ESTOY GRITANDO. Ya he bajado el volumen (ahora aún más). ahora acabo de cometer una falta de ortografía por no capitalizar la primera “a”, pero es una decisión artística. Si como dijo Machado el caminante hace camino al andar, el escritor lo hace al escribir. Más aún si eres artista en el siglo XXI y tienes que decidir no solo el título de tu último tema sino la forma en la que lo presentas. Y si eso significa usar solo mayúsculas o solo minúsculas, que así sea.
Tomemos como ejemplo cualquier álbum reciente de un artista actual, sea cual sea su nacionalidad. En el caso del último álbum de Ariana Grande, "eternal sunshine" o uno de los más recientes de Taylor Swift, "evermore", todos los títulos tienen algo en común: están escritos íntegramente en minúsculas. En el EP "GRX" de Lola Índigo, el último álbum de Rauw Alejandro ("PLAYA SATURNO") o el recién estrenado "COWBOY CARTER" de Beyoncé, la situación se revierte: no hay ni una sola minúscula en ningún título.
Hay artistas que incluso intercalan títulos enteros en mayúscula con otros escritos completamente en minúscula dentro del mismo álbum, como Belén Aguilera en "SUPERPOP", donde su tema "camuflo" va antes de "CAMALEÓN". Es decir: donde Rocío Jurado interpretó Como una Ola en 1975, un día cualquiera de 2024 hubiera podido ser COMO UNA OLA, como una ola o incluso Como una Ola REMIX.
¿A qué se debe este cambio? Y sobre todo, ¿estarán los académicos de la RAE (tanto mayúsculas como minúsculas) tirándose de los pelos mientras piden un poco de decoro?
Estética, significado y viceversa
"Creo que no es una decisión que tome conscientemente", comienza la artista Gala Nell en una entrevista para El Independiente. Es una de las principales representantes del pop-indie nacional actual y sus temas más conocidos (ojitos caramelo, vivir en los dosmil o clones de ti) están escritos íntegramente en minúsculas. Para ella, la estética predomina cuando tiene que decidir los títulos de sus canciones. "En mi cabeza me imagino la canción en Spotify y siento que tiene que estar escrito de esa manera. No hay una razón exacta, es más bien un sentimiento", asegura.
Pero hay un componente de significado. "También depende mucho de la canción. Si el tema es más íntimo, más pequeñito, tiene más sentido escribir el título en minúsculas, y si la canción es más ruidosa, más potente, lo natural es escribirlo en mayúsculas". Ejemplo de este segundo caso es su próximo sencillo, COMO YO, su primer tema escrito plenamente en mayúsculas.
Ese sentimiento del que habla Gala es el que Gustavo Enrique Ortega Urdaneta (conocido artísticamente como Gus) describe como "vibra". Igual que ella, canta, compone y produce sus propios temas dentro del panorama pop-indie actual. Para él, los títulos son una forma de expresión más, y ejemplo de ello son sus temas una luz, viña o creo que todo estará bien, todos escritos en minúscula.
"Esas canciones tienen una vibra más tranquila, tanto en el ritmo como en el mensaje que quiero transmitir", asegura el cantante en una entrevista concedida a El Independiente. Sus próximas canciones, sin embargo, están en mayúsculas, tal y como anuncia el título de su próximo EP "Y SI SE ABREN LOS CIELOS". Un cambio en la grafía que él relaciona con el cambio de la energía en su música, "lo que transmite y la manera en la que se siente".
Sebastián Cortés: "Nosotros somos los que hacemos el idioma"
Igual que ocurre cuando el hermano pequeño decide vestir igual que su hermano mayor, esta tendencia nace de una corriente previa. O al menos ese es el caso de Gala Nell, cuya influencia tiene el nombre de "bedroom pop". Es un tipo de música que surgió en España a principios de 2020 y que hace referencia a aquellas canciones que se cantan, componen y producen, literalmente, en el dormitorio.
Y muchos de esos temas creados entre muebles de Ikea tenían la peculiaridad de estar escritos solo en minúsculas. "Me gustaba cómo se leía esa música de Sebastián Cortés o Daniel Sabater y supongo que se creó esa relación de: 'Si haces este tipo de música que mola y la escribes de esta manera, yo también quiero hacerlo así" admite la artista mientras subraya que escribir los títulos de una manera diferente a la usada hasta entonces también es "una forma de diferenciación con respecto al resto de la música pop que había hasta el momento".
"Realmente es una forma de buscar llamar más la atención con el título", reflexiona el propio Sebastián Cortés, cuyos títulos siguen el ejemplo anglosajón de capitalizar la primera letra de cada palabra, algo que no se sigue en castellano. "Al final nosotros somos los que hacemos el idioma, por mucho que esté la RAE", asegura el artista.
La intención (y la RAE) es lo que cuenta
Si bien la Real Academia Española (RAE) establece una serie de normas para el uso adecuado de las mayúsculas y minúsculas, hay dos cosas que deja claras en su obra "Ortografía de la lengua española" (OLE): primero, que las normas de uso de las mayúsculas y minúsculas no son inamovibles y que por tanto pueden modificarse; y segundo, que su uso está determinado por muchos factores. Entre ellos, la intención de quien escribe: "Es imposible prever y explicar todos los contextos en los que quien escribe puede optar por utilizar la mayúscula o la minúscula", aseguran. Es por esa gran variedad de posibles contextos por la que "ninguno de los dos usos puede considerarse incorrecto".
Por tanto, si Rosalía tenía una intención concreta al escribir su álbum "MOTOMAMI", tan correcto es que hubiese dejado escrito su tema DELIRIO DE GRANDEZA en mayúsculas como está actualmente, que si hubiese capitalizado solo la primera letra y se hubiese pasado a llamar Delirio de grandeza.
"En términos de diseño, es posible que sea para llamar la atención con respecto a otras canciones e intentar tener más 'clicks' que las otras", señala el director de arte y diseñador Andrés Mencía.
Un tema más relacionado con la publicidad que también contempla la RAE como "ámbito especial", en el que "es frecuente la aparición de mayúsculas y minúsculas no justificadas" desde el punto de vista ortográfico. "Siempre que se apliquen con sentido y mesura, son admisibles como recursos expresivos o estilísticos", aseguran. Pero piden mesura: "Su utilización abusiva e indiscriminada pude crear desconcierto e inseguridad en los hablantes". Por eso recomiendan sopesar antes si "el fin buscado compensa los posibles perjuicios causados a la herramienta lingüística".
Todo se reduce a intención, arte y lingüística (en mayúsculas y minúsculas).
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