A María Valcárcel, mujer de Miguel Milá, le molestaba muchísimo utilizar los matamoscas en el jardín de su casa porque los consideraba horrorosos. "Voy a hacer uno elegante. Así no me criticas", le dijo el diseñador a su esposa y creó uno de sus últimos diseños, un utensilio de cuero atado a una caña de bambú.

Este invento, o está reinvención del invento, es lo que caracteriza a uno de los pioneros del diseño de nuestro país. "El progreso de mucha gente en realidad consiste en destrozar a pesar de volver a empezar. A mí me interesa lo contrario: aprovechar todo aquello que está bien", dijo hace uno años considerándose un "conservador progresista" ya que trabaja mejorando lo que ya existe. Suyos son diseñados como la lámpara TMC, la lámpara cesta (que ahora vuelve a estar muy de moda) o el banco neoromántico que podemos encontrar en muchas ciudades españolas. Porque para él, citando la frase del torero El Gallo, "clásico es aquello que no se puede hacer mejor".

Miguel Milá (Barcelona, 1931) nació en una familia donde la cultura era una pasión. Vivían todos en un terreno en Esplugues donde en la puerta se podía leer: "Cuidado: hay muchos niños". Su tío, Pedro Milá Camps, le encargó a Gaudí la célebre Casa Milá, conocida como La Pedrera, y fue su hermano Alfonso quien le dio su primer trabajo como interiorista en el estudio de arquitectura que compartía con Federico Correa, en los años 50.

Él también estaba estudiando Arquitectura aunque no tardó en dejarlo cuando por la falta de nuevas ideas (él aseguró que en aquella época todo era muy ñoño) comenzó a diseñar sus propios muebles y lámparas y se centró en lo que entonces no era ni una profesión: el diseño. "Lo dejé pero me fue muy útil. Fui tan mal estudiante que estuve muchos años y conocí a un montón de arquitectos", asegura en su documental producido por Santa&Cole.

A los tres años fundó TRAMO junto a Francisco Ribas Barangé y Eduardo Pérez Ulibarri, ambos amigos y arquitectos, y se centraron el el diseño y la producción de mobiliario. Aquí llegan las primeras versiones de sus famosísimas lamparas: la TMC, en 1958, y la TMM, en 1961, que han estado presentes desde entonces y que marcas con Zara han reinterpretado a bajo coste.

Aunque su primera lámpara, la que dio pie a todas las siguientes, fue una petición de su tía Nuria, de ahí que la llamase TN. "Quería una cosa muy simple y le hice una que podía subir y bajar, ahora la veo un poco compleja pero fue la primera", aseguraba. Y que fue perfeccionando haciéndola cada vez más sencilla hasta llegar a la que hoy se vende por casi 800 euros, de madera y con tan sólo tres piezas, se ha convertido en una de sus obras maestras.

Su obra no tardó en ser reconocida tanto a nivel comercial, pronto montó su propia empresa, como por el resto de sus compañeros. De 1974 a 1984 fue presidente de la ADI-FAD y en 1987 se le otorgó el primer Premio Nacional de Diseño. Ocho años más tarde vería la luz uno de sus grandes 'hits': el banco neoromántico que diseñó en 1995. "Es una versión del banco con patas más ligeras y ergonómicas de fundición de aluminio en vez de hierro, listones más anchos y robustos conformando un perfil ergonómico característico, más cómodo, y alzado a una altura más conveniente, para sentarse y levantarse con mayor facilidad", para todas las edades.", lo definen y es que ahora forma parte del mobiliario urbano de muchas ciudades y es una imagen indiscutible de Barcelona.

Santa&Cole
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Museo del diseño de Barcelona.
Museo del diseño de Barcelona.
Santa&Cole
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Y es en Barcelona donde le entrevistan mientras entra en una ferretería ya con los ochenta bastante gastados y asegura que esa es su verdadera pasión. "Me encantaría vivir cerca de aquí. Tengo hambre de herramientas, no compró lo que me es útil sino lo que me va a servir de utilidad", explicaba.

Porque, como comentó, sigue la máxima que le dijo su padre: "'Se útil y te utilizarán' y yo he intentando ser lo más útil posible". "En realidad soy un diseñador preindustrial. Me siento más cómodo con aquellos procedimientos técnicos que me permiten corregir errores, experimentar durante el proceso y controlarlo al máximo", aseguró el que todavía sigue activo.