La historia de William Wallace fue conocida por el público general en 1995, cuando Mel Gibson lo interpretó en la película Braveheart. Se trataba de un valiente escocés que lideró a su país contra los ingleses. De un hombre que dio su vida por la libertad y que, tras ser torturado y asesinado a manos de sus enemigos, se convirtió en un símbolo para Escocia.

Pero ni el grueso de la historia ni los pequeños detalles que la hacen más interesante son del todo correctos, muchos forman parte de una leyenda que lleva siglos engordando. Un mito que cogió impulso durante el siglo XV y que no dejó de crecer y que la película introdujo en la mente de los espectadores, añadiendo más elementos, casi como una verdad absoluta. Pero empecemos por el principio, porque la fábula se remonta incluso al día de su nacimiento y a su origen.

Como explican en el capítulo dedicado a Wallace del programa Los pasajes de la Historia, de Juan Antonio Cebrián, los trovadores dataron su nacimiento en 1267, convirtiéndole en un líder muy joven. Pero la versión oficial lo sitúa unos años más tarde, entre 1270 y 1272. Además, aunque le dieron a conocer como un hombre de origen humilde, no pertenecía a la clase baja de la sociedad escocesa.

William Wallace, como explica el escritor León Arsenal, autor de Corazón oscuro (La Esfera de los Libros), "era un hacendado, no era un noble pero tenía una buena posición. Sus orígenes eran irlandeses, así que tampoco era un escocés de pata negra como se ha contado". Una afirmación que comparte con el periodista Daniel Quirós, que en su programa Historias y leyendas, de RTVE, dedica un episodio a desmontar casi todos los bulos, o medias verdades, sobre el escocés. "Su infancia no tuvo nada que ver con lo que ha llegado hasta ahora. Hablaban de que era plebeyo, un ladrón, un hijo proscrito... Nada más lejos de la realidad. Lo que pasa es que querían darle a su nombre más fama y esta era una buena manera de conseguirlo", explica.

Su familia, de la que él era el hijo pequeño, lo envió a estudiar a una abadía en Dunipace donde se formó en francés, latín, inglés y gaélico; por lo que era alguien de cierta cultura. Y fue durante su estancia allí, cuando nuestro protagonista tenía aproximadamente catorce años, cuando la muerte del rey cambió la historia de Escocia.

Alejandro III murió, tras haber perdido a sus tres hijos, sin descendencia directa y aunque en un primer momento el problema sucesorio se solucionó con su nieta de tan sólo tres años, esta perdió la vida en un viaje que la llevaba de Noruega a Escocia en 1290.

"Decían de que era plebeyo, un ladrón, un hijo proscrito pero nada más lejos de la realidad. Querían darle a su nombre más fama y de esta manera lo conseguían"

Sin ningún otro familiar cercano, los candidatos comenzaron a multiplicarse y el número de aspirantes al trono llegó a sobrepasar la docena. Para evitar un conflicto mayor, los nobles escoceses pidieron ayuda a Inglaterra y el rey inglés se convirtió en una especie árbitro. Lo primero que hizo fue conseguir que Escocia fuera un feudo de su país y después colocó en el trono a Juan de Balliol, el candidato que más le convenció, y al que coronaron en 1292. Eduardo I confió en que el nombramiento le diera poder sobre las decisiones de este nuevo monarca pero, aunque fue así durante un tiempo, el rey escocés acabó aliándose con Francia e Inglaterra no dudó en invadir Escocia.

Y es aquí donde entra en la historia William Wallace. El joven escocés ya había tenido que enfrentarse a los ingleses en alguna ocasión o eso cuenta la leyenda, que asegura que siendo adolescente fue increpado por cuatro de ellos. Al parecer, se burlaron de su falda escocesa y él los acabó matando. Algunos dicen que fue encarcelado y otros que se escondió en el bosque junto a otros escoceses.

Hay otra versión: que volvió a su aldea, que se casó en secreto para evitar el derecho de pernada de los nobles ingleses y que tras ser descubierto estos violaron y asesinaron a su mujer. Aquí Quirós asegura en su programa que Wallace no estuvo nunca casado y que tampoco se le conoce descendencia, por lo que el momento clave de la película de Gibson parece formar más parte del mito que de la realidad.

"No es el líder de un bando independentista sino que estaba a favor de un rey determinado"

Por su parte, Arsenal asegura que partimos de una base equivoca y es que aquel conflicto no fue ni mucho menos una guerra de independencia sino "una lucha dinástica". "No es el líder de un bando independentista, solo estaba a favor de un rey determinado", asegura.

Tampoco considera que lo que le llevó a entrar en el conflicto fuese el asesinato de su mujer. "Eso un topicazo: un joven campesino humilde que vive a lo suyo y no se mete con nadie, matan a su mujer y quiere vengarse. Este señor era un hacendado que se metió en el juego político donde en aquella época se solucionaban los problema con las armas", comenta.

Fuera como fuese, la llegada de las tropas inglesas cogió a Wallace dentro de uno de los bandos. Junto a Andrew Murray formaron un ejército, posicionándose a favor de Juan de Balliol, cuya misión era acabar con las tropas Eduardo I, y con el que hicieron historia a los pocos meses. Porque en 1297, exactamente el 11 de septiembre, se produjo la batalla que le convertiría en héroe y en la gran esperanza de los escoceses.

Esta se llevó a cabo en Stirling, en el centro del país. Allí, a ambos lados de un puente, se encontraron los dos ejércitos. Y aquí vuelve a jugar un papel clave la tradición oral. Dicen que 20.000 soldados con armas rudimentarias se enfrentaron ante 40.000 ingleses con una caballería muy preparada. También que el ejército de Wallace dudó al ver el despliegue inglés y que fue él quién dio un discurso -la famosa escena de la película- que llenó de fuerza a sus soldados.

Al parecer, la diferencia numérica entre ambos bandos no era tan grande y se desconoce con seguridad que el ejército de Wallace perdiera el miedo gracias a sus palabras. Lo que sí es seguro es que ganaron aquella batalla, muchos ingleses cayeron ante las largas espadas escocesas y otros tantos murieron ahogados cuando al cruzar el puente este se derrumbó al no soportar el peso de tantos hombres.

Andrew Murray murió aquel día así que el mérito recayó al completo sobre Wallace, al que nombraron Guardián del Reino. A los pocos meses, tras enviar a su ejército a conquistar York, el rey Eduardo I decidió usar todas sus fuerzas contra ellos.

"Fue juzgado y torturado, en esa época la muerte no era suficiente"

Fue en abril de 1297 cuando los ingleses se enfrentaron al ejército de Wallace en la batalla de Falkirk. Aquí, se cambiaron las tornas, los escoceses fueron diezmados y nuestro protagonista tuvo que huir. Unos dicen que se escondió en algún lugar de Escocia, otros que fue a pedir ayuda a Francia y a Roma. Al final, fue detenido en 1305 tras la traición de uno de sus hombres.

"Fue juzgado y torturado, en esa época la muerte no era suficiente", explica Arsenal. La historia cuenta que le ataron a unos caballos que le llevaron arrastrándole por todo Londres, que después le sacaron los intestinos manteniéndolo consciente y que él lo único que hizo fue gritar "Libertad". Al final, acabó colgado y luego descuartizado y su cabeza se expuso en la Torre de Londres, un aviso para cualquiera que quisiera enfrentarse al rey Eduardo I. Esta parte de la historia, conociendo las costumbres de la Edad Media, es asumida por todos como verídica.

El verdadero Braveheart

Pero no fue su corazón el que se guardó en un cofre ni fue él el conocido como Braveheart. Y aquí es donde León Arsenal pone luz sobre la historia, que cambia de nombre. Tras su muerte, en Escocia se coronó rey Robert the Bruce, que en un primer momento había llegado a apoyar a Eduardo I pero que acabó haciéndose con el trono. Según asegura el escritor, este había matado a uno de sus enemigos dentro de una iglesia lo que en aquel momento era considerado un sacrilegio. "Estaba aterrado porque si se moría iría directo al infierno y prometió lavar su pecado acudiendo a Tierra Santa. Pero contrajo lepra y no pudo cumplir su promesa, así que ya moribundo le pidió a su mano derecha, Douglas el negro, que tras su muerte le arrancaran el corazón y lo llevaran hasta allí", explica.

Y añade que así lo hizo y que "lo metió en un cofre y se lo ató al cuello". "Aunque estaban en guerra, como esta era una misión sagrada, los ingleses le dejaron pasar y cruzar el Canal de la Mancha. Iban a Santiago de Compostela pero Alfonso XI estaba en guerra contra los musulmanes en el sur y sabían que una guerra santa tendría el mismo efecto, así que acudieron allí. Douglas el negro murió en una de estas batallas y la leyenda dice que antes de morir tiró el cofre y dijo: 'Ve delante, corazón valiente, que yo te sigo a la muerte como te seguí en vida'", asegura.

Pero explica que "esto es lo que se contó por parte de los musulmanes, que en aquella época dudo mucho que supieran entender escocés así que forma parte de otra leyenda. Lo que es seguro es que se empeñaron en encontrar ese cofre y lo hicieron porque se encuentra en la tumba de Robert the Bruce".

Su figura en Escocia

Todo lo que se sabe sobre William Wallace tiene una fuente. Se trata de un poema épico que el juglar Bling Harry escribió en 1470 bajo el título: Los actos y hazañas de Sir William Wallace, caballero de Elderslie y que tal y cómo aseguran los historiadores no es para nada fiable porque sus fuentes son exclusivamente orales. Con la llegada del romanticismo y Scots Wha Hae, de Robert Burns, los nacionalistas escoceses asumieron por completo su figura y levantaron a mediados del siglo XIX un monumento para conmemorarlo como el gran héroe escocés.