A Pedro García Cuartango (Miranda de Ebro, 1955) no le corre sangre por las venas, "sino tinta". Con 14 años le dijo a su padre que iba a ser periodista y ahora con casi 70 puede presumir de haberlo sido todo en la profesión. Lector "impenitente" ha encontrado en los libros casi todo lo que buscaba aunque siendo adolescente su familia temió que perdiese la cordura por su obsesión por los clásicos rusos.
Hace unas semanas, publicó España mágica. Un viaje por los grandes secretos arqueológicos y monumentales de nuestro país (Ediciones B) y pocos días después le concedieron el Premio Luca de Tena. Exdirector de El Mundo, asegura que ponerse a los mandos del periódico le halagó el ego pero le provocó mucho sufrimiento. Ahora analiza literariamente la actualidad y la vida desde su columna en ABC.
Pregunta.- Ha sido becario, redactor de economía, jefe de sección, subdirector, director de El Mundo y, ahora, columnista en ABC. ¿Cuándo ha sido más feliz?
Respuesta.- Empecé trabajando en un periódico del movimiento antes de la muerte de Franco y el periódico se imprimía allí con linotipia, he conocido un salto tecnológico brutal y he sido más feliz en los comienzos de mi carrera cuando era un redactor de base y salía a la calle. De hecho, en El Mundo, cuando llevaba 10 a 12 años como jefe de Opinión, le pedí a Pedro J. Ramírez que me liberara de ese cargo y me dejará volver a hacer periodismo y me dijo que ni de broma, que me quería donde estaba.
P.- ¿Y cómo fue la de director de El Mundo?
No voy a desdeñar esa etapa de director en 'El Mundo' que aunque estuvo acompañada de mucho sufrimiento y de muchos conflictos fue una buenísima época"
R.- La peor a nivel personal. Muchos conflictos, mucho sacrificio personal, también te halaga el ego pero tengo dudas de si eso compensa. Lo volvería a hacer pero desde luego que he sido mucho más feliz estando en la calle, viajando, escribiendo… Pero no voy a desdeñar esa etapa de director en El Mundo que, aunque estuvo acompañada de mucho sufrimiento y de muchos conflictos, fue una buenísima época.
P.- ¿Por qué tanto sufrimiento?
R.- Por diferencias en el proyecto con la empresa que eran muy obvias. Sufres cuando eres consciente de que las condiciones de trabajo de tus compañeros no son justas, sufres cuando te obligan a aplicar un ERE del que no estás a favor, sufres con las presiones, con las críticas externas…Sufres con muchas cosas. No es un trabajo agradable, es un trabajo difícil pero tiene sus ventajas.
P.- Ahora le han dado el Luca de Tena. He oído que decía: "Esto es demasiado, no me lo merezco":
R.- Es que es verdad. Creo que hay muchos periodistas con los que he trabajado, y he admirado por su inteligencia, su trabajo y su cabeza, que son anónimos y que se hubieran merecido este premio más que yo. Lo que pasa es que al haber sido director y al tener ahora una columna en un periódico pues tengo más notoriedad.
P.- Dice que su mejor etapa fue la de redactor, buscando noticias en la calle, ¿qué tal ahora como columnista de ABC?
R.- Soy feliz escribiendo y llega un momento en el que uno ya no puede estar en la calle, no puede salir de madrugada, ni viajes ni reportajes. Y bueno, pues siempre te queda el columnismo que es una forma de mirar la realidad combinando un elemento de análisis con un elemento literario y ahora mismo me gusta mucho.
P.- Viene del periodismo clásico, del periódico en papel. ¿Qué opina del periodismo digital?
R.- El periodismo digital tiene muchas ventajas, favorece la pluralidad y permite crear medios con una inversión relativamente baja pero también ha incrementado la información convertida en espectáculo, los clics, el amarillismo y los falsos titulares. Todo lo peor. Hay publicaciones digitales serias como El Independiente, El Confidencial o El Español y luego hay otras muchas que buscan atraer al lector a través de los clics de la banalidad.
P.- ¿Ha empeorado sólo la calidad de los periódicos o también la calidad de los lectores?
R.- Ambas. Creo que los índices de lectura de periódicos han caído dramáticamente y ya no te digo en papel. Es cierto que ahora hay muchas posibilidades de informarse pero en general los periódicos han dejado de ser tan importantes como eran antes. El cuarto poder ha dejado de serlo. En la época de la Transición los medios ocupaban un papel central y ahora los medios sólo son leídos por una élite y eso es muy negativo.
Es difícil explicar por qué ha pasado, pero los medios han cometido errores, han perdido contacto con la realidad. También han sufrido las competencias de las nuevas tecnologías de la información, el mundo ha cambiado profundamente y han cambiado los hábitos de lectura y de consumo. Toda esa mezcla de factores ha incidido en que los periódicos estén en crisis. Pero no soy pesimista, creo que los periódicos se reinventarán y volverán a generar ingresos suficientes para hacer un periódico de calidad.
P.- Se lleva años hablando del fin del papel, ¿lo veremos?
R.- Sí, los datos de ventas en los quioscos son devastadores en todos los medios tradicionales. Por resumirte, las ventas de los periódicos de Madrid (donde incluyo El Mundo, ABC, El País) son ahora en torno a un 80-90% menos que a principios de siglo.
P.- Acaba de publicar un libro sobre los lugares mágicos de España, los secretos arqueológicos que tenemos olvidados, que apenas se visitan y que cuentan quienes somos. ¿Ha estado en los 45 que descubre en esta publicación?
R.- Hay muchos sitios que había visitado, quizá más de la mitad ya los conocía y fue lo que me incentivó a escribir este libro, pero el resto son el resultado de la investigación en archivos, periódicos o en Internet.
Para conocer lo que somos, nuestro presente, nuestra época contemporánea es muy conveniente mirar al pasado con una mirada de largo plazo"
PEDRO CUARTANGO
A escribir este libro me ha movido mi amor a la historia de España. Siempre he pensando que la memoria histórica está muy centrada en el pasado más reciente, hay una gran literatura sobre la Guerra Civil y la República, incluso sobre la dictadura de Primo de Rivera y la Restauración, pero si echamos la vista un más atrás hay poco conocimiento y ya si hablamos del pasado remoto que se remonta a los tartesios, los celtas, los romanos o lo árabes... A mi siempre me ha parecido que para conocer lo que somos, nuestro presente, nuestra época contemporánea es muy conveniente mirar al pasado con una mirada de largo plazo. Tenemos que dejar de pensar que nuestra historia empieza en la Guerra Civil.
Creo que, aunque hay que rascar, la huella de nuestros antepasados más lejanos sigue viva en la Península. Los tartesios, que llegaron 1.000 años a.c, los celtas, los romanos o los musulmanes. Por ejemplo, a los celtas los seguimos viendo en Galicia con la Rapa das bestas, las casas con muérdago para protegerse de las meigas, el orujo, los conjuros y otras muchas tradiciones que siguen presentes en la vida cotidiana y que tienen siglos.
P.- Se abren constantemente debates sobre la identidad española y usted los menciona en este libro. ¿Qué es realmente ser español?
R.- Hubo una polémica importante en el siglo XX entre Claudio Sánchez-Albornoz y Américo Castro, la tesis de Sánchez-Albornoz es que España es una construcción a partir de la identidad cristiana y romana pero Castro habla de la fusión de los elementos cristianos, judíos y árabes. Creo que estoy de acuerdo con la tesis de Castro y le sumaría otros sustratos mucho más antiguos como el de los celtas o los musulmanes, que estuvieron siete siglos en la Península y nos dejaron una gran herencia cultural en las palabras, la gastronomía, en su forma de construcción, en los jardines…
P.- Usted tampoco ve diferencias de identidad con otros países europeos.
R.- España es un cruce de muchas culturas y hay otros países que no lo son tanto pero todos los países son mezcla, no hay ninguna raza pura. Lo de raza pura en España es que viene de muy lejos, tiene orígenes bastante profundos. Viene de la tradición de los antiguos hidalgos medievales, de la pureza de sangre, de la Inquisición y en todos los pueblos existe ese mito de la pureza que ha servido para alentar el nacionalismo pero todos los seres humanos somos iguales, producto de la evolución y de la historia y no hay nadie biológicamente puro.
P.- Hábleme de la leyenda de Tubal y cómo llegaron los toros a la Península que menciona en el libro.
R.- Se supone que fue el primer rey que hubo en la Península y que era de origen tartesio. El quid de la cuestión es que hay quien dice que entró por Galicia y otros que entró por Cádiz. Sabemos muy poco de los tartesios, sabemos que eran viajeros, que llegaron al sur de Inglaterra, que colonizaron la Península y que fueron sin duda los que nos trajeron la tradición de los toros porque los adoraban. Ahora se han hallado restos en Sevilla, en Cádiz, en Badajoz, Huelva… Zonas donde estuvieron hace miles de años. Por ejemplo, se puede ver con templo de Melqart en Sancti Petri que marcaba con una columna de fuego lo que ellos consideraban el final del mundo civilizado.
P.- ¿Y este es entonces el principio de las corridas de toros?
R.- Ellos trajeron a la Península, si no las corridas de toros, la lucha del toro con el hombre, aunque creo que en eso hay un debate histórico, hay distintas posiciones pero la más verosímil es que la implantación de los toros llegó con ellos.
P.- ¿Es usted taurino?
R.- No me gustan los toros y no voy a los toros desde que era muy pequeño, pero estoy radicalmente en contra de su prohibición. Creo en la tolerancia, en que hay que respetar los usos de los demás. Los toros en España tienen un profundo significado cultural y es algo que tenemos que respetar. A mí no me gustan por la crueldad, me parece un ritual cruel que enlaza con tradiciones muy arcaicas donde el hombre se enfrentaba a la bestia y que atraviesa toda la mitología griega y romana.
Los toros me parecen un ritual cruel pero creo en la tolerancia y estoy radicalmente en contra de su prohibición"
Pedro garcía cuartango
A mi padre tampoco le gustaban mucho, pero cuando yo nací en Miranda de Ebro había la tradición de ir. Es que yo nací en 1955 y ha cambiado tanto España… La gente que tenemos ahora cerca de 70 años hemos vivido un salto tecnológico en la forma de vivir que ha sido brutal, los cambios que hemos visto en sólo una vida equivalen a los cambios que antes se producían durante muchos siglos.
Pertenezco a una generación que nació cuando se repartían las mercancías en carros de caballos y ahora estoy viendo las consecuencias y las posibilidades de la IA, que nos va a cambiar la vida.
P.- ¿Es verdad que su padre le dijo que se iba a volver loco por leer a los clásicos rusos siendo adolescente?
Mi padre me veía comiendo con un libro entre las piernas y me decía que dejara de leer y se enfadaba. A veces se hartaba y me decía que me iba a volver loco"
pedro garcía cuartango
R.- He sido un lector impenitente, he tenido una obsesión enfermiza por la lectura desde la infancia. En mi casa había muchos libros, mi padre era abogado y tenía una buena biblioteca. Yo leía en en la cama, en la calle, iba a la escuela y me llevaba un libro. Me acuerdo de mi padre cuando me veía comiendo con un libro entre las piernas y me decía que dejara de leer y se enfadaba, y a veces ya se hartaba y cuando me veía en la adolescencia leer a Chejov o a Dostoievski me decía que me iba a volver loco.
Mi padre murió en 1991 de una enfermedad horrorosa, la esclerosis lateral amiotrófica, la ELA, y fue como en todos los casos una terrible agonía. Fue un episodio muy duro de mi vida.
P.- Dice que discutía mucho con padre por diferencias políticas, ¿se acabaron reconciliando?
R.- Sí, al final de la vida de mi padre me reconcilie con él. Habíamos tenido diferencias políticas pero ya la relación era buena, digamos que me valora profesionalmente e intelectualmente. Mi padre era una persona conservadora, católica y de derechas y yo soy de la generación que fue a la universidad en los años 70. Éramos de izquierdas, antifranquistas, por lo tanto chocaba con mi padre políticamente. Éramos dos personas en lugares muy distintos.
El enfrentamiento duró muchos años pero siempre le respeté, le admiraba porque era una persona muy honesta y muy coherente. Sin embargo, no podía evitar discutir con él y tener enfrentamientos por nuestras distintas concepciones políticas. Me acuerdo en los 80, cuando ganó el PSOE en la democracia ya instaurada en España, que seguíamos discutiendo de política.
P.- ¿Discute de política con sus hijas?
R.- No. Es que las cosas han cambiado totalmente. La política ya no está en el centro de la conversación. Los que vivimos la Transición y todos los cambios que ocurrieron en aquella época la considerábamos un eje de nuestras vidas, ahora ha dejado de ser un tema de debate.
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