Tenía trece años cuando se encontró con el amor de su vida. Fue un verano en el que salió de su Escocia natal en un roadtrip familiar y acabó en las costas griegas. Allí, dice que compró "todos los clichés". "El sol brillando en el puerto, las hojas de los arboles titilando, la gente hablando con esa pasión... Esa vitalidad mediterránea", asegura el ahora helenista Roderick Beaton en una entrevista a El Independiente.
A su vuelta, se puso a estudiar griego y se dio cuenta de que aquel idioma que había escuchado entre casas blancas era casi idéntico al de hace miles de años. "Era la de las grandes composiciones como las de Homero y me fascinó. Además, tuve un profesor muy bueno que nos hizo leer La Odisea con 14 años y no hubo marcha atrás", confiesa
A partir de entonces quiso centrar sus estudios en aquel país, en aquella lengua y en aquella cultura y ahora sus títulos ocupan varias líneas. Ya jubilado, Beaton es catedrático emérito Koraes de Historia, Lengua y Literatura Griega y Bizantina Moderna en el King`s College de Londres. Miembro de la Academia Británica y comendador de la Orden de Honor de la República Helénica. Y acaba de publicar lo que muchos han considerado "el gran libro de historia de Grecia", Los griegos, una historia global (Ático de los Libros), que se publica hoy en España y que repasa su historia desde los "pregriegos" a la Grecia actual.
"Uno de los legados más apreciados, incluso por encima de la democracia, es la idea de que los ciudadanos son iguales ante la ley"
Aquí cuenta cómo estamos hechos de ellos, cómo la cultura occidental encuentra su pilar fundamental en su época de esplendor. "La sociedad occidental moderna parte de La Ilustración del siglo XVIII, donde se redescubren ideas del pasado antiguo. Gracias a La Ilustración, los modelos griegos y romanos empiezan a tomarse en serio para construir la sociedad", asegura y añade que "su concepto de 'política' ha calado de forma muy profunda". "Ellos comienzan a desarrollarlas con las polis pero Roma sigue en la misma línea y han llegado hasta la modernidad", afirma.
Y explica que "la democracia se la inventa en Atenas, los atenienses son los que prueban con este tipo de gobierno donde elegían los ciudadanos varones, y mantuvieron ese sistema durante mil años. Pero, uno de los legados más apreciados, incluso por encima de la democracia, es la idea de que los ciudadanos son iguales ante la ley". "Está es la cuestión clave que los griegos trasladan a los romanos y es el hilo conductor de la sociedad occidental a lo largo del tiempo. Su democracia era muy distinta a la actual pero se basaba en ese principio. Esta es una de las razones, el hecho de que sea una invención griega, de que veamos la igualdad amenazada en muchos lugares del mundo que no provienen de esa tradición", asegura.
La fascinación por el mundo griego
A la pregunta de por qué cree que nos fascina tanto la historia griega, Beaton asegura que lo que más nos llama la atención, lo que despierta nuestro interés, suele ser la mitología. "Luego, como los griegos tienen una historia muy larga, cada cual puede encontrar algo que le interese aunque siempre es la Antigüedad lo que más tirón tiene". Para casi todos, pero no para él.
Porque aunque él es un apasionado de la Grecia moderna, asegura que al investigar para este libro lo que más le sedujo no fue aquella época. "No era consciente de hasta qué punto el Imperio romano era un imperio griego en su parte oriental. Todos sabemos que el poder político estaba centralizado desde Roma pero luego la gente hablaba griego, se hacían discursos y libros en su idioma. Las élites del poder recibieron una educación griega, incluso las últimas palabras de Julio César parece que las dice en griego. En cierto modo, aunque pueda parecer sorprendente, se puede hablar del Imperio romano como un imperio griego", afirma entusiasmado.
"En cierto modo, aunque pueda parecer sorprendente, se puede hablar del Imperio romano como un imperio griego"
También, que otro aspecto que le pareció muy interesante y que ha podido analizar gracias a su investigación es la de la creación de una identidad. "Al examinar una lengua y un pueblo a lo largo de tanto tiempo, te das cuenta de cómo se forma una identidad realmente y también de cómo se va remodelando. El hecho de poseer registros tan antiguos nos permite trazar la identidad griega desde hace mucho tiempo y la lección es que la identidad no es inamovible sino que varía. Y eso me ha parecido muy relevante", continúa.
Y resalta que aunque es de los que dicen que no hay una época como el presente, si tuviera que elegir se quedaría con la que menos interés ha despertado en los académicos. "Las ciudades estado no vivieron en paz en la época clásica, sólo lo hicieron cuando les conquistaron, primero los macedonios, que eran griegos pero distintos, y luego el Imperio romano. Fue entonces cuando empezaron a disfrutar de la vida, cuando las ciudades griegas se hicieron más grandes y dejaron de pelearse entre ellas porque todo ese tipo de política se centralizó en Roma. Fue cuando empezaron, por decirlo de alguna manera, a ser más felices. No es su época de esplendor en lo artístico o científico, pero se lo pasan mejor", confiesa.
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