“Una anomalía”, así califica Joan Matabosh la ausencia de la programación del coliseo madrileño de Nabucco durante 151 años. La ópera de Giuseppe Verdi (1813-1901) es una de las más populares del repertorio de todos los teatros del mundo, así que “ya era hora”, como ha manifestado el director artístico del Real. 151 años después está de vuelta.
El preestreno de verano del pasado sábado dejó buen sabor de boca y el teatro rompió en ovaciones cuando vivió el gran momento de Nabucco: Va pensiero, el coro del tercer acto que hasta ese momento sólo habían podido ver la reina Letizia y los acompañantes de la OTAN, los primeros espectadores de 151 años.
Esta producción del Teatro Real y la Ópera de Zúrich cuenta con Nicola Luisotti en la dirección musical y la puesta en escena de Andreas Homoki que traslada la acción entre judíos y babilonios al contexto de su estreno, con el norte de la península italiana dentro del imperio austrohúngaro.
Entre el 5 y el 22 de julio se podrán ver 15 representaciones con tres repartos que se alternarán en la interpretación de los papeles principales: Nabucco, los barítonos Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani y Luis Cansino; Abigaille, las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka.
Esta obra cumbre de Verdi llegó a España en el año 1844, primero a Barcelona y luego a Madrid, y se hizo prácticamente indispensable en los repertorios de teatros españoles. El Teatro Real estuvo muy vinculado desde su inauguración en 1850 a esta ópera, en las pruebas acústicas antes de su puesta en marcha se empleó el preludio de Nabucco.
Va pensiero, la revolución del coro
Cuando se estrenó en 1842 la asociación de los judíos oprimidos con los italianos invadidos por el imperio austrohúngaro fue inmediata. El Va pensiero se transformó en el himno popular del Risorgimento, el proceso de unificación italiana que, a lo largo del siglo XIX, condujo a la fusión de los diversos Estados que componían la península italiana. "Cuando Verdi compone Nabucco no sabía que iba a convertirse en un héroe", ha señalado Luisotti. El famoso compositor italiano no quería hacerse cargo de esta composición y fue la insistencia del empresario de La Scala de Milán quien le empujó a hacerlo.
Luisotti destaca cómo en Va pensiero el coro adopta, como el pueblo, en protagonismo. "Tiene una estructura musical de aria, que se entrega por primera vez al coro", lo que supone una reivindicación muy explícita de su función. "El pueblo está oprimido, no se puede mover pero cerrando los ojos puede volar. Es sencillamente mágico. Estoy encadenado, pero soy libre, libre de pensar", asegura Luisotti.
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