Tan crudo como lo describimos, tan crudo como se concibió en su origen es el Rigoletto que estrena hoy el Teatro Real en coproducción con ABAO Bilbao Ópera y  el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Una producción que cuenta con la dirección de escena de Miguel del Arco.

La ópera de Giuseppe Verdi (1813-1901) está inspirada en la obra El rey se divierte de Victor Hugo (1802-1885) que fue perseguida y censurada por mostrar un rey de Francia inmoral que abusaba de su poder. Verdi pudo llevar a los teatros Rigoletto con el libreto de Francesco Maria Piave (1810-1876) tras negociar con la censura de la época cambiando que el rey fuera un duque y modificando los nombres de los personajes de Hugo.

El resultado fue una de las obras más conocidas del compositor y una de las arias más interpretadas de la historia: La donna è mobile. Rigoletto llega al Real con la crudeza de la historia de abusos de poder que hay en el texto en el que la mujer es víctima de los caprichos de los hombres poderosos. Una historia de dominación que Miguel del Arco ha querido potenciar con este montaje.

Del Arco ha prestado atención en su trabajo a lo que ha denominado “una mirada burguesa que hemos tenido sobre el teatro que ha ido descontextualizando la parte maravillosa de la música desligándola de la dramaturgia”.

A base de tararear 'La donna e mòbile' y otras melodías de los 40 principales fuera de contexto ha resultado que no entendemos de qué va Rigoletto

Joan Matabosch, director artístico del teatro REal

Según Del Arco, en Rigoletto la música y la dramaturgia están “unidas de una manera perfecta”, por lo que mantener La donna è mobile en la historia de abuso de poder del duque sobre la hija de Rigoletto es dar una mirada contemporánea a la ópera sin necesidad forzar nada. “Es simplemente interpelar al ciudadano del siglo XXI con cosas que están en el libreto y por eso se configura como una historia universal”, asegura.

“Que nadie busque una producción que fuerza la obra para explicar lo que le da la gana. Esto no es así, explica la obra, explica Rigoletto de Verdi, lo que pasa es que a base de tararear La donna e mòbile y otras melodías de los 40 principales fuera de contexto ha resultado que no entendemos de qué va Rigoletto”, defiende el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch.

Javier Camarena interpreta al duque de Mantua, rodeado de actores y bailarinas. | Alfonso del Real

Rigoletto es una obra dura en la que el abuso de poder en todos los estratos es devastadora, y Del Arco se fija en cómo todos toman las decisiones en cada parcela de poder. En la lectura contemporánea que hace, el padre autoritario de Gilda -que la mantiene prisionera como una preciada posesión virginal- no es más que una muestra de la fragilidad del personaje que no sabe cómo querer a su hija, si bien el foco de su interés recae en la joven que secuestrada por una grupo de hombres para entregársela al placer del duque.

“Para mí era importante recuperar la visión de Gilda, que es una mujer que siempre he visto infantilizada y cursi, pero si atendemos a lo que dice es una mujer en búsqueda de su identidad”, afirma Del Arco. “Gilda no necesita una lectura feminista porque es feminista, reivindica el feminismo como igualdad y como una manera nueva de ver el mundo, es la única que transforma, no deforma. Su sacrificio de amor siendo plenamente consciente del engaño la equipara a Antígona”, añade el director de escena. 

Rigoletto, una de las óperas más queridas y representadas a lo largo de toda la historia del Real, volverá en su cuarta producción desde la reapertura del Teatro, después de las de Daniel Lipton y Graham Vick (2001), Roberto Abbado y Monique Wagemakers (2009) y Nicola Luisotti y David McVicar (2015).

Darán vida al quinteto protagonista los barítonos Ludovic Tézier, Étienne Dupuis y Quinn Kelsey (Rigoletto), los tenores Javier Camarena, Xabier Anduaga y John Osborn (Duque de Mantua), las sopranos Adela Zaharia, Julie Fuchs y Ruth Iniesta (Gilda), los bajos Simon Lim, Peixin Chen y Gianluca Buratto (Sparafucile) y las mezzosopranos Marina Viotti, Ramona Zaharia y Martina Belli (Maddalena).

En la escena todo está concebido para que quede claro el abuso impuesto sobre las mujeres, la turba de hombres -el coro íntegramente masculino- que secuestra a Gilda y a lo que Rigoletto, el bufón del duque, ayuda sin saber que se trata de su hija. Del Arco introduce a las bailarinas que subrayan la ausencia de mujeres que hay en Rigoletto

Nicola Luisotti, director musical, ha destacado el trabajo de escena de Miguel del Arco: "Hemos trabajado para hacer algo que por primera vez se va a entender lo que significa y es un 'basta, ya está bien'. Es importante porque toda la gente de poder sigue teniendo a su lado 'mujeres para disfrutar' de las que se aprovecha y debemos hacer algo con los espectáculos para demostrar que podemos cambiar el presente", ha asegurado.