Durante este año se han presentado casi 40 exposiciones sobre Picasso. La conmemoración de su muerte ha llenado museos y galerías con distintas interpretaciones y distintas fases artísticas del pintor malagueño y ahora el Museo Reina Sofía quiere cerrar el ciclo con una de las más llamativas. Con Las señoritas de Avignon (1907) como final y nunca como principio, presenta una muestra donde el protagonista es el desnudo masculino y la falta de género en muchos de los personajes de sus cuadros. Hablan de "homoerotismo", de "alteridad", de una visión del desnudo como "símbolo de la aceptación" en las obras que el pintor creó justo antes de "ese hito modernista".
Lo hacen con una exposición, Picasso 1906. La gran transformación, en la que se centran en el año previo a ese "estallido final y que fue un momento artísticamente significativo en el que las experimentaciones del malagueño abren su obra hacia otros lenguajes". La muestra está comisariada por Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y miembro del Patronato del Reina además de un especialista en el pintor español; que asegura que la actividad artística que Picasso tuvo en aquella época se desarrolló en tres escenarios importantes: París, Gósol y de nuevo París; donde cambió sus conceptos del desnudo y agudizó su sentido de la transculturalidad. "El año 1906 fue un proceso completo. Es un año extraño, propio y peculiar para él; fue el año en que dio un giro radical a su obra y también a su vida, dejando atrás el simbolismo melancólico y la bohemia", explica.
Fotografías de las salas de la exposición sobre Picasso en el Museo Nacional Reina Sofía.
Y para poder contárselo al público ha seleccionado 120 obras en las que los préstamos de grandes museos tienen un papel fundamental y donde Gertrude Stein aparece como protagonista de aquella transformación artística. Como explica Manuel Segade, director de la institución, hay obras "del MoMa, del Metropolitan, de los distintos museos Picasso de España y del de París, del Louvre, del Pompidou, del Prado y hasta del Arqueológico" y añade que considera que esta relectura que han realizado es muy importante porque tiene "un valor educativo enorme para la gente joven, que va a poder tener un contacto con la historia de Picasso como nunca antes".
Con Picasso y con aquellos que le acompañaron, porque como se ha mencionado antes la estadounidense Gertrude Stein es casi coprotagonista de la exposición. "Su relación es decisiva, sin ella no habría sido Picasso, era una amistad muy profunda", asegura Carmona y recuerda que el cuadro Desnudo con manos juntas que estaba en poder de Stein fue del único que nunca se quiso separar, "no se desprendió de esta obra en toda su vida". Por lo que ella aparece en la muestra por haberle dado "la oportunidad de relacionarse con importantes creadores coetáneos y con marchantes y coleccionistas. Esto fue decisivo en su propia definición como artista, en la que también influyó su interés por la fotografía homoerótica o la etnológica y las reproducciones en revistas de masas así como por el pensamiento libertario o anarquista".
Porque otro de los temas principales de esta exposición es el cuerpo y cómo lo representó, sobre todo en el caso de los hombres. "¡Qué lamentable es decir que a Picasso no le interesaba Stein porque era gorda y lesbiana! Si ya en 1904 pintaba sus primeras parejas de lesbianas desnudas. No soporto que no hay texto sobre Picasso en el que no haya alusiones sobre su homofobia y su misoginia. Parece que cuando te sitúas en otra posición te estás pegando a una moda y no es así, de este homoerotismo ya se hablaba en los años 90 pero ahora la hemos obviado", asegura el comisario y añade que "la relación artística de Picasso con los gais no fue anecdótica, fue casi una categoría por lo menos durante este periodo. Luego desapareció con el cubismo pero reapareció en los años 20 y los años 30. Para mi, Las señoritas de Avignon supone el retorno al orden".
Y continúa asegurando que "estas representaciones empiezan en la época azul" y explica que en muchos de sus cuadros "convierte el cuerpo en un lugar de experimentación lingüística y cultural en el que introdujo la sensualidad" y añade que esto "abrió las puertas también a la presencia performativa de género. Picasso supo lo que era la alteridad y lo vivió muy implicadamente. El primero que dice que los arlequines de Picasso no son hombres ni mujeres, sino otra cosa, es Apollinaire".
Gertrude Stein sentada en el sofá de su casa de París con el retrato que le pintó Picasso. A la derecha arriba un detalle de su despacho y abajo su retrato en contraposición con el autorretrato de Picasso en la exposición del Reina Sofía.
Por eso, el cuerpo ocupa gran parte de las ocho secciones que forman esta muestra donde una de ellas tiene como protagonista a Stein y otra a Fernande Olvier. "La quinta zona de la exposición está dedicada a un icono tipo de desnudo femenino que Picasso desarrolló en 1906 y que la crítica ha identificado con Fernande, su compañera de agosto de 1904 a 1912, y a la que pinta también como campesina relacionándola con Gósol, donde pasó el verano de ese año". Un lugar que tiene también su protagonismo en la muestra ya que es allí donde "alejado pero manteniendo a sus amistades por carta, el artista añade el componente vernáculo del lugar con la inclusión de aldeanas y aldeanos pirenaicas que irradian sosiego".
También hay otra parte de la muestra donde se intenta poner luz sobre la importancia que tuvo el arte primitivo en la evolución de Picasso, en su obra. El malagueño estudió el arte egipcio, el ibérico, el mediterráneo protohistórico... "Se puede ver su influencia, por ejemplo, en Busto de mujer joven, cuya fisonomía resulta enigmática y donde el artista recurre a la apropiación del arte egipcio y etrusco", explican desde la institución y añaden que "el tratamiento es deliberadamente tosco y el non finito se ha sustituido por grafías que dan sensación de inacabado. Todo esto le lleva a un nuevo período, a buscar una experiencia artística distinta". Cómo sentencia Segade sobre la muestra, "se trata de un viaje por la cultura visual de principios del siglo XX". Por el Picasso más olvidado que desconocido.
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hace 1 año
Puede que fuese un gran pintor, puede que fuera, un gran artista y puede que fuera lo que el quiso.
De su vida particular, es eso, particular y pocos con vida pueden opinar y sobre todo, sin que el pueda defenderse.
Déjenle en paz.