Teodoro y Anastasio lo llevaron desde Palestina hasta Galicia en una barca. Su cuerpo, decapitado, recorrió todo el Mediterráneo y subió surcando el Atlántico bordeando Portugal hasta llegar a Padrón. Cuenta la leyenda que en cuanto pusieron sus restos sobre una roca esta se derritió como la cera y asumió la forma de Santiago.

Su historia, la del  hijo de Zebedeo que fue reclutado por Jesucristo mientras pescaba con su hermano Juan, la de uno de sus discípulos favoritos que se encargó de cristianizar Hispania, al que se le apareció la Virgen de Zaragoza; provocó, y provoca, peregrinaciones masivas hacia el lugar donde se encuentran sus restos para que el apóstol perdone los pecados y desde 1643 es el patrón de España, tal y como estableció el rey Felipe IV.

Cientos de miles de cristianos viajan hasta Santiago de Compostela desde que 1222 el Papa Calixto extendiese una bula papal por la que se concedería la indulgencia plenaria cuando la festividad del día 25 cayese en domingo, lo que conocemos como año Jubileo.

Su historia también se puede contar a través del arte. Muchos artistas encontraron en el apóstol un personaje en que inspirarse y relataron a través de sus cuadros los momentos más importantes de su leyenda y su carácter.

Martirio de Santiago

Francisco de Zurbarán cuenta en esta pintura el momento exacto en el que Santiago Apóstol es decapitado. La orden la dio Herodes Agripa, al que se puede ver en el cuadro justo detrás del protagonista con un turbante.

Esta obra se encuentra en el Museo del Prado, desde donde explican que "la hipótesis sobre su procedencia descansa en su estilo, que concuerda plenamente con el que cultivaba el pintor a finales de los años treinta, y en su iconografía. Se trata de una pintura de notable calidad, realizada en un momento de plenitud del maestro".

Al parecer fue uno de los trabajos del badajocense para la iglesia de Llerena de Granada, que dependía de la Orden de Santiago. "Zurbarán prescindió de una visión dramática del martirio y ha preferido construir un cuadro -a pesar de su tema- sereno y meditativo mediante una composición muy monumental", explican desde la institución.

La traslación de los resto de Santiago a la sede de Padrón

Una de las pinturas que desde 2019 pertenece a la Fundación Catedral de Santiago es esta de Raimundo de Madrazo. La traslación de los restos de Santiago a la sede de Padrón fue la primera obra que este artista presentó en una exposición ya que la ejecutó con tan sólo 16 años, a mediados del siglo XIX.

En esta se representa el traslado desde el barco hasta la costa del cuerpo del apóstol y dicen que su maestro Mariano Fortuny le ayudó a dibujar al hombre que levanta los brazos en la parte derecha del cuadro.

Desembarco del cuerpo de Santiago Apóstol

En la Fundación Lázaro Galdiano se encuentra esta obra del Maestro de Astorga. En ella se puede ver el cuerpo de Santiago Apóstol al llegar a las costas gallegas. Data de principios del siglo XVI y se titula Desembarco del cuerpo de Santiago Apóstol y aunque trata el mismo episodio que el lienzo anterior en este ya se encuentra encima de la roca que, según la leyenda, se modeló a su imagen en cuanto la rozó.

Santiago el Mayor

Pedro Pablo Rubens realizó una serie de retratos de apóstoles donde llama poderosamente la atención este de Santiago. Mientras otros realizan actividades, como la lectura o la meditación, aquí el personaje mira fijamente al espectador. "El bordón y el sombrero simbolizan su peregrinaje por lo que los dos significados de Santiago, como apóstol y como peregrino, se funden en una única figura", explican desde el Museo del Prado donde se encuentra este lienzo.

Y añaden que "en el siglo XVII y tras el Concilio de Trento la producción de apostolados creció y Rubens, un artista muy relacionado con los dogmas cristianos y la representación de los mismos, busca potenciar la idea de sacrificio de estos doce apóstoles".

El apóstol Santiago

Algo más envejecido lo pintó Bartolomé Esteban Murillo. Con canas y arrugas en la frente y los ojos, se le identifica por el bordón que sostiene en la mano y la venera que le decora el pecho. También mirando de frente, este retrato data del siglo XVII y muestra, con un enorme libro entre las manos, a un apóstol más sabio y curtido.

Esta pintura también está custodiada por el Museo del Prado. "Está sólidamente plantado ante un fondo oscuro y tanto la tipología de su rostro como la contundencia de su anatomía nos recuerdan las enseñanzas que Murillo y sus colegas españoles recibieron de la pintura de Ribera", explican.

Santiago Matamoros

Su leyenda se hizo más fuerte con los siglos. En esta obra de Francisco Camino aparece el apóstol luchando en la legendaria batalla de Clavijo, una de las más importantes de la Reconquista. Cuentan que el rey Ramiro I de Asturias soñó que Santiago el Mayor le aseguraba que iba a luchar junto a ellos contra los musulmanes y que así lo hizo provocando una victoria histórica.

En este cuadro se le ve a caballo con una espada luchando contra los enemigos del rey, una leyenda que corrió rápidamente por el boca a boca y que le convirtió en un símbolo aún más poderoso.

Aparición del apóstol Santiago

El valenciano Salvador Martínez Cubells interpretó a Santiago como caballero y peregrino pero lo hizo a través de dos ángeles que en este cuadro le acompañan a izquierda y derecha, uno con el escudo y otro con el bordón.

Esta obra se trata de un boceto de lo que el pintor había pensado para la cúpula de la Basílica de San Francisco el Grande y que ahora conserva el Museo del Prado. "Está dividida en dos planos, en el inferior aparecen los caballeros de las diferentes órdenes militares y en el superior, Santiago con los brazos extendidos en señal de protección", aseguran.