Hoy en el Retiro entraban chicas y chicos jóvenes casi como fans de un grupo de música. Se colocaban en filas, pillando sombra, rodeaban las casetas y continuaban en línea recta hasta los jardines. Botellas de agua, algún paraguas para el sol, allí estaban sobre todo ellas esperando a que Blue Jeans, el escritor de literatura romántica y policiaca, o Inma Rubiales les firmaran uno de sus libros. "Al pañal como los de Taylor Swift todavía no hemos llegado", decía Laura, madre de una chica de 16 al preguntarle cuánto tiempo llevaba esperando.
Porque sus autores favoritos son las grandes estrellas del rock de la Feria del Libro, que este año ha decidido colocarse en línea recta y en dos franjas, dejando en las esquinas, para evitar el colapso, a los ídolos juveniles que son desde hace varias ediciones los que han rejuvenecido esta cita y los que más ejemplares venden de largo.
Porque nada más entrar, y tras encontrarte con un señor que impasible al calor se ha colocado en la entrada de una de las zonas denunciando que el Teatro Real estaba secuestrado por el Partido Comunista Chino, llamaba la atención cómo cada extremo estaba rodeado por adolescentes, por padres con sus hijos y con abuelos con sus nietos.
Aunque no eran los únicos. En cuestión de media hora se ha pasado de poder andar tranquilo por el Retiro a hacerlo a pasos cortos. Allí estaban todos, de Rosa Montero, que también ha generado gran expectación, a Luis Alberto de Cuenca, al que un curioso ha confundido con un "historiador de ultraderecha que no se calla", y que ha compartido caseta con José Luis Garci.
Se oían al pasar junto a Isabel Coixet, que tenía a varias decenas de lectores haciendo cola, que si era ella la de Supervivientes. También teníamos a Carmen Calvo, que no ha provocado mucho revuelo más allá de un "¿qué ha escrito?", o Milena Busquets, a la que se acercaban de decena en decena.
"Algún militante del nuevo partido Izquierda Española, que iba repartiendo propaganda fijándose primero en cómo iba vestido cada uno"
Pasar de caseta a caseta no era tarea fácil; el pasillo central estaba lleno de gente y además algunos partidos políticos estaban repartiendo propaganda para las europeas. Incluso antes de entrar en el Retiro, en una de las puertas cercanas a la Biblioteca de Eugenio Trías, estaba una pancarta de Vox con dos militantes dando flyers ante un cartel enorme de Quino, que qué habría pensando él al verlos ahí debajo.
Dentro, también en una de las casetas, estaba Alberto Garzón, al que miraban mucho pero con el que paraban pocos. También una chica emocionada porque Nieves Concostrina le había dedicado el libro y le contaba a un amigo que había sido cariñosísima. Y algún militante del nuevo partido Izquierda Española, que iba repartiendo propaganda fijándose primero en cómo iba vestido cada uno.
Y algunos iban del Real Madrid, sobre todo los niños. Había uno cantando el himno a todo trapo mientras su padre se detenía viendo una caseta dedicada a la poesía. Y otros dos que iban dando saltos más nerviosos que cualquiera de los autores que tenía que mirar al vacío ante la falta de público. También un señor que iba discutiendo con otro sobre Florentino Pérez y el dinero que tenía.
Y helados, muchísimos helados justo después de las casetas dedicadas al público infantil, en las que aseguraban que habían empezado "muy, muy bien" esta feria. Ha sido la dependienta de uno de los puestos de comida la que no dejaba de "flipar" con la cola para Inma Rubiales. "Es que es alucinante", decía y la verdad es que ocupaba la trasera de treinta casetas completas.
De la fiebre adolescente al thriller para adultos
Chicas muy jóvenes, la mayoría con el libro ya en la mano, esperando a su autora favorita, esta extremeña de 22 años a la que Planeta le echó el ojo hace un tiempo y que era sin duda la estrella de la Feria. O a la par con Blue Jeans, que se ha pasado varias horas sin poder dejar el bolígrafo en la mesa y rodeado de adolescentes con dos o más libros con su nombre en la solapa.
Y, aunque eran los más multitudinarios, a Mikel Santiago, Ángel Martín, Rosa Montero o María Oruña no les han faltado los 'fans'. La escritora gallega tenía tarea para rato cuando se ha sentado a las 12 de la mañana y Santiago no veía desde su sitio ni un tercio de los lectores que había esperando. Y estos nada tenían que ver con adolescentes fanáticos. O quizás sí, porque algunos adultos han estado un buen rato en las casetas dedicadas a los cómics esperando a recibir su dedicatoria.
Entre todos han conseguido que costase salir del Retiro. Incluso cuando ya habías llegado por fin a la puerta, te encontrabas con otra cola de una marca que repartía botellas de agua gratis. "¿A alguien le han explicado cómo se abre?", decía un señor de unos 70 años peleándose con estos tapones nuevos que no se desprenden del todo. Y luego toda la zona de Ibiza con las terrazas sin sitio y, eso sí, un montón de bolsas llenas de libros.
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hace 7 meses
Como está cierta gente de la cabeza o de escuchar el teléfono escacharrao para decir que Luis Alberto de cuenca es historiador de ultraderecha, jaajajajaja
Cuyas poesías han sido cantadas por Loquillo y colaborador de uno de esos podcast de culto de cine imprescindibles si te gusta el cine.
Por cierto, miembro de la real academia de la historia, probablemente otro nido de fachas que se reúnen los viernes en la sede para maquinar golpes de estado.