Hace unos años, Chus Martínez fue a Tokio a ver la exposición de un botánico japonés que llevaba tiempo interesándole. Se encontró con unas cartas de él, que había pasado 13 años estudiando los bosques, a otros colegas de Harvard. En ellas les hablaba del "error garrafal" de Charles Darwin, les decía que cómo era posible que hubiese colocado al ser humano en la cima de la pirámide cuando las verdaderas decisiones ocurrían en los bosques, en los hongos, en las sopas de bacterias. Escribía que el hombre era la especie menos preparada para la vida y que sí tomaba decisiones, estas eran erróneas.
Aquella muestra y aquellas palabras marcaron a la comisaria de la exposición Inteligencia Líquida en el Museo Thyssen de Madrid, en colaboración con la Fundación TBA21 de Francesca Thyssen. Chus Martínez, que comparte comisariado con Soledad Gutiérrez y María Montero, ha reunido ahora las obras de ocho artistas que comparten sensibilidad y temática: la crítica situación por la que pasan los océanos. Y lo hace porque, para Martínez, la cultura es un "vehículo de transformación social y medioambiental y el arte contemporáneo sirve básicamente para prepararnos para los cambios".
Cuidar y amar el océano
"Una de las grandes dicotomías incorporadas a nuestra cultura es una forma de pensar que prioriza la materia sólida y considera secundarios los fluidos y la vida líquida. Entender el océano como inteligencia líquida no sólo nos permite cuidarlo y amarlo, sino que también exige que lo aceptemos como una entidad con agencia y capacidad para decidir y proponer futuros desde su propia perspectiva", ha asegurado durante la presentación de la exposición este lunes. Martínez pretende generar conciencia a través de esta exposición, que sin querer lleva más de 12 años gestándose. Según la comisaria, el ser humano es "el nuevo patriarcado" a combatir.
Tal y como cuenta el director de TAB21, Markus Reymann, todo empezó cuando en 2010 recibieron un encargo de la hija de barón. "Francesca retó a la organización a centrarse en el medio ambiente y no sabíamos por dónde empezar, pero un año más tarde nos surgió una pregunta: '¿Qué hacemos con los océanos?' Ahora, tras muchos años trabajando en esa idea, presentamos esta exposición donde adoptamos un nuevo enfoque, que no es de un optimismo ingenuo. La muestra propone que nos replanteemos nuestras relaciones porque sin cuidado no hay relaciones", ha explicado en la rueda de prensa de presentación.
Y son esas relaciones de las que parte un poco todo. El germen está en la artista cubana Ana Mendieta y sus abrazos a los árboles. "De ser vulnerable a ser vulnerable, esta exposición está llena de abrazos. Una forma que te obliga a cambiar de forma desde los afectos", añade la comisaria.
'Tubería', de Jumana Manna y 'Te desposamos, mar, en señal de un verdadero y perpetuo dominio', de Sonia Levy.
Como dice el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, sobre una muestra en la que, además de Mendieta, se encuentran artistas como Lucas Arruda, Beatriz Santiago Muñoz, Saelia Aparicio o Anne Duk Hee Jordan, "Inteligencia Líquida evoca una toma de conciencia contemporánea que se refiere al hecho de que los océanos ya no son inagotables. Hemos pasado a pensar en ellos como redes inteligentes y no sólo de extracción. La exposición, en realidad, no es en absoluto un discurso académico sino una exposición muy poética. De los ocho artistas tan distintos todos coinciden en una sensibilidad que la comisaria ha conectado a través de un texto del catálogo".
Arte y ciencia
Así, la muestra materializa más de diez años de dedicación "al desarrollo de proyectos de investigación liderados por artistas que trabajan en el ámbito de la ecología con el apoyo de científicos, expertos en legislación, responsables de políticas públicas, conservadores, activistas y otros especialistas". "Estos trabajos exploran la interacción entre el arte y la ciencia y responden a la creencia de que el arte y la cultura son vehículos de transformación social y medioambiental, base desde la que se llevan a cabo todas las actividades de la Fundación", añaden desde la organización.
Y lo hacen gracias a los paisajes acuáticos imaginados de Lucas Arruda, el universo inmersivo de la surcoreana Anne Duk Hee Jordan o La laguna de Venecia, de Sonia Levy. Además de obras realizadas sólo para esta exposición, como Enredos, de Inês Zenha o Cuerpos de agua, de Saelia Aparicio, que "tienen en común la exuberancia estética y los momentos históricos en los que el arte creó un lenguaje artístico para hablar de crisis", explican.
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