El pasado jueves, trabajadores y miembros del sindicato de UGT denunciaron que la última planta de la Biblioteca Nacional parecía "una piscina" después de las últimas lluvias caídas sobre la capital. El personal del centro tuvo que actuar urgentemente para evitar que numerosos ejemplares resultaran dañados. Hoy, el ministro de Cultura ha tenido que salir al paso de las críticas que han responsabilizado al organismo que dirige por indolencia y falta de previsión respecto a la situación del edificio histórico de la BNE en el paseo de Recoletos.

Ernest Urtasun, ha pedido "tranquilidad" y ha asegurado que se ha respondido desde "el primer minuto" con un protocolo de actuación inmediata para proteger los fondos y evitar filtraciones, y que no ha producido ningún daño "significativo" en ninguno de los fondos. "Me hago absolutamente cargo de la preocupación que ha levantado esta cuestión alrededor de las filtraciones en la Biblioteca Nacional. Quiero dar un mensaje de tranquilidad, estamos actuando desde el primer minuto que llegamos y estamos viendo si tenemos que ampliar el alcance de las actuaciones", ha explicado Urtasun este lunes en declaraciones a medios momentos antes de la presentación del programa de la Feria del Libro de Guadalajara, en la que España es país invitado.

Un problema que Urtasun se "encontró"

El ministro ha explicado que para subsanar los desperfectos en la cubierta del edificio que se "encontró" al llegar al cargo se ha estado trabajando con "celeridad" y se han invertido más de 2 millones de euros. Además, ha adelantado que a partir de este miércoles se pondrá en marcha un estudio para comprobar el alcance de los desperfectos y así ver si es necesario "ir más allá" en las actuaciones que se están realizando en estos momentos.

A finales de 2023, el Gobierno aprobó una partida de cerca de dos millones de euros y un plazo de ejecución de 11 meses para reparar las goteras y filtraciones agravadas por la DANA que pasó por Madrid en noviembre del año pasado. Las obras empezaron en enero, pero las lluvias que cayeron este mes de agosto afectaron a parte del fondo antiguo y moderno y a la sala de lectura María Moliner. Con la llegada del otoño llueve, pues, sobre mojado.

Es por ello que un centenar de escritores, historiadores, restauradores o conservadores han firmado un manifiesto en el que exponen su "asombro e indignación" por la situación. "La BNE está por encima de todos los partidos, representa a todas las Españas y a toda la Hispanidad. Sus colecciones son únicas. Los poderes públicos deben protegerla. Es una obligación legal y un deber moral", aseguran los firmantes, encabezados por el escritor Luis Español Bouché, que ha encabezado esta reclamación y la ha compartido en su perfil en X.

Español ha utilizado su cuenta en la conocida red social para denunciar la situación y solicitar adhesiones al manifiesto, que exige a las autoridades que adopten las medidas técnicas y económicas para proteger la integridad de la institución. "Dándoles prioridad absoluta para que situaciones como las vividas esta semana no se vuelvan a producir", reclaman los firmantes.

Obras mal tapadas

El pasado jueves, UGT denunció que la BNE parecía "una piscina" y que se tuvo que actuar con "urgencia", aunque "bastantes" libros se mojaron ante las últimas lluvias que se produjeron en la capital. "El sumidero global tenía que desembocar en el Paseo de la Castellana, pero no ocurrió porque estaba sobrepasado y no se pudo desalojar bien el agua. Esto unido a que se habían dejado mal tapadas las obras de la azotea, provocó que se filtrase el agua a la última planta y se embalsó todo", explicaron a Europa Press fuentes del sindicato.

Además, señalaron que esa zona inundada es "habitual" que, cada vez que llueva fuerte, se formen goteras, pero "esta vez ha sido el colmo". "Hasta ahora no había hecho falta, según la gerencia o según la dirección de la BNE, una intervención tan apremiante y ayer ya vieron que sí", sentenciaron.

Aunque en los últimos tiempos la Biblioteca Nacional ha sido objeto de varias obras de mejora, está pendiente la ejecución de una gran reforma que cambie la circulación del edificio y lo abra al Paseo de Recoletos, poniéndolo al nivel de la institución hermana, el Museo Arqueológico Nacional, reformada hace ahora diez años. Está previsto que estas obras se ejecuten en 2025 y pueda inaugurarse a lo largo de 2026.