Caminar por los pasillos del Museo Nacional del Prado es como trasladarse a 1503, cuando el Gran Capitán, tras derrotar al ejército francés que pretendía ocupar Nápoles, entró triunfante en la ciudad y se hizo cargo de su Gobierno en nombre de los Reyes Católicos, o como formar parte de las pinceladas del arte revolucionario que allí impusieron los españoles Leonardo, Miguel Ángel y Rafael, sumidos en la difusión de la cultura renacentista italiana en la península ibérica, y asistir a la llegada desde Roma de la Virgen del pezde. Lo es al menos hasta el próximo 21 de enero consecuencia de Otro Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento, la nueva exposición de la pinacoteca que, plantea un recorrido por "uno de los capítulos más fecundados y desconocidos de la cultura del Renacimiento europeo".
Organizada junto con el Museo e Real Bosco di Capodimonte de Nápoles, y con el patrocinio de la Fundación BBVA, la muestra recupera en las salas A y B del edición Jerónimos, la "experiencia erasmus" de los artistas españoles en Nápoles durante una época de intercambio cultural entre España y este reino, y ofrece "un viaje visual por una etapa cargada de interés, por un instante en el que se estaba descubriendo una nueva manera de expresión artística, que se interpretaba de otro modo y que llegaría a la península ibérica digerida, metabolizada y diferente", ha explicado el Presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, Javier Solana, en la presentación a los medios de la exposición.
"En cierta manera, se podría decir que los artistas españoles venían a Nápoles a hacer su erasmus, recogían la influencia de otros grandes artistas del momento como Leonardo, Rafael o Miguel Ángel y también llegaban a un sitio lleno de diplomáticos y con representación de la Iglesia".
Otro Renacimiento, se sale así de un panorama artístico a menudo considerado secundario respecto a los tradicionales focos del Renacimiento: Florencia y Roma, que tuvo además una decisiva trascendencia dentro de una realidad política más amplia, la de la Monarquía Hispánica, como demuestran las obras de artistas como Pedro Machuca, Bartolomé Ordoñez, Diego de Siloe, Pedro Fernández o Alonso Berruguete, entre otros, proporcionando una idea muy aproximada de lo que supusieron las novedades de ese período sin circunscribirse a una sola disciplina artística. "Es un renacimiento diferente, porque no es normativo y se sale de las corrientes tradicionales", ha afirmado.
Comisariada por Andrea Zeeza, profesor asociado de la Università degli Studi della Campania, y Riccardo Naldi, profesor de la Facultad de Letras y Filosofia de la Università degli Studi Napoli, la exposición está inscrita en un espacio arquitectónico que evoca las construcciones napolitanas de la época, y se compone de 75 obras entre pinturas, esculturas, libros y un retablo, procedentes de colecciones públicas y privadas nacionales e internacionales entre las que destacan los préstamos del Fondo Edifici di Culto del Ministero dell'Interno de Italia en su "compromiso institucional de continuar afianzando los lazos culturales entre Italia y España".
La exposición se divide en cinco secciones, desde los orígenes del Reino de Nápoles como parte del Imperio español en el umbral del siglo XVI, cuando la ciudad italiana no tenía más de cien mil habitantes y era la más poblaba de Europa después de París, hasta el asentamiento del particular Renacimiento en España, pasando por la influencia de la 'maniera moderna' como estilo de artistas como Miguel Ángel o Rafael o su entorno que, impusieron un modelo más complejo e idealizado que "aspiraba a emular la grandeza, la medida y el poder retórico del arte de los antiguos, considerado hasta entonces un modelo inasequible"; o las "águilas" del Renacimiento español, que aborda los años de gobierno del virrey Ramón Folch de Cardona (1509-22), recordados entre los más felices de la historia del reino. "Fueron también años de un extraordinario florecimiento artístico: la llegada desde Roma de la Virgen del pezde Rafael marcó un punto de inflexión en la actividad de los artistas locales, que la acogieron con gran entusiasmo".
Entre las obras expuestas destacan El descendimiento de la cruz, de Machuca y de Sabatini, el San Sebastián de Diego de Siloe, La Virgen de la Anunciación, de Caravaggio o Cristo flagelado de Diego de Siloe, entre otras obras, en un intento por descubrir nombres menos conocidos para el gran público y "de extraordinaria calidad" como Giovanni Da Nola, apodado 'El Miguel Ángel de Nápoles', por sus magníficas esculturas, Andrea di Piero Ferrucci o Pedro Fernández.
Este proyecto expositivo, tendrá continuidad en el napolitano Museo e Real Bosco di Capodimonte, tras su clausura en la pinacoteca española, donde, a palabras de Manuel Arias, comisario institucional del Museo Nacional del Prado, permitirá completar narraciones y añadir matices a la colección permanente del Museo a través del conocimiento de lo que fueron las artes plásticas en Nápoles a comienzos del siglo XVI, y hablar del protagonismo de lo hispánico en un proceso enriquecedor de interacción e intercambio con el mundo italiano".
Para la Fundación BBVA, “participar en una exposición como esta significa contribuir a ilustrar uno de los capítulos más hermosos de esta historia compartida, sobre todo por lo que significa a la hora de valorar la labor gratificante del intercambio y de demostrar que el conocimiento carece de fronteras y que precisamente en la colaboración y el diálogo surge lo mejor de nuestra creatividad”.
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