La ropa siempre ha ido más allá. Y lo ha hecho sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Elegir una prenda u otra ha hecho que, a través de un lenguaje no verbal, se muestre cómo es una persona y qué quiere que piensen de ella. Saltarse las reglas, ir en contra de lo que la sociedad indicaba que era correcto, utilizar prendas que hasta entonces no pertenecían al rango que desempeñaban ciertas personas. Así ha sido la moda desde sus orígenes: una revolución. Desde la antigüedad hasta ahora. Desde una diseñadora a una cantante. La vestimenta siempre ha estado en el foco y son muchas las que han utilizado las prendas como altavoz y un medio para ir contra el mundo.
Solo hace falta echar la vista atrás, la moda es y ha sido un reflejo de la historia de la sociedad. Hace siglos, los tejidos o accesorios indicaban a qué clase social pertenecían, una manera de distinguir a ciertos grupos sociales, e incluso el género. No hace tanto, estaba mal visto que las mujeres llevaran pantalones o vistieran ropa que se vinculaba a la parte masculina de la sociedad. Tampoco se veía bien enseñar ciertas partes del cuerpo y si, ahora con el tiempo, las reglas han cambiado es porque hubo varias mujeres que alzaron la voz y se enfrentaron a esas reglas impuestas.
Aunque parezcan vanas nimiedades, las prendas de ropa desempeñan, por lo que dicen, funciones más importantes que la de abrigarnos. Cambian nuestra visión del mundo y la visión que el mundo tiene de nosotros
Virginia woolf
Los cambios sociales han ido de la mano de los cambios en la vestimenta. La Revolución Francesa, por ejemplo, se cargó la denominada "cintura de avispa" y el corsé pasó al olvido al considerarse un símbolo de la opresión femenina debido a los problemas de salud que generaba. La mujer ha utilizado la moda como elemento reivindicativo. Lo hizo a principios del siglo XX cuando empezó a incorporarse al mundo laboral, y más tarde, en los años 40, cuando el traje de baño dio paso al bikini, un invento revolucionario que dejaba al aire el ombligo, una parte del cuerpo femenino que hasta entonces estaba censurada.
En el libro La moda es revolución. Mujeres que han cambiado el mundo a través de sus prendas, Laura Opazo aborda cómo con los años la ropa ha abanderado ciertos movimientos y cambios sociales. Ahora, en el siglo XXI las tendencias cambian de manera constante, pero aun así la imagen y el aspecto físico siguen estando en el punto de mira. En el libro, Opazo menciona a las mujeres que a lo largo de todos estos años rechazaron las normas impuestas y apostaron por vestir lo que ellas querían. Coco Chanel, Gloria Steinem, Vivienne Westwood, Cher, Madonna, Lady Di, Serena Williams, Chiara Ferragni, Rosalía, Billie Eilish o Greta Thunberg son algunas de las mujeres que protagonizan estas páginas.
Hay pocos vestidos que sean tan famosos como el "revenge dress" de Lady Di. Ocurrió la noche del 29 de junio de 1994. En un primer momento, la princesa no iba a acudir al evento que organizaba la revista Vanity Fair, pero tras ver que el príncipe Carlos admitió públicamente que, a pesar de seguir casado, salía con Camilla Parker Bowles, Diana se presentó en el evento. Y lo hizo envuelta con un vestido negro con el que desvió totalmente la atención de su humillación. Es más, su imagen al salir del coche dio la vuelta al mundo, y a día de hoy sigue mostrando cómo la moda puede utilizarse como instrumento para transmitir ciertos mensajes.
Coco Chanel
Es una de las diseñadoras más importantes de la historia de la moda. La creadora de prendas icónicas como el tweed, el pequeño bolso de piel con cadena o los zapatos bicolor, no solo rompió los cánones de belleza, dejó a un lado los corsés o la ropa incómoda. Su discurso abanderado por la naturalidad y la simplicidad hizo que los pantalones pasaran a ser uno de los grandes aliados de las mujeres de la élite inspirándose en los trajes masculinos de los marineros y los deportistas. Precisamente también diseñó ropa deportiva femenina, algo que por entonces era inusual. "También puso de moda la bisutería para que cualquier mujer pudiese llevar creaciones económicas sin la necesidad de esperar a que un hombre le regalase joyas", cuenta Laura Opazo en el libro. Chanel se convirtió en prototipo garçonnne, un símbolo de la mujer moderna y revolucionaria que sirvió de inspiración para muchas otras.
No solo las diseñadoras marcaron un antes y un después en el mundo de la moda. Artistas y cantantes han aprovechado ser objeto mediático para reivindicar ciertas cosas. Desde que Cher se hizo cantante, el mundo de la moda puso el foco sobre ella. Sorprendió a la opinión pública con los pantalones campana y su manera provocativa de vestir enseñando el ombligo, lo que por aquel entonces no estaba bien visto. También fue una las primeras mujeres en llevar transparencias, algo que le pasaba factura: la gente no se la tomaba en serio por su forma de vestir, sobre todo cuando quiso dar el salto al mundo del cine. Aun así, lo consiguió. En 1988 ganó el Oscar a mejor actriz por Hechizo de Luna, y se convirtió en referente para otras artistas como Madonna o Lady Gaga, que también se han saltado las reglas.
De las artistas al mundo del deporte. En uno de los capítulos del libro, Opazo habla sobre Serena Williams, una de las mejores tenistas de la historia. Cuando las mujeres empezaron a competir en el mundo del tenis tenían que llevar faldas largas, y aunque esto ya no sea una realidad, a día de hoy sigue habiendo reglamentos y códigos éticos en los torneos. A Serena Williams, además del tenis, siempre le ha gustado mucho la moda. De hecho, muchos de los trajes de Nike que luce en los torneos están precisamente diseñados por ella. En 2018 su estilismo se convirtió en polémica. Hacía nueve meses que dio a luz en un posparto complicado, y decidió ponerse un mono de color negro que le cubría todo el cuerpo, rompiendo así con las norma de la falda femenina. De hecho, tras las críticas, en el US Open, lució un traje negro, un tutú, y unas zapatillas en las que se podía leer "queen".
Billie Eilish es otra de las muchas artistas que ha utilizado la ropa como protesta en los últimos años. Con su ropa oversize ha demostrado que, como cantante, "no necesita llamar la atención exponiendo más de piel de lo necesario", apunta Laura Opazo en el libro.
Rihanna precisamente lo ha hecho al sentido contrario. Cuando estaba embarazada de su primer hijo, muchos la criticaron por mostrar su vientre con crop tops o blusas transparentes. Pero no es la única vez que la artista de Barbados ha ido en contra de las reglas marcadas. Fue una de las primeras que sacó el chándal a la calle y convirtió la comodidad en una bandera de libertad.
Además, en los últimos años ha dejado de lado la música y se ha centrado en ser empresaria y diseñadora. Con su marca de belleza Fenty Beauty, revolucionó el mercado. Creó productos cuyo objetivo era llegar al mayor número de personas, ofreció 50 tonos de base mientras el resto de marcas ofrecen de media 12. Lo que hizo que muchas mujeres negras que hasta entonces no habían encontrado su color en el mercado, se vieran representadas.
Con Savage x Fenty, su marca de lencería, continuó con el mismo objetivo: poner el foco en mujeres que hasta entonces se habían sentido silenciadas o al margen de la sociedad, y mostró sus cuerpos en todas sus formas: embarazadas, y de todo tipo de tallas y razas.
Chiara Ferragni, la mayor influencer
Fue la primera it girl. Revolucionó las redes sociales y fue una de las primeras que acabaría formando el mundo influencer, por entonces inexistente. Creó su blog The Blonde Salad en 2009, y desde entonces los seguidores le han subido como la espuma, ahora mismo aculuma 28,9 millones solo en Instagram. Fue la primera que empezó a abrir paso al resto de influencers, las marcas de lujo empezaron a confiar en ella, incluso llegó a desfilar para algunas.
El mes pasado, fue la presentadora de la edición número 73 del Sanremo, el festival de música italiano que decide al que será el representante del país en Eurovisión. Cuando comenzó a pensar en las piezas que llevaría para presentar el festival, junto a Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, se dieron cuenta de que no querían ropa que fuera "excéntrica o hermosa", buscaban algo más. "Sentimos la necesidad de llevar un mensaje social al escenario más popular de Italia, incluso a través de la moda", publicó la empresaria en su cuenta de Instagram.
Escogió vestidos con mensajes feministas para dar voz al movimiento. Uno de los vestidos que causó mucho revuelo es el «vestido sin vergüenza». ¿Su objetivo? "Devolver la atención a los derechos de las mujeres, sus cuerpos y cómo la disposición del cuerpo femenino por parte de ellas, lamentablemente, todavía se considera discutida y cuestionable", publicó en Instagram.
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