores preocupaciones de la población en las encuestas, pero a la hora de la verdad no parece inclinar las balanzas en las elecciones? ¿Las instituciones hacen lo que pueden?
R.- Sinceramente, creo que no se atreven. Si cumplieran con los acuerdos de París y con los compromisos mínimos adquiridos, algo cambiaría. Hay una especie de timidez institucional que acaba siendo criminal, porque los efectos ya están siendo devastadores. Se habla estos días del drama de la guerra, que lo es, pero no olvidemos que hay tres veces más población desplazada de sus lugares de origen por efecto del cambio climático que por conflictos en el mundo. En muchos aspectos seguimos como si estuviésemos en 1990.
P.- ¿Creemos todavía que la cosa no va con nosotros?
R.- Como no nos “llega el agua al cuello”, aunque el nivel del mar aumenta cada año, muchos piensan que son otros los que tienen que hacer algo. Yo siempre digo que un pequeño gesto como cambiarse a una compañía de energía que se base en renovables es una simple llamada telefónica y poco más. En la serie lo explicaremos a conciencia, nunca mejor dicho.
P.- Haber sido creador de contenidos audiovisuales para redes sociales antes de llevar a cabo estas iniciativas ¿ayuda?
R.- Durante mucho tiempo compaginé ese trabajo con mi afición, que era concienciar de la importancia de la crisis climática. Decidí apostar fuerte por este tema, y creo que es lo mejor que pude hacer. Es evidente que el sustrato que uno aporte se va a notar en lo que hagamos. Procuraremos que nuestra serie sea didáctica, pero también es importante que sea entretenida. El mensaje debe llegar. Y la experiencia actual en redes nos sirve mucho para eso.
P.- Hablando de redes sociales, me imagino que habrá montañas de desinformación y de negacionistas circulando en la red. ¿Qué hacéis para combatir eso?
R.- Una de las primeras cosas que hicimos fue crear un consejo asesor compuesto por algunos de los mejores científicos en cada materia para asegurarnos de que todo lo que se cuenta en el canal es riguroso. Afortunadamente, quedan pocos que nieguen la evidencia. Es como oponerse a la Ley de la gravedad. Ni las petroleras, que habían gastado enormes sumas de dinero en discutirlo, ya no lo niegan.
P.- ¿Será complicado contar una mala noticia con unas cuantas incomodidades en un formato de entretenimiento?
R.- Las incomodidades no son tantas, es más bien cuestión de conciencia. Estás más cómodo cuando haces lo que piensas. Y el formato se está pactando con algunos medios, que tienen experiencia en entretener. Lo más importante es que en los medios haya hueco para todo tipo de contenidos, y los relacionados con el medio ambiente dejen de estar absolutamente relegados. Se ha dedicado más tiempo en los medios al tortazo de Will Smith en unos días, que a la crisis climática en todo el año.
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