Aléjese un poco de la pantalla desde la que está leyendo este artículo y permítase pensar en lo que desea. Pero hágalo de verdad, sin límites.
Puede ser cualquier cosa: tener esa conversación que quedó pendiente y parece imposible recuperar, hacer ese viaje con el que siempre fantasea cuando pasa por delante de su administración de lotería, o empezar esa tableta de chocolate que compró como capricho la semana pasada y que escondió en un armario de la cocina.
Sea lo que sea lo que le haya pasado por la cabeza, "todo eso es la vida que se mueve en ti". Así lo manifiesta la doctora Gladys McGarey en Los seis secretos de la longevidad, un libro en el que nos guía, como si de un manual de instrucciones se tratara, por las claves para tener una vida feliz y larga. Porque si de algo entiende su escritora es de felicidad y de longevidad.
Y es de todas sus vivencias de donde nace este libro. A partir de ejemplos personales y de casos tratados en su consulta, con un lenguaje cercano e intercalando ejercicios prácticos con los que conectar con nosotros mismos, Los seis secretos de la longevidad nos guía para responder adecuadamente a dos preguntas vitales: "¿Cómo puedo vivir mucho? Y sobre todo, ¿cómo puedo hacerlo feliz?".
Primer secreto: tener un propósito
Es la razón por la que nos levantamos por la mañana. El primer secreto comienza con la tarea de decidir cómo enfocar la vida y encontrar vitalidad en ello. Tal y como describe la doctora, "la vitalidad es el resultado inmediato de ponernos en contacto con la vida y que ella se ponga en contacto con nosotros".
Una conexión que, lamenta, "puede verse entorpecida por las presiones de la vida moderna, haciendo que no veamos el valor de aquellas ocupaciones que no producen dinero o no resuelven problemas".
Por tanto, el objetivo es "encontrar tu fuerza vital". ¿Cómo conseguimos esto? McGarey no da una receta clara, pero asegura que siempre hay una y que está en constante cambio. "Nuestras fuentes de vitalidad cambian con el tiempo: disfrutamos de algo y luego encontramos otra cosa que despierta nuestro interés, y cambiamos. La vida gira y cambia, nuestros intereses se transforman y nuestras capacidades físicas evolucionan con la edad". No importan la edad ni las capacidades individuales de cada uno, solo el enfoque que le damos a la vida.
Segundo secreto: dejar que la vida esté en movimiento
Como la propia McGarey explica, "la vida está siempre cambiando, y el sufrimiento llega cuando tratamos de detener su flujo". Es decir, hay que dejar que las cosas ocurran y aceptar esos cambios como avances vitales, no como obstáculos.
"Cuando la energía deja de moverse, morimos. Eso significa que, sin importar lo estancados que nos sintamos, mientras estemos vivos algo dentro de nosotros se estará moviendo". Dos principales enemigos que podemos encontrar para llegar a ese fin son el dolor y la vergüenza, situaciones que ilustra y que anima a superar a través de consejos como saber reírnos de nosotros mismos.
Tercer secreto: el amor (propio y ajeno)
La propia doctora teme que resulte "una cursilería"muy cursi", pero asegura que "la fuerza vital se activa con el amor, porque hasta cierto punto es amor". Pero no el amor como un mero concepto romántico, sino como un lugar en el que apoyarse, ya sea con nombre propio o común. Esto incluye, y de manera muy explícita, en Los seis secretos de la longevidad, el amor propio.
Para poder desarrollarlo, la doctora propone un ejercicio: imaginar nuestro propio nacimiento. "Tú, precisamente tú, llegaste al mundo, y lo hiciste con un propósito. Mientras estés aquí cambiarás el mundo, al menos a pequeña escala. Te relacionarás con otras personas y ayudarás a moldear sus vidas, crearás belleza. El efecto que tengas, sea grande o pequeño, tendrá repercusiones que quizá nunca llegues a comprender". A partir de se conocimiento, asegura McGarey, la clave es emanar ese amor hacia todas las personas que tenemos alrededor.
Cuarto secreto: asumir que nunca estamos solos
Como una extensión del tercer secreto, el cuarto se basa en la constatación de que siempre estamos acompañados, ya que formamos parte de una comunidad. Pero, ¿conocemos realmente a los vecinos del 1ºA, a la cajera que sabe nuestra compra semanal mejor que nosotros, al amigo con el que no hablamos desde que le felicitamos el Año Nuevo?
La autora subraya la necesidad de crear conexiones con los demás, "siempre imponiendo límites saludables en la relación con el otro". Habla de los llamados 'ángeles', personas que ofrecen algo sin esperar nada a cambio, y que normalmente suelen aparecer en momentos inesperados. "Hay que participar de ello, y si alguna vez sentimos que nos falta apoyo debemos preguntarnos si nosotros les estamos apoyando a ellos".
Quinto secreto: hay una lección en todo
Esto no significa adoptar un "optimismo tóxico", como rechaza McGarey. "Enfocarse en lo positivo no significa rechazar lo negativo, ni pretender que las cosas estén bien cuando realmente no lo están". En su lugar, propone "permitirnos sufrir por lo que duele al mismo tiempo que buscamos la lección que hay en ello y agradecemos la enseñanza". Es decir, no caer en el placer estéril de la autocompasión.
Pero para conseguir eso hace falta darnos tiempo. "La sanación no ocurre de inmediato, pero conforme avanza, empezamos a deshacernos cada vez más del dolor del pasado. Siempre existe una parte de nosotros que sabe qué hacer, da igual lo conmocionado que uno esté".
Sexto secreto: utilizar la energía al máximo
Según su autora, el último de los seis secretos de la longevidad es el más difícil de explicar, "porque simplemente se siente". Hace referencia a la energía que llevamos dentro. Y no solo nosotros, sino todo lo que nos rodea. McGarey asegura que hay energía en todo, por lo que si nos alineamos con la vida de nuestro alrededor y nos mimetizamos con ella, nosotros mismos formaremos parte de ese flujo de energía inagotable.
Por eso mismo, "no somos 'demasiado viejos' nunca", asevera la doctora. "¿Recuerdas la primera vez que fuiste consciente de tu edad? Para la mayoría de las personas fue hace mucho tiempo. ¿Te acuerdas de la primera vez que pensaste que eras 'demasiado viejo' para hacer algo? Mirando atrás, ¿realmente eras 'demasiado viejo'? Si no era así entonces, ¿cómo puedes estar segur de que eres 'demasiado viejo' ahora?".
Nunca es tarde para perseguir una vida longeva, y sobre todo una vida feliz. "Con mis seis secretos puedo guiarte y ofrecerte todo el amor del mundo. El resto depende de ti", asegura la doctora McGarey. De nosotros y de tener estos consejos a mano, por si las moscas.
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