A Francesca Thyssen-Bornemisza le ha podido el llanto en dos ocasiones. Delante de la obra Billy Jack, Jr del estadounidense Brad Kahlhamer se le han caído las lágrimas al inaugurar una exposición en la que sus obras se encuentran con las de su padre. En las que dos generaciones Thyssen muestran sus similitudes y sus diferencias.
Muy emocionada ha asegurado que el barón estaría "muy orgulloso de esta muestra", Encuentros: obras de la Colección TBA21, que a través de 22 salas en la primera planta de la pinacoteca madrileña que lleva su apellido propone un diálogo entre la recién reinstalada colección de arte moderno del museo y más de veinticinco obras de la Colección TBA21 y pone de manifiesto "la pasión coleccionista de cuatro generaciones de la familia Thyssen y examina las narrativas y sensibilidades transhistóricas que se dan cita en sus respectivas colecciones".
"Es un momento muy emotivo para mí. Creo que este pequeño experimento le habría hecho muy feliz y estaría orgulloso. Fue mi padre quien decidió el aspecto de cada sala y el museo ha sido muy valiente al incluir piezas de arte contemporáneo de mi colección junto a obras del siglo XVIII y XIX", ha añadido.
Si se establece un vínculo de confianza entre el Ministerio de Cultura, la dirección artística del Museo y el TBA21 las mejores obras de esta fundación pasarán a formar parte del Museo Thyssen"
Pero no se ha quedado ahí y ha vuelto a emocionarse cuando ha asegurado que está estudiando donar las obras más importantes de su fundación al museo en un futuro no muy lejano y que además lo hará "gratis". "Si se establece un vínculo de confianza entre el Ministerio de Cultura, la dirección artística del Museo y el TBA21 las mejores obras de mi colección pasarán a formar parte de la pinacoteca madrileña", ha afirmado sorprendiendo a los asistentes a la presentación de la exposición porque aunque no era la primera vez que lo mencionaba (ya lo adelantó en una entrevista a El País en diciembre de 2022) si que es la primera vez que lo hace señalando un futuro cercano. Tal y como ha comunicado, "esa confianza" se pondrá a prueba por primera vez dentro de un mes, en julio, cuando dos pinturas de Auguste Rodin que ahora mismo se encuentran en el panteón familiar donde está enterrado Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, en el castillo de Schloss Landsberg (Alemania), se expondrán sin fecha de devolución junto a los rodin que pertenecen a la colección Carmen Thyssen.
25 obras de la Colección TBA21
Para Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, este "es un gran día para la pinacoteca y para la colección de Francesca". "Las relaciones no siempre han sido sencillas y nos ha costado mucho poder hacer proyectos conjuntos pero desde 2016, cuando Méndez de Vigo nos dio autorización, no hemos parado", ha comentado sobre la "mala imagen" de exponer arte de una fundación privada en un museo público porque la revalorización de las obras y el posible negocio posterior.
La exposición que abre sus puertas mañana y se podrá visitar hasta el 8 de octubre es especial tanto para el Thyssen como para la hija del barón. Como añade Solana, "pese a la resistencia tradicional a hacer exposiciones de arte contemporáneo en el espacio de la colección permanente, hemos superado la última frontera que había entre nosotros y seguro que Heinrich Thyssen estaría muy contento de ver revivificadas sus salas de la colección", algo con lo que está de acuerdo Paloma Alarcó, comisaria de la misma, que explica que su "colección moderna es más clásica y esto es la continuidad del siglo XXI. Al barón le encantaba el arte moderno y ya había empezado a comprar cuando murió".
También que este tipo de "encuentros" son importantes para el museo ya que intentan atraer a un público más joven y más dinámico, además de suponer "un impulso para hablar de muchas cosas que nos interesan". Porque las obras de Francesca presentan perspectivas más modernas y rodeadas de obras más antiguas nos hacen "reflexionar".
"Este intercambio de miradas entre artistas visuales muy distanciados en el tiempo evidencia que no solo los estilos y modos de expresión cambian, sino también la propia concepción de la figura humana, del género, así como las ideas sobre identidad, naturaleza y cultura", aseguran desde la institución.
Cambios que se ven reflejados en la instalación de Vasijas de color de Ai Weiwei rodeada por Wesselmann, Lindner o Liechtenstein; por una de las fotografías de Cindy Sherman, entre Bacon o Giacometti; por la escultura de Sarah Lucas, la de Ryan Gander o Angela Bulloch. También con la instalación del único español de la lista, el joven Álvaro Urban0, titulada La vida breve (Granada, Granada).
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