A Jane Smiley (Los Ángeles, California, 1949) el premio Pulitzer de 1992 la encontró viviendo en un pequeño pueblo de Iowa. "Podría haber ido a grandes fiestas, supongo, pero allí nadie le prestó más atención que la de un par de segundos para felicitarme y seguir con su trabajo", recuerda la autora de Heredarás la tierra, esa reinterpretación de la tragedia shakesperiana de El rey Lear en una granja del condado de Zebulon que fue un boom de ventas en 1991 y que estalló por completo cuando Michelle Pfeiffer, Jessica Lange, Jennifer Jason Leigh y Jason Robards protagonizaron su versión para el cine en 1997.
"Me dijeron que Paul Newman rechazó el papel. Me habría encantado verle a él como Larry Cook no sólo porque me habría entusiasmado conocerle sino porque ver a alguien tan apuesto y tan guapo deteriorado por la demencia habría sido muy interesante, pero creo que le tiró para atrás representar a un hombre que había abusado de sus hijas", asegura en una entrevista para El Independiente en un hotel del centro de Madrid.
Porque su rey Lear también enloquece, también llega a la demencia absoluta justo cuando le toca rendir cuentas. "Me obsesioné con esa historia en el instituto porque todo el mundo decía que era la mejor obra de Shakespeare y yo me preguntaba: '¿Por qué no hablan las mujeres y sólo habla él?'. Así que decidí reescribirla dándoles voz, quería saber qué iban a decir"; explica sobre su versión que ahora vuelve a España de la mano de la editorial Sexto Piso.
Una novela que ha envejecido muy bien. Temas como los cultivos ecológicos, la agricultura intensiva, las mujeres sin hijos y con un proyecto vital, los hombres que pierden autoridad... Son parte de una historia que se adentra en la familia tradicional americana para destrozarla desde dentro.
"Cuando vivía en Iowa y estaba escribiendo este libro éramos muy conscientes de que la agricultura moderna avanzaba por el camino equivocado, vivía en un pequeño pueblo donde estaban muy presentes las cuestiones ecológicas", recuerda y añade que además de ecologista, ella siempre ha sido una ferviente feminista. "Creo que fue en 1970 cuando estaba en Boston con mi marido, era mi novio entonces, era marxista y hablábamos sobre el conflicto de clases constantemente y una mañana me levanté temprano, fui a preparar el desayuno y cogí la revista MS, una publicación feminista, y me dije: 'Este es el problema, no el conflicto de clases'".
Un feminismo que en la novela se ve representado en las tres hijas de Larry. Al principio, Smiley presenta una panorámica de la típica familia americana y poco a poco va aumentando el zoom. No tardamos en ver a un hombre viudo con un carácter dominante sobre sus tres hijas y en descubrir que dos de ellas han sido violadas por él durante muchos años. "No pude darle un final feliz y creo que esta historia se merecía un final real", explica sobre cómo les va dando fuerza e independencia a cada una de ellas pero sin conseguir que se salven del todo.
También que ese hombre autoritario y machista que ella retrata tan bien es cada vez menos común pero que sigue existiendo y pelea por su supervivencia. "Me han prohibido decir ni siquiera su nombre", dice con un gesto de desprecio al ser preguntada por Trump y su reflejo en ese tipo de hombre. "Bueno, lo lamentaré pero te diré que hay partes de Estados Unidos en la que los hombres se siguen considerando los jefes y a medida que van perdiendo poder muestran una mayor determinación por conservarlo. No son la mayoría, y los demás estamos ahí esperando para echarles, deshacernos de ellos, pero de momento no tenemos mucha suerte, no es una situación feliz", comenta.
Reagan era un vendedor idiota que vendía exactamente a cada uno lo que quería, incluso cuando era algo negativo para ellos"
También que no considera que Trump haya sido lo peor que le haya pasado a su país. "Cuando Ronald Reagan fue elegido presidente no me enteré hasta la mañana siguiente. Tenía a mi bebé en brazos, encendí la televisión y vi que había ganado. Empecé a llorar porque noté que aquello era muy malo y eso que no sabía hasta que punto iba llegar. Él fue el que más daño ha causado hasta la fecha", recuerda. Y añade que Reagan era como un "vendedor idiota que vendía exactamente a cada uno lo que quería, incluso cuando era algo negativo para ellos como el jarabe de maíz".
Hace poco se topó con un artículo que le hizo llegar a una conclusión. "En EEUU hemos tenido muchos tiroteos en institutos y toda la derecha cuando ocurren estas desgracias, dice: 'Rezamos por esa pobre gente', pero cuando escuchan que hay mujeres abortando en vez de rezar por los embriones, prohíben el aborto. Pues que recen por los embriones y prohíban las armas, que salven a los niños de los institutos que parece que para ellos son menos importantes que las armas y que los embriones", añade en el único momento de toda la entrevista en la que deja de sonreír.
Luego vuelve a su libro y a las familias, y a cómo la suya es distinta y feliz. "No tengo nada que ver con la familia tradicional. Me he casado cuatro veces y tengo hijos de dos maridos distintos. Alguna vez pensé que esto podía hacerles daño, pero me he dado cuenta de que han sido muy felices porque se han ido incorporando personas nuevas y buenas a la familia". Y añade que es muy común que se junten la mayoría en Navidad o alguna que otra fiesta. "Si tienes suerte, al final te aceptas como eres", sentencia.
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