“Venía de México, de estar en la casa donde falleció mi padre. Cuando aterricé y abrí el móvil, tenía la sentencia en el correo. Di un bote y todo el mundo se quedó mirando”. Quien habla es Lucía Sánchez, una de las cinco hijas de Paco de Lucía y la abogada que ha protagonizado la batalla judicial que esta semana ha reconocido la autoría total del genio del flamenco sobre “Entre dos aguas”, su letra más universal, y otras 36 canciones que fueron registradas a medias con el empleado de una discográfica que actuó como simple transcriptor.
Es mediodía de este viernes y Lucía nos cita en un hotel de Mirasierra, el barrio madrileño donde reside la familia del guitarrista de Algeciras que revolucionó el flamenco, convertido en su pasaporte hacia una vida mejor. Un magistrado del Juzgado de lo Mercantil 3 de Madrid ha reconocido a Francisco Sánchez Gómez -Paco de Lucía- como el autor de las obras musicales que hasta ahora compartía con José Torregrosa Alcaraz, el empleado de Philips que trasladó las canciones a una partitura.
Un triunfo póstumo que ha liderado su hija Lucía, abogada especializada en propiedad intelectual. Fue ella la primera que en 2010, cuatro años antes del fallecimiento de Paco de Lucía en México, le advirtió de que en la mayoría de las letras de sus primeros discos, publicados en la década de 1970, figuraba Torregrosa -muerto en 2005- como coautor. “Vi que había mucho alboroto de derechos en casa. Empecé a revisar las obras en la Sgae y descubrí que muchas de aquellas obras estaban en cotitularidad con un señor que yo desconocía por completo, un tal José Torregrosa, que trabajaba en Philips, más tarde en Polygram, lo que ahora es Universal, y que se dedicaba a transcribir a la partitura las obras de los músicos que no sabían solfeo, que eran muchos”.
"Niña, te estás equivocando"
Su progenitor -evoca la abogada- se mostró escéptico al principio. “Recuerdo el momento en el que se lo dije como si fuera ahora mismo. Me respondió: 'No, niña, te estás equivocando'. Cuando le conté que tenía el 50 por ciento de la autoría de decenas de canciones, entre ellas, las de 'Entre dos aguas', no lo creía. '¿Estás segura?', preguntaba. Cuando llegaban las liquidaciones era muy difícil de descifrar. Es como la factura de la luz”, asevera. Fue Teddy Bautista, entonces presidente de la SGAE, el que terminó confirmándole que su hija estaba en lo cierto.
Aquí no tienes nada que hacer, esto era lo establecido', me decían todos
El artista flamenco era lo que en el argot se llama “un silbador”. “Los que silban y tararean la melodía para que un transcriptor la ponga sobre partitura”. La sentencia, insólita en el ámbito musical nacional, admite que “el señor Torregrosa aprovechó esta circunstancia para figurar en el registro de cerca de cuarenta obras musicales de Paco de Lucía como coautor de las mismas, en particular en la composición mundialmente conocida de ‘Entre dos aguas’ en la que aparece con un porcentaje del 50 %”.
Una impostura, probada ahora por los tribunales, que no resultó sencilla de desmontar. “A mi era algo que me sorprendía mucho, pero iba a todos los sitios y la gente me decía que era lo normal. 'Aquí no tienes nada que hacer, esto era lo establecido', me aseguraban. Lo he escuchado tantas veces y nunca me dejó de parecer injusto”, alega Lucía, que convirtió la demanda en su principal causa laboral. “Es la mayor victoria que podía haber logrado en mi carrera. Mi padre tenía una frase: 'Yo en mi vida tenía que haber hecho un solo disco y presentarlo antes de morir'. Yo creo que ya podría jubilarme porque es lo mejor y más importante que me podía pasar como abogada”.
Restitución millonaria
Lucía sonríe. Tiene razones. El proceso fue iniciado en 2012 con un intento de arbitraje siguiendo los cauces de la SGAE. “La familia del demandado se negó a llegar a ningún acuerdo”, lamenta. Los tribunales irrumpieron entonces como el espacio donde dirimir el litigio. “Cada movimiento fue un mundo. Nos llevó año y medio localizar a la parte demandada. Luego hubo que esperar la contestación y también la interrupción del juicio o la no comparecencia del abogado porque se había puesto malo”, detalla. “Son procesos muy agotadores, muy largos y moralmente te destrozan. Es un proceso muy jodido, pero el resultado es maravilloso”.
Las obras recuperadas por la familia de Paco de Lucía
Además de Entre dos aguas, figuran las siguientes como letras que la justicia reconoce a sus herederos el 100% de autoría: Gitanos Trianeros, El Tajo, Jerezana, Llanto A Cádiz, Punta Umbría, Recuerdo a Patiño, Viva la Union, En la Caleta, Llora la Seguiriya, Abril en Sevilla, Al Conquero, Que viene el coco, El Vito, Fuente Nueva, Plazuela, Rumba improvisada, Serranía de Málaga, Temas del Pueblo, Barrio de la Viña, Canastera, Cuando canta el gallo, De madrugá, Doblan campanas, Punta del Faro, Farolillo de Feria, Farruca de Lucía, Tientos del Mentidero, Percusión flamenca, La Guitarra Flamenca y Orquesta de Paco de Lucía, Fuente y caudal, Los pinares, Plaza de San Juan, Reflejo de Luna, Solera, Aires choqueros y Cepa andaluza.
El veredicto, que puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial de Madrid, condena a los herederos del transcriptor a reintegrar las cantidades embolsadas como explotación de las obras de Paco de Lucía junto al interés correspondiente tras medio siglo. También estipula 10.000 euros en concepto de indemnización por daño moral a la viuda de Paco de Lucía, Gabriela Canseco, los tres hijos de su primer matrimonio, Casilda, Lucía y Francisco Sánchez Varela, y los dos vástagos menores de edad del segundo. “Es la pregunta que muchos hacen, pero de momento no sabemos la cuantía a la que asciende”, replica.
Protagonista de una batalla que muchos tildaron de imposible, Lucía ha firmado una tarea detectivesca a la caza de pruebas y pesquisas que cementaran el caso y lo hicieran incontestable entre los togados. “Absolutamente propia de un detective. Me cogía el coche e iba en busca de alguien que tuviera una grabación. He tenido la ayuda de un equipo jurídico procesalista inigualable que ha rematado maravillosamente todas las piezas del puzzle”, apunta Lucía.
Ha sido una tarea absolutamente propia de un detective. Me cogía el coche e iba en busca de alguien que tuviera una grabación
Dos informes como pruebas
Dos informes resultaron determinantes, el de un calígrafo independiente que revisó los registros musicales y comparó las firmas de Paco de Lucía y el de un reputado flamencólogo. “La caligrafía no corresponde a la de mi padre y, en cuanto a las firmas, existen dos versiones: los porcentajes están correctos, pero las firmas están modificadas y viceversa. Ambos documentos carecen de validez”, comenta la letrada.
El segundo informe lleva la rúbrica de Faustino Núñez, catedrático de Flamencología y máster en Musicología por la Universidad de Viena. “Mi informe pericial es estrictamente técnico. El flamenco es una creación musical íntima, de soledad. No se compone con un colega. Uno se sienta y compone, en el caso de Paco, con su guitarra flamenca. Y vas probando hasta que llegas al estudio y lo grabas”, explica Faustino en conversación con este diario. “Es como quien hace un jersey precioso. Vas haciendo la parte intermedia y la final y luego lo rematas. No había nadie detrás de un gigante como Paco”, aduce.
'Entre dos aguas' fue su creación. No hay duda
Faustino Núñez, catedrático de Flamencología y máster en Musicología por la Universidad de Viena
Fue precisamente ese proceso, el de creación, el que terminó siendo determinante para el propio magistrado, después de que el experto reconstruyera los pormenores que marcaron el nacimiento de “Entre dos aguas”, la obra que mayores satisfacciones reportó al que fuera amigo de otra leyenda del flamenco, Camarón de la Isla. “Era una rumba improvisada, que fue creada sobre la marcha. Dos años antes de registrarla, Paco había incluido una obra con el título de 'Rumba improvisada' en su disco 'Fantasía flamenca'. Allí había muchas cosas de 'Entre dos aguas'. Fue su creación. No hay duda”, explica el académico gallego, quien en sala judicial dejó caer una afirmación salomónica: “En la Enciclopedia del Flamenco no aparece citado Torregrosa, y ahí aparece mencionado hasta el último palmero de un tablao de Málaga”.
“El juez dice haberse apoyado en mi informe. Es de cajón que Paco de Lucía lo iba a ganar”, comenta Faustino. Lucía admite que solucionar el embrollo se había convertido en “una obsesión”. “Mi padre me dijo: 'Mátate por mi autoría'. En la demanda no solicitamos ninguna cantidad sino la restitución del 100% de la autoría”, arguye. Su victoria resulta tan trascendental porque anticipa otras. La práctica de los transcriptores acabó hace décadas después de que la SGAE permitiera el registro aportando la obra en audio. “Y si necesitas una transcripción te cobran 30 euros”, afirma Lucía.
Hay muchos casos parecidos. Era una práctica habitual. Hasta los propios artistas pensaban que era obligatorio que el transcriptor se llevase un porcentaje
Efecto dominó
La sentencia sienta jurisprudencia y abre la puerta a otras reclamaciones no saldadas por los actos de conciliación. “Hay muchos casos parecidos. Era una práctica habitual. Hasta los propios artistas pensaban que era obligatorio que el transcriptor se llevase un porcentaje. Y había ciertos transcriptores en aquella época que cuando registraron las obras de artistas importantes, se quedaban con un porcentaje”, declara Lucía, que se muestra cauta. “Ya me han llamado artistas muy importantes pero no solo del flamenco. Ya lo iréis viendo”, desliza. “Cinco o seis transcriptores de la época firmaban estas prácticas”, apunta. “Había una suerte de normalidad. Es como quien pone los cuernos: la primera vez cuesta, pero no si lo hace cien veces”.
Nunca he sido protagonista porque he estado rodeada de protagonistas
Erigida en representante legal de la familia, Lucía reconoce que fue el contencioso de su padre el que le llevó a fundar un bufete hace más de una década y el que le lleva ahora a la primera plana. “A mi me horroriza estar delante de la cámara. Me da mucha vergüenza hablar en público y me da mucha vergüenza ser protagonista de nada. Nunca he sido protagonista porque he estado rodeada de protagonistas”, confiesa camino de la última parada de la entrevista, en la estación de metro que lleva el nombre de su padre. En sus entrañas, Lucía posa junto a un mural colosal del guitarrista pintado por los artistas Okuda y Rosh333.
“Sí he sido la gestora de todo porque me encantan. En mi familia son todos creativos, yo no. Cuando era pequeña no sabía jugar no sabía jugar a las muñecas porque no sabía crear una historia, pero sí jugaba a las oficinas o a gestionar viajes”, rememora. Lo dice en la semana en la que ha aplicado un ajuste de cuentas con el pasado. “Lo hice por la memoria de mi padre y del flamenco, porque es una defensa que estoy obligada a llevar a cabo, una responsabilidad moral y social”.
La fundación Paco de Lucía, posible destino de los derechos de autor
Su hija reconoce que, al menos parcialmente, los fondos que pueden ser recuperados si finalmente se desestima el recurso y se confirma la sentencia podrían ir a parar a la Fundación Paco de Lucía, constituida hace dos años y que tiene como misión "difundir la obra de Paco y el flamenco". "Hay que reivindicar el flamenco como la música que es. Tengo la sensación de que despreciamos lo nuestro. El flamenco es una de las músicas más complejas que hay en el mundo entero, con tantos matices y palos que no entiendo cómo no está al nivel de otras músicas como el jazz o la lírica. Creo que nuestra misión es posicionar al flamenco donde se merece", explica Lucía, quien tiene además como labor educar a los creadores en propiedad intelectual.
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