A través de láminas de hormigón enrollable, los arquitectos españoles Alberto Cendoya y Diego López bajo el amparo de la Fundación Norman Foster han creado un caparazón que podría ser la solución para aquellos que viven bajo lonas y con paredes móviles. El arquitecto británico ha querido crear con su fundación y junto a la constructora Holcim "el prototipo de vivienda para satisfacer las necesidades humanas básicas, proporcionando seguridad, comodidad y bienestar a las personas desplazadas, que pueden llegar a vivir décadas en asentamientos temporales" y acaba de presentarlas en la Time Space Existence Exhibition, con motivo del lanzamiento de la Bienal de Arquitectura de Venecia.
Según el propio Foster, en declaraciones al Financial Times, a muchas de las personas que se quedan sin hogar, como ha ocurrido con 2,5 millones de turcos tras el terremoto de febrero de este año, lo que se les ofrece son tiendas de campaña que están diseñadas para aguantar unos meses, pero donde pueden llegar a vivir durante muchos años. "Montamos la mejor carpa que tiene la ONU en un patio y nos dimos cuenta que no tiene protección real contra los elementos y que aunque está diseñada con alta tecnología sigue siendo una carpa, es decir, no tiene ventanas ni corre el aire", afirma.
Por eso comenzaron a pensar cómo hacer que esas "tiendas" fueran lo más parecido a un hogar siendo conscientes de los problemas que se encuentran en esos lugares para construir, la necesidad de cierta rapidez y pensando en una construcción lo más ecológica posible. "Queríamos que una tienda de campaña se convirtiese en algo lo más parecido a un hogar y que los campamentos se parezcan lo más posible a una comunidad sin crear un edificio permanente", explica Foster. El jefe de investigación y desarrollo de Holcim añade que querían ver cómo podían llevar a cabo esta iniciativa de manera sostenible, "no haciendo un refugio sino un hogar, algo que durara y no fuera desechable. ¿Podríamos minimizar su huella de carbono, aumentar su resiliencia y reutilizar materiales?".
Parece que sí. Entre la constructora y la fundación que lleva el nombre del arquitecto han conseguido diseñar el proyecto Essential Homes con edificaciones que son un híbrido entre una casa y una tienda de campaña, es decir, una construcción que no es permanente pero que tampoco tiene la fragilidad de la segunda y con una huella de CO2 un 70% menor que las estructuras tradicionales.
Todo en 36 metros cuadrados donde podría vivir una familia completa y que tiene un coste aproximado de 19.000 euros. El tejado está construido a través de láminas de hormigón enrollable y es curvo, una mezcla de cemento con una huella de carbono un 20% menor y que resulta muy fácil de instalar. Además, el suelo de la vivienda está hecho con tableros que aseguran una estabilidad térmica. Para poder verlo, han construido un prototipo a tamaño real que se encuentra en los Jardines de Marinaressa de Venecia.
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