La vida de Amy Winehouse consistió en levantarse una vez detrás de otra. Desde muy pequeña, su cabeza decidió ir contra ella y trasladarla a lugares brillantes y oscuros convertidos en una montaña rusa de picos de felicidad extrema y una tristeza inmanejable. Su historia es muy conocida, la cantante y compositora que había tocado el éxito con canciones poco adscritas a modas, con una voz que parecía no pertenecer a ella y que murió como lo hacen los malditos, como Jimmy Hendrix, Morrison o Janis Joplin, a los 27 años y rodeada de botellas de vodka.
Hoy la gran voz británica cumpliría 40 años. Sería, quizás, una persona distinta. Seguiría o no en su casa de Camden y habría pasado otra veintena de caídas a los infiernos y recuperaciones milagrosas. Habría conseguido salir del bucle de su exmarido Blake Fielder-Civil, zafarse del ansia de dinero de su padre, dejar de quebrarse en los conciertos. Podría haber seguido igual.
"Amy llegó al mundo un 14 de septiembre, cuatro días después de la fecha indicada. Bromeábamos diciendo que Amy siempre llegaba tarde a todo, incluso a su nacimiento", dijeron el pasado mes de julio sus padres, Mitch y Janis, al diario The Telegraph al que le habían entregado sus diarios manuscritos que ahora son parte del libro In Her Words, donde se recogen parte de los cuadernos que Winehouse fue escribiendo y dibujando durante toda su vida. Donde cuenta que quizá también llegó tarde a la época que le habría acogido mejor.
En ellos se puede ver el carácter, el miedo, la felicidad, hasta el talento. Quería ser alguien que el resto respetase, que reconociese. Escribía poesías, letras que podrían haber sido de canciones, cuenta que se sabe distinta y le alegra; también que hay un lado suyo que le gusta poco.
Se define como "la loca de la clase" y se hace fuerte pensando que quiere ser "diferente y con estilo propio"
Aparece una Amy adolescente, con un claro interés por destacar. Se define como "la loca de la clase" y se hace fuerte pensando que quiere ser "diferente y con estilo propio". Habla de que quiere ser actriz, tener cientos de pares de zapatos, comprarse una casa grande, cantar con los mejores, hasta imagina que la prensa le pregunta y ella pide calma. Y asegura que le encanta "ser ruidosa y hablar con la gente".
Y sueña también del amor o de lo que ella con 16 años fantaseaba con tener. "Suelo preguntarme si hay alguien tan loco como yo. Un chico con el pelo oscuro, que lleve gafas. Los piercings son opcionales pero mejor que tenga acento escocés o irlandés", escribió. Y aseguró que veía en los amigos de su hermano a muchos posibles candidatos, que quería crecer porque su edad era una barrera, que necesitaba ser más independiente.
Y comenzó a ser cruel con ella misma. "Odio mi temperamento. A veces me carcome tanto que me pongo físicamente violenta con los que amo. Sé que por mucho que diga 'lo siento', es algo que nunca podrán perdonar", escribe. A lo que sus padres contestaron en el diario inglés que no era fácil vivir con ella, que "podía ser adorable y encantadora, pero si no era feliz, todos lo sabíamos. Pero feliz o triste, lo que le encantaba era ser el centro de atención".
"¡Solo fumar después de las comidas y no más carbohidratos, perra!", se dice así misma
En sus notas también aparecen otros problemas. Una leve mención a su bulimia, cómo le preocupaba su aspecto hasta la enfermedad. "¡Solo fumar después de las comidas y no más carbohidratos, perra!", se dice así misma. También que está deseando irse a vivir sola. "Cosas que voy a guardar constantemente en el frigorífico: 1 vodka. 2 Kahlúa. 3 Baileys. 4 cervezas. 5 Babycham", escribió sin saber que aquella soledad y aquella nevera llena de alcohol serían su perdición.
Pero ella no vio el peligro, ni entonces ni años más tarde. Incluso cuando veía que las cosas no le iban del todo bien en la música, cuando le entraban esos bajones pensando que era un fracaso, escribía: "Tengo todo el tiempo del mundo para lograrlo. Eso es lo que es tan emocionante: tengo muchos años para hacer música".
Además de estas confesiones, había canciones inacabadas, dibujos, garabatos. "Todavía nos hace sonreír. No podemos blanquear su historia, era adicta y su vida era caótica. Al final sus adicciones le quitaron la vida y nos la quitaron a nosotros pero no podemos seguir detenidos ahí", dijeron sus padres. A ellos y a todos los que siguen escuchando.
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