A Lara Moreno (Sevilla, 1978) le llegó la idea hace años y dice que esta le llevó a su "viaje más profundo", a uno que le duró desde antes de la pandemia hasta hace pocos meses. Se propuso narrar Madrid, describirla y hacerlo a través de las personas que viven en ella, sin demasiados tópicos, sin piedad y con los ojos del que habita no del que pasea. Un retrato caliente pero en frío de una ciudad que ella ve cada día más hostil, más impersonal y siempre adictiva.
"Quería hacer una foto de Madrid, quien dice Madrid dice cualquier ciudad grande. Nunca me había centrado en la ciudad como lugar narrativo y Madrid es una ciudad difícil, con tantísimas realidades en cada calle que pensé desde mi piso de la plaza de la Paja que sólo cogiendo un trocito del centro podía representarlas", explica durante una entrevista por La Ciudad, su última novela que se acaba de publicar en Lumen.
Para ello creó a tres mujeres opuestas y las hizo coincidir en un edificio de la misma plaza donde ella vivía en la capital. Una española separada y con un hijo, una mujer latina que cuida de niños y una marroquí que acaba en Madrid después de estar en Huelva en la recogida de la fresa.
Tres realidades distintas pero atravesadas por conflictos similares y ubicadas a pocos metros de distancia. Todas son madres y todas en algún momento han sufrido algún tipo de violencia. "Parten de situaciones distintas, claramente Oliva (la española) vive en una situación de privilegio respecto a las demás pero no por eso se escapa de pasar un calvario", asegura Moreno
Y es ella la que le ha hecho hacer ese "viaje tan profundo". "He intentado desmenuzar milimétricamente lo que es una relación de maltrato y que esto le puede pasar a cualquiera. Las historias de maltrato son siempre las mismas, es una cuestión de longitud que lleguen a la violencia física y al asesinato pero los primeros capítulos son iguales siempre", explica y añade que quería contar como pese a tener tantos recursos "se ve en peligro como las demás". Y lo consigue en capítulos rapidísimos donde se siente el miedo, la ira, la frustración y la incredulidad.
Aunque sabe que su peligro no es el mismo que el de las otras dos mujeres con las que comparte protagonismo y que para explicar la realidad de Madrid tenía que explicar la de la migración. "Sin ella no quedaría un retrato completo, desde hace años las grandes ciudades, e incluso las no tan grandes, son un conjunto de culturas, de nacionalidades...". Ella se ha centrado en las mujeres que abandonan sus países para cuidar a niños o limpiar casas, "porque es el único trabajo que encuentran". Una de ellas le abrió los ojos ante una realidad en la que nunca se había fijado. "Llevó años en Huelva comiendo fresas con alegría y nunca pensé en lo que ocurría en esos invernaderos", añade sobre la cantidad de personas que todos los años acuden desde Marruecos hasta nuestro país para la recogida y que vienen con la promesa de un edén y se encuentran, muchas veces, en situaciones "cercanas a la esclavitud".
A estas mujeres se las traen de sitios muy muy rurales y tienen que tener o hijos o personas mayores a su cargo para que vuelvan
"Esa migración circular en la que se supone que vienen amparadas por ambos países (España y Marruecos) y luego la realidad es que están más bien abandonas y que trabajan en un régimen bastante parecido a la esclavitud. A estas mujeres se las traen de sitios muy muy rurales y tienen que tener o hijos o personas mayores a su cargo para que vuelvan. Hay un libro, Las señoras de la fresa, que es una brutalidad. Cuenta la situación de los campos de Huelva y recoge testimonios de muchas mujeres y como ha ido cambiando la protección que tenían, que es lo que ocurre cuando quieren quedarse, las violencias...", explica.
Una violencia que Moreno considera todavía demasiado común y de la que asegura seguimos dudando en algunas ocasiones. Para ella la polémica de la nueva ley del "sólo sí es sí" demuestra esta teoría. "Me parece un avance muy importante para la sociedad pero la sociedad española todavía no está preparada para asumirlo. Cuantas leyes están saliendo que protegen a los mujeres, a los niños, cuando telediarios más tenemos que abrir con atrocidades y todavía se cuestiona... Las leyes se hacen hacia atrás, encima de cadáveres, de abusos, de violaciones... y a pesar de eso la sociedad va mucho más lenta".
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