Iba a caballo cuando una nube negra le hizo temer lo peor. Era muy densa, grandísima y salía del centro del volcán que se encontraba al sur de la isla. Lo interpretó como un presagio del Juicio Final y no fue tan desencaminado. Lo que aquel 8 de junio de 1793 aterrorizó al pastor católico Jón en Islandia supondría la una catástrofe natural sin precedentes. Llevaría a Europa a una hambruna absoluta, a Egipto a una situación de crisis y a la India y a Japón a ver morir a más de 11 millones de personas. También a la Revolución francesa.
O así lo indica Lucy Jones, una autoridad en temas de seguridad sísmica en California, que asegura en su libro Desastres: cómo las grandes catástrofes moldean nuestra historia (Capitán Swing) que aquel "volcán en un rincón remoto del Atlántico Norte cambió el mundo para siempre". "Fue el desastre natural más mortífero de la historia de la humanidad", anuncia.
En este libro narra cómo la erupción duró ocho meses y que en los primeros 45 días la capa de lava que depositó fue de quince metros de altura en más de 1.500 metros cuadrados de superficie, "una sexta parte del total de Islandia". Y continúa asegurando que "el volcán Laki produjo el triple de lava que el monte Kilauea de Hawái en sus 30 años de producción continua".
Pero, ¿cómo fue posible aquella erupción desmedida? Dice Jones que la lava manó de diez fisuras distintas que se abrieron a causa de una serie de terremotos. "Se abría una fisura y la lava comenzaba a subir a través del agua presente en el subsuelo. Después, la mezcla de lava y agua creaba una erupción explosiva y, a medida que la erupción avanzaba por cada fisura, el agua del subsuelo se evaporaba y permitía el flujo ininterrumpido de lava hacia la superficie", explica en este libro que se publicó en 2021.
Las consecuencias fueron atroces. Gran parte de Islandia quedó totalmente destruida. Murieron 10.000 personas, un quinto de su población total, y se perdió el 60% del ganado. Eso si miramos sólo los primeros datos, porque las partículas que permanecieron en el aire contaminaron el agua y provocaron aún mas bajas. Además, la tragedia no tardó en llegar a Europa.
"Causó muchísimas alteraciones en Europa en 1783. Una niebla de dióxido sulfúrico, sulfatos y ceniza apareció por primera vez en las islas Feroe, a medio camino entre Islandia y Noruega, el 10 de junio, dos días después de que comenzaran las erupciones; el 14 de junio había alcanzado Francia, y para final de mes se había desplazado por toda Europa", explica Jones.
"Las prensas inglesa y francesa informaron sobre una enfermedad inexplicable que afectaba a muchos de sus habitantes, con síntomas como escozor de garganta y respiración ahogada"
Y esta no se fue en todo el verano y comenzó a tener consecuencias en la salud de la población. "Las prensas inglesa y francesa informaron sobre una enfermedad inexplicable que afectaba a muchos de sus habitantes, con síntomas como escozor de garganta y respiración ahogada. Afectó a tantos agricultores que resultó muy difícil recoger las cosechas. Si se comparan las cifras de muertes en Gran Bretaña ese verano con las de otros años, se estima que veintitrés mil personas fallecieron a causa de la erupción del Laki solo en ese país", añade.
Y llegó el invierno y todo se congeló. "No tenemos datos precisos para el volcán Laki, pero sabemos que expulsó seis veces más dióxido sulfúrico que el Pinatubo y envió un porcentaje de partículas aún mayor a la estratosfera", añade, cuando este provocó en 1991 que la Tierra bajase casi un grado su temperatura durante tres años.
"Desde Londres a Viena, la prensa informó de personas que habían muerto por congelación en calles y casas, enterradas bajo la nieve. Los grandes ríos se helaron cortando las comunicaciones y, cuando llegó la primavera, causaron inundaciones", explica sobre cómo la luz solar estaba bloqueada por las partículas, lo que no sólo provocó un frío intenso, también redujo la fuerza de los monzones.
"Una hambruna gigantesca en la India mató a casi once millones de personas, mientras que en Japón las muertes sumaron casi un millón"
Esto afectó sobre todo a Egipto, donde la falta de lluvias detuvo las crecidas habituales del río Nilo y sin estas las cosechas se echaron pronto a perder, dejando sin comida a millones de personas. Según Jones, "la nación perdió una sexta parte de la población, que entonces alcanzaba los 3,6 millones de habitantes. Mientras tanto, una hambruna gigantesca en la India mató a casi once millones de personas, mientras que en Japón las muertes sumaron casi un millón".
Y, como no, aquella situación provocó bastantes tormentas políticas. La que destaca esta científica estadounidense es que el volcán Laki fue, sin quererlo, el desencadenante de la revolución francesa. "Todo explotó cuando María Antonieta, la reina de Francia, comentó que la nieve que cubría las calles era fabulosa para sus paseos en trineo. El clamor fue tal que su marido, el rey, se vio obligado a realizar grandes donaciones a las víctimas de las inundaciones para aplacar los ánimos. Al verano siguiente los europeos no corrieron mejor suerte. El frío pertinaz y su impacto en las cosechas causaron hambrunas en gran parte del continente. En Francia, la hambruna fue un factor significativo para el malestar social que culminó con su conocida revolución en 1789", sentencia.
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