A Cleopatra la recordamos como la mujer que sedujo primero a Julio César y luego a Marco Antonio. La que le puso el nombre del primero a su heredero para que nadie se atreviera a ponerlo en duda. También, como a la reina bellísima y sanguinaria que no dudo en matar a todos los que podían poner en riesgo su corona. Parte es verdad y otra no es exactamente cómo nos lo habían contado, o cómo nos lo han mostrado.

Su figura lleva años despertando curiosidad pero siempre desde un punto de vista desacertado. La historia de esta faraona ha sido narrada con lo que dejaron escrito los romanos y ellos nunca iban a decir una palabra buena sobre la mujer que tanto odiaron y tanto condicionó a sus gobernantes. La convirtieron en "la reina prostituta" y hasta nuestros días ha llegado la idea de que fue su belleza lo que consiguió la atención de los hombres, pero ha resultado que era poco agraciada y terriblemente inteligente.

"La personalidad de Cleopatra estuvo muy determinada por su familia, en la que las desavenencias entre sus miembros no se solucionaban dialogando"

Aunque no todo fueron mentiras. La personalidad de Cleopatra estuvo muy determinada por su familia, en la que las desavenencias entre sus miembros no se solucionaban dialogando. Ella fue una de las hijas de Ptolomeo XII, perteneciente a la dinastía ptolemaica del Antiguo Egipto, que tuvo otros cuatro hijos: dos varones y dos mujeres.

Fue una de ellas, la mayor, Berenice, la que tras la muerte de su madre movió hilos para quitarle el trono a Ptolomeo XII y convertirse en reina. Lo consiguió, aunque no por mucho tiempo. Su padre acudió a Roma con Cleopatra en busca de ayuda y a su vuelta a Alejandría no dudó en acabar con el problema asesinando a su hija mayor y recuperando su trono.

Como explican en el documental Los malos de la historia, esto afectó "profundamente" a nuestra protagonista que se dio cuenta de "la fragilidad de la vida, de la importancia de las relaciones personales y de la falta de fiabilidad de cualquier miembro de su familia que tuviese opciones para gobernar".

David Mallot, psiquiatra que participa en este documental, asegura que era una mujer "muy fría" casi por supervivencia. "En su familia eran habituales este tipo de episodios así que tuvo que acostumbrarse a ellos", explica. También que esto influyó mucho en su actitud tras la muerte de su padre.

Porque Ptolomeo XII murió en el 51 a.c y las órdenes estaban claras. Su hijo mayor, Ptolometo XIII, que acababa de cumplir diez años, sería el heredero y tendría que cogobernar con Cleopatra VII, de dieciocho años. Para que este reinado funcionará debían contraer matrimonio, algo muy habitual entre hermanos de esta dinastía. "Aunque durante un tiempo se mantuvo la calma, su hermano no tardó mucho en temer por su trono y la envió al exilio. Pero ella no iba a renunciar, era una persona ambiciosa y tenía derecho al trono así que buscó oportunidades y pensó que como su padre necesitaba el apoyo en Roma", explican.

Y aquí es donde empezó a crearse la fama que nos ha llegado hasta hoy. En ese momento en Roma se encontraba Julio César a los mandos y ella sabe que tiene que acercarse a él para poder vencer a su hermano. Cuentan que llegó hasta César metida en una alfombra que sus súbditos llevaron 800 metros a cuestas hasta la habitación del emperador. "No podían verla porque si su hermano se enteraba, la mataría. Ella tenía 18 años y él 50, sabía que era un seductor y Cleopatra iba a hacer todo lo que tuviese que hacer para tener su apoyo", aseguran en el documental aunque no creen que fuese su físico el que le ayudó a conseguirlo.

"Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas"

PLUTARCO

Porque aunque dicen que su juventud fue un factor, no creen que Cleopatra fuese la Liz Taylor que todos tenemos en la cabeza. Porque, tal y cómo aseguran en este documental, los retratos de las monedas eran los más fiables de aquella época. "Fueron instrumentos de propaganda que circulaban por todo el reino y estas revelan que ella no era ninguna belleza, incluso Plutarco asegura que no era guapa pero que su encanto residía en su cabeza. Hablaba nueve idiomas, tenía un gran intelecto y una personalidad magnética", explican.

Perfil en bronce de Cleopatra en una moneda de la época. EUROPA PRESS

Y volvemos a las líneas que escribió Plutarco sobre ella: "Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas de su conversación, y por todas las gracias que se desprenden de una feliz personalidad, dejaban en la mente un aguijón que penetraba hasta lo más vivo. Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas".

Y Lindsay Allason-Jones, directora de museos arqueológicos de la Universidad de Newcastle, asegura que "los escritores romanos nos dicen que Cleopatra era inteligente y carismática, y que tenía una voz seductora, pero en ningún caso mencionan su belleza".

"La consideraban la mayor seductora de la época, siempre movida por el poder y la ambición. La llamaban la reina prostituta"

Pero fuera como fuese, conquistó al César y aunque su hermano al enterarse les sitió en Alejandría, las fuerzas romanas que acudieron en su ayuda acabaron con Ptolomeo XIII en la batalla del Nilo. "Nos imaginamos a Cleopatra como una femme fatale, pero en realidad era una dinasta que intentaba mantener la independencia en su reino, igual que hacían los hombres", explican, en una entrevista a Público, Gemma Puigvert y Marta Oller, profesoras de la Universidad Autónoma de Barcelona y autoras de Quan les dones tenien el poder (La Magrana).

Pero que se quedase a vivir con Julio César y que tuviera un hijo de él no ayudó a mejorar su mala fama dentro de los círculos romanos. "La consideraban la mayor seductora de la época, siempre movida por el poder y la ambición. La llamaban la reina prostituta", aseguran en el documental de HD. Pero ella continuó con su estrategia. A su primogénito le apodó Cesarión, pequeño César, para que nadie se atreviera a dudar de su linaje aunque su amante no la trató como ella esperaba, como a la reina que era.

"No está claro cuál era su situación, se sabe de su viaje por el Nilo pero César tenía a su mujer en Roma y a media Roma no le gustaba Cleopatra. Los romanos decían que todo mal provenía de Alejandría. La relación nunca se hace oficial, se queda como amante, en una especie de limbo, y a su hijo nunca fue reconocido", añaden aunque aseguran que ella tenía su absoluta protección por eso tuvo que huir cuando le asesinaron en el 44 a.c.

Ella vio rápidamente que Cesarión no tenía nada que hacer en Roma pero no quiso que perdiese también sus oportunidades en Egipto. Así que como, desde la muerte de su hermano Ptolomeo XIII, ella cogobernaba con el menor de la familia, Ptolomeo XIV, mandó asesinarlo y colocó a su hijo en su lugar. "Y luego también mató a la hermana que le quedaba. Tenía mucha sangre fría y era muy ambiciosa, nada iba a pararla", añaden.

Pero necesitaba otra alianza, y no tardó en encontrarla en Marco Antonio, que gobernaba en la parte oeste de Roma. Cuentan que su amor fue bastante distinto al que tuvieron Cleopatra y Julio César, que eran muy competitivos el uno con el otro y que ella siempre le demostraba su riqueza y su poder. También que aquí sí que hubo una validación por parte de Marco Antonio, que dejó a su mujer, Octavia la Menor, la hermana de Octavio, para casarse con la reina egipcia, lo que provocó el fin de ambos.

El abandonó a Octavia desembocó en una cuarta guerra civil en la República romana y las tropas de Octavio ganaron provocando primero el suicidio de Marco Antonio y después el de Cleopatra. "No quería que la usasen como un trofeo, que la exhibieran demostrando su derrota, así que ingirió veneno aunque el imaginario común piensa que se dejó morder por una áspide", explican.

Y es tras su muerte cuando empieza su búsqueda. Cómo analizan en el documental sobre Cleopatra de National Geographic, se desconoce dónde se encuentra su tumba y eso ha llevado a varios arqueólogos a obsesionarse con ella. La más concienzuda es la dominicana Kathleen Martínez, que lleva más de veinte años investigando y excavando. Está convencida de que Cleopatra podría estar enterrada en el Templo de Taposiris Magna, en Egipto, a 50 kilómetros de Alejandría, y allí es donde ha centrado su trabajo.

Para encontrarla ha tenido que excavar muchísimo y ha dado con 14 túneles subterráneos y siete cámaras. "Uno de ellos me llevará hasta Cleopatra", aseguró a El País hace unos días sobre su búsqueda, en la que ahora cuenta con la ayuda del hombre que descubrió el Titanic porque parte de esta aventura es bajo el agua.

Como cuenta en esta entrevista, le envió un email al doctor Ballard pensando que jamás le contestaría. "A los pocos minutos me respondió. Me dijo que tenía 80 años y que estaba pensando en retirarse, pero que quería que en su epitafio apareciera como el oceanógrafo que encontró el Titanic y también la tumba de Cleopatra", confesaba. Porque todos quieren encontrar a la reina.