Fue la única oferta con la que se pusieron a negociar. No quieren decir el precio final, aunque fuentes externas a la galería Colnaghi, especialista en antigüedades y que se ha encargado de todo el proceso de atribución, restauración y posterior venta, a las que ha tenido acceso el diario ABC hablan de cerca 36 millones de euros y de un comprador británico residente en España. Dicen que hubo alguna más alta pero que había una condición sine qua non de la familia propietaria, la del político liberal Evaristo Pérez de Castro, y era que "el último Caravaggio" se expusiera en público, que pudiese ser visto por la máxima gente posible.

Ecce Homo (después de la restauración) Michelangelo Merisi (conocido como Caravaggio) Óleo sobre lienzo, 111 x 86 cm 1605-09 Imagen cortesía de colección privada. | Museo del Prado

El comprador, ahora propietario y que ha pedido permanecer en el anonimato, tenía el mismo camino en mente y como asegura Jorge Coll, director de Colnaghi, no tiene intención de colgarlo en su salón. "La idea es que permanezca accesible al público, ahora estará en Museo del Prado, que es una de las mejores opciones, y luego se buscarán soluciones porque esa es la voluntad de la familia y del nuevo propietario", añade.

La historia del Ecce Homo de Caravaggio lleva ya tres años ocupando páginas de periódicos. Un lienzo que iba a subastarse por la casa Ansorena como una obra del círculo de José de Ribera por un precio de salida de 1.500 euros y que ha acabado siendo una de las pocas obras, apenas 60, que se conservan del pintor italiano, alcanzando un precio que, siendo altísimo, se habría multiplicado fuera de España. "Si este cuadro entra en el mercado internacional, 100 millones habrían sido pocos. Se ha convertido en semejante icono que nos contactaron de todo el mundo mostrando bastante interés, querían saber más, pero la limitación de no poder sacarlo era la que era", asegura.

Durante todo ese proceso, en el que la obra ha estado guardado en unos almacenes en Coslada, cerca del aeropuerto de Madrid, según publica El País, han sido varias las instituciones que han estado con los dos ojos sobre la obra. El Museo del Prado, ya que fueron unos de los primeros en dar la voz de alerta, el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid. Aunque los dos últimos tenían derecho de tanteo y retracto, la galería confirma que este nunca se puso sobre la mesa ni hubo un intento por parte de ninguna de ellas de adquirir la obra aunque el resultado final de la operación les ha salido favorable. "Ninguno puso ningún precio sobre la mesa ni intentaron reducir el precio. El éxito de la operación es que ha habido mucha comunicación, no ha habido ningún problema, se han seguido los procesos establecidos", comenta.

"El ministerio tiene control de la obra al estar protegida y siempre va a tener la opción de tomar las decisiones que crean convenientes"

JORGE COLL

"Durante todo el proceso nos hemos centrado en esta solución que al final le ha funcionado a todo el mundo. El ministerio tiene control de la obra al estar protegida y siempre va a tener la opción de tomar las decisiones que crean convenientes", asegura sobre la situación del Ecce Homo, que fue protegido como Bien de Interés Cultural por el Gobierno regional en 2021 y considerado inexportable por el Estado, por lo que si vuelve al mercado tanto el ministerio como la comunidad volverán a tener la opción de comprarlo.

Sobre cómo fue la compra, aseguran que la oferta llegó en el verano de 2023 y que se cerró al poco tiempo. Desde el pasado diciembre El Prado sabía que iba de manera temporal en sus salas, un trato que se cerró en enero de 2024, y que haya elegido el 28 de mayo como fecha de presentación ha sido una decisión del museo y nada tiene que ver con el propietario. Aunque este sí que puso la condición de que durante los primeros seis meses disfrutara de una sala individual. Coll ha recalcado que el propietario no se llevará ni un euro por este préstamo.

Restauración y atribución

Una de las dudas que surgieron durante este proceso fue el tema de la restauración, porqué esta no se llevaba a cabo en el Museo del Prado. "Ellos tienen uno de los mejores talleres de restauración del mundo pero en un momento inicial no se sabe cual es el futuro del cuadro, se presentaron muchas opciones y la familia decidió esta opción", afirma. Porque al final todo el "gran lavado de cara" se ha realizado en una galería de Madrid hasta donde ha venido, y ha estado viviendo durante meses, el experto italiano Andrea Cipriani y su equipo en el que se encontraban Claudio Falcucci y Carlo Giantomassi, que han participado en la restauración de la Capilla Sixtina.

"Tenía muchos barnices acumulados, dos restauraciones antiguas y el bastidor era más estrecho que el original pero ha sido una restauración agradecida"

JORGE COLL

"La obra estaba en buen estado para tener 400 años de vida y haber vivido tantos vaivenes, moviéndose durante las guerra napoleónicas. Tenía muchos barnices acumulados, dos restauraciones antiguas y el bastidor era más estrecho que el original pero ha sido una restauración agradecida aunque no ha sido una restauración al uso porque había que realizar un informe, presentarlo para que lo aprobase la Comunidad de Madrid y establecer diferentes fases de la restauración", explica y añade que "se le ha puesto un marco de época, siguiendo lo que esta escrito en los inventarios".

Y que, aunque tenían ya muy clara la autoría, la restauración les llevó a confirmarla por completo. "Estaban los documentos de la Academia de San Fernando y el cuadro en los inventarios reales pero podría ocurrir que el cuadro se transformara de una forma inesperada. Al final, la transformación ha sido positiva y ha podido confirmar los instintos iniciales", añade.

Todo ese proceso, además de los informes de los especialistas que han estado visitando la obra, aparecerá el próximo 28 de mayo como catálogo para acompañar la exposición de la obra. Caravaggio. El Ecce Homo desvelado cuenta con texto de los mayores expertos en el pintor italiano como Giuseppe Porxio, Keith Christiansen o Gianni Papi.

Los cuatro siglos en los que el Caravaggio estuvo perdido

Fue en marzo de 2021 cuando saltaron todas las alertas. La casa de subastas Ansorena sacaba un lienzo bajo el título La coronación de espinas, datado en el siglo XVII, que atribuía al círculo de Ribera y que tenía un precio de salida de 1.500 euros. Pertenecía, como se supo posteriormente, a los hijos de Antonio Pérez de Castro y Mercedes Méndez Atard, que querían vender este, que se encontraba en una casa de su propiedad en el barrio de Salamanca de Madrid, y otro lote de cuadros, a través de esta casa de subastas.

Pero varios expertos en pintura italiana, y después el Museo del Prado, no tardaron en dudar de su autoría, en pensar que este podría ser obra de Caravaggio y, tras avisar al Ministerio de Cultura, la puja se paralizó. La noticia corrió rápido, se irá así, como ha resultado ser, se trataba de uno de los grandes descubrimientos de los últimos años. Hasta Madrid había viajado Maria Cristina Terzaghi, profesora en la Universidad de Roma y especialista en este pintor italiano del siglo XVII. "Es un Caravaggio, no tengo dudas", aseguró tras verlo y tocarlo, además de afirmar que ya había pasado por alguna restauración.

"Es un Caravaggio, no tengo dudas", aseguró la experta en el pintor Maria Cristina Terzaghi tras verlo y tocarlo

A partir de entonces se iniciaron los tramites, por petición de Cultura, en ese momento con Uribes al mando, a la Comunidad de Madrid, para que este fuese considerado BIC y así evitar su salida del país. Lo hicieron en tiempo récord y de esa forma la familia propietaria tenía la obligación de conversar el lienzo en condiciones óptimas, permitir un examen del mismo y comunicar al Estado si este se ponía a la venta o iban a trasladarlo a otro lugar.

Y comenzaron los exámenes y las investigaciones para dictaminar si era o no un Caravaggio. Se miró en el inventario que a mediado del siglo XVII hizo Juan de Lezcano, embajador de España ante la Santa Sede, y que hablaba de que un Ecce Homo, junto con Salomé con la cabeza del Bautista (que ahora está en el Palacio Real) habían viajado a España en 1659, por lo que el cuadro podría pertenecer al periodo napolitano del pintor y datar de principios de ese siglo.

Pero, ¿cómo llegó a manos de la familia del político liberal Evaristo Pérez de Castro? Las pistas llevaron hasta la Academia de San Fernando en Madrid, donde el diario El País tuvo acceso a los documentos que atestiguaban que este Ecce Homo había sido otorgado a Evaristo, que era un gran coleccionista de la época, a cambio de un san Juan Bautista de Alonso Cano.

"Nos ha parecido que el único que puede cederle la academia por esta permuta es un Ecce Homo que se cree ser del Carabaggio", decía aquel documento de 1823. "Por los documentos del archivo resulta ser propiedad de la academia y no está en ella como repositorio, ya pertenezca a la Casa Real, ya a alguna corporación o particular como fuese con las pinturas que vinieron de Francia, de cuyo modo nos parece que queda bien indemnizada la academia".

Aunque su procedencia en aquel primer informe se dice desconocida, un año más tarde, en 1824, llevaba a la confiscación por parte de Fernando VII de todas las posesiones de Manuel Godoy. "El excelentísimo señor don Evaristo Pérez de Castro dio este cuadro a la Academia (el Alonso Cano) en cambio de otro de Carabaggio que representaba un Ecce Homo, perteneciente a los que se trageron (sic) del secuestro de Godoy, cuya entrega se hizo en virtud de orden de la Academia el 13 de febrero de 1823”.

Desde entonces y hasta hace algo menos de un año permaneció en manos de esta familia y durante las últimas décadas colgando de una pared de una casa del barrio de Salamanca en Madrid. Como ha dicho Jorge Coll en la rueda de prensa, "descubrir que es un Caravaggio te pilla un poco fuera de juego".