Pedro Sánchez no va a mantener a Miquel Iceta como ministro de Cultura. El catalán, que lleva años al lado del presidente del Gobierno, tiene todas las papeletas para salir de la ejecutivo aunque su intención era mantenerse en esta cartera durante otra legislatura más. Pese a que en la entrada de los Latin Grammy celebrados en Sevilla aseguró que era "una persona de equipo" y "un hombre de proyecto colectivo" por lo que le parecería bien dejar de jugar en el primer equipo y "hacer otra cosa"; hace tan solo unos meses en una entrevista a El Independiente comentaba lo contrario.

"Me gustaría repetir. Es verdad que por cuestiones políticas hay una rotación grande de ministros de Cultura pero creo que merece la pena tener periodos largos que te permitan desarrollar una política y ver sus frutos. A mí me encantaría", decía el pasado 16 de junio con las elecciones ya convocadas.

Ahora, sin saber qué va a ocurrir con el ex líder del PSC, salta el nombre de otro catalán a la palestra, el de Ernest Urtasun. El ministerio no seguirá siendo el mismo porque el PSOE no ha cedido Deportes y será Pilar Alegría la que asuma esta cartera que ahora estará dentro del ministerio de Educación.

Se queda así Urtasun con la cartera que desde la izquierda siempre se ha defendido en solitario. Este catalán nacido en Barcelona en 1982 tiene con algo más de 40 años un currículum académico y profesional contrario al de su antecesor, que carecía de estudios universitarios y empleos fuera de la política.

Estudió en el Liceo Francés y luego se decantó por la Universidad Autónoma de Barcelona y por la licenciatura de Economía. Tras acabarla, realizó un postgrado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Barcelona donde ya comenzó a participar en movimientos políticos progresistas y con apenas veinte años fue como número dos en la lista de ICV (Iniciativa per Catalunya Verds) para las municipales de Barcelona. En 2004 se convirtió en asesor de Raül Romeva, condenado en 2019 a 12 años de prisión e inhabilitación por sedición y malversación e indultado en 2021, que había conseguido el acta de eurodiputado y se mantuvo con él toda la legislatura.

Dos años más tarde, en 2010, decidió opositar y entró en la carrera diplomática en la que trabajó como consejero del secretario general de la Unión para el Mediterráneo hasta 2014 cuando pidió una excedencia para dedicarse a la política y pasó a ser eurodiputado.

Su nombre ya sonó en 2019 para ocupar una cartera dentro del Gobierno pero rechazó ser ministro y prefirió quedarse con su trabajo en Bruselas. Antes de las elecciones aseguró en una entrevista a eldiario.es que la "prioridad absoluta del próximo gobierno" tenía que ser "afrontar el coste de la vida de nuestros ciudadanos, en hipotecas, en alquileres y en la cesta de la compra, que está excesivamente cara" y se convirtió tras ellas en uno de los responsables de la negoción con Junts.

Durante estos meses desde las elecciones a la investidura ha defendido la amnistía como "el proceso más rápido y completo para que España y Cataluña puedan conseguir la normalización política y volver al diálogo. Creemos que la amnistía tiene encaje constitucional y que puede salir adelante. Ahora lo que hay que hacer es ponerse a trabajar", aseguró en RNE.

"La tauromaquia es una actividad injusta, sádica y despreciable que no merece ser legal en el ordenamiento jurídico"

ernest urtasun

Ahora que va a ocupar una de las carteras del Gobierno gracias a esa amnistía se han recuperado algunas de sus declaraciones sobre temas relacionados con Cultura. Las más llamativas, aunque esperadas, es que es antitaurino, igual que su antecesor. "La tauromaquia es una actividad injusta, sádica y despreciable que no merece ser legal en el ordenamiento jurídico", decía en 2016 a raíz de promover una declaración conjunta en rechazo de la decisión del Tribunal Constitucional de considerar los toros como cultura y añadía ese mismo año en una entrevista que "el movimiento contra la tauromaquia en el Parlamento Europeo" había "crecido muchísimo".

Algo que también le costó a Iceta aunque acabó cediendo al incluir la fiesta como parte de las actividades que podían beneficiarse del bono cultural que se puso en marcha en 2022. Fue él el que consiguió el mayor presupuesto de la historia de la democracia para esta cartera que durante mucho tiempo se ha considerado de segunda. También el impulsor de la ley de mecenazgo y el estatuto del artista, que tendrá que cerrar ahora Urtasun, y las entradas a dos euros para los mayores de 65 años que causaron mucha polémica cuando se aprobó la medida.