Guido Alfani, profesor de Historia Económica de la Universidad Bocconi de Milán, lleva décadas estudiando la desigualdad. Qué la produce, dónde es más intensa y cómo se podría solucionar. Fue hace unos años cuando le propusieron escribir un artículo sobre la historia de la misma y cuando se encontró con que no había demasiados análisis sobre la parte que no la sufría y eso impedía un buen examen de situación.

Así que decidió hacerlo él y ahora publica en España Como dioses entre los hombres (Ático de los libros), donde nos lleva desde la Antigua Roma hasta Elon Musk, pasando por los Medici, por hambrunas y por crisis para contarnos qué papel han tenido a lo largo de los tiempos los superricos y hacernos ver que ahora vivimos en una anomalía histórica.

El título lo has cogido de una frase de Nicolás Oresme, que tradujo y adaptó la obra de Aristóteles. Con ella, el filósofo y luego el teólogo pretendían reflexionar sobre cómo un exceso de riqueza por parte de un sector de la sociedad era negativo para la democracia y que aquellos que vivían "como dioses entre los hombres" corrían el riesgo de tomar el control de las instituciones.

Pregunta.- Asegura que el término pecador estuvo ligado durante siglos a los que acumulaban la riqueza, que tanto Tomás de Aquino como Nicolás Oresme, hasta la propia Iglesia, los consideraban indignos.

Respuesta.- Durante muchísimos años los superricos tuvieron un problema: no podían parecer demasiado ricos. Había leyes sobre el nivel de consumo que podían tener, sobre los lujos a los que podían acceder y la motivación de esas leyes no era otra que la de mantener la estabilidad social. Si ellos empezaban a mostrar una vida muy lujosa esto podría provocar tensiones en las clases bajas y en la Edad Media un conflicto social era violento y peligroso y, sobre todo, nacía de las élites políticas que eran las que imponían esas leyes suntuarias.

"Los ricos eran muy creyentes y querían preservar su alma. Por eso, nos encontramos con tantas donaciones para los pobres o para ayudar a monasterios e iglesias en sus testamentos"

Ese fue su primer problema pero tenían otro, la Iglesia. Los ricos eran muy creyentes y querían preservar su alma. Por eso, nos encontramos con tantas donaciones para los pobres o para ayudar a monasterios e iglesias en sus testamentos porque de esa forma pensaban que se les absolvían los pecados.

Mira, hay un ejemplo muy bueno, el de Francesco Datini, el gran mercader del siglo XIV. Él era un huérfano que heredó durante la epidemia de la peste negra y que con ese dinero empezó a hacer negocios entre Francia e Italia. Al final, acabó convirtiéndose en uno de los superricos del momento. Hasta abrió una banca. Bueno, pues cuando murió legó una parte pequeña a su hija ilegítima para su dote pero el resto lo dejó para construir un orfanato y una casa de pobres. Estaba convencido de que su alma necesitaba ayuda.

Algo que también le preocupó mucho a Cosimo de Medici, tanto que le preguntó al Papa que podía hacer para absolver su pecados y la respuesta fue que tenía que hacer una gran donación. Como él era el banquero papal, pues le hicieron un descuento. Es que en esa época los ricos no se percibían a sí mismos como gente virtuosa, sobre todo los que trabajan con dinero.

P.- Pero no lo hacían de manera filantrópica sino para salvarse.

R.- Claro, porque era la imagen que tenían dentro de la sociedad, la de pecadores. Pero a partir de finales del siglo XIV y durante el siglo XV ellos empezaron a percibir su propio rol de manera diferente y se produjo un cambio en su mentalidad. Ya no aportaban para salvar su alma sino que, en el contexto cultural del humanismo, lo hacían por otras dos razones. La primera es práctica y es la de ser más aceptados por su sociedad, en una época en la que la integración era importante porque la violencia siempre era una amenaza.

La segunda razón es que ellos empezaron a pensar que poseían virtud, dejaron de creer que eran pecadores. Esto ocurre porque los mercaderes se pusieron a discutir sobre las virtudes que debería tener el comerciante perfecto y el pecador se transformó en alguien virtuoso. Una idea que se hace fuerte durante la reforma protestante y con el calvinismo, donde aseguran que en la actividad económica se puede manifestar la gracia de Dios, que puede tener un sentido positivo.

P.- Incluso se les ve cómo los salvadores de la sociedad en situaciones dramáticas. ¿Cómo llegan a convertirse en el "salvavidas comunitario"?

R.- Sí, tienen una labor social. A partir del fin de la Edad Media, cada vez que surge un problema se pide ayuda a los ricos del lugar por lo que su presencia se empieza a considerar como un beneficio colectivo para ayudar en momentos de crisis. Hay muchísimos casos de superricos salvando a sus ciudades de la ruina.

Pero no seamos naifs, se les preguntaba primero pero si no aceptan, les obligaban. Lo que conocemos como préstamos forzosos, que se encuentran por toda Europa y en todos los sistemas políticos en la Edad Moderna, o también a través de más impuestos o expropiaciones. De esta manera, también ellos podían justificar su presencia, integrarse.

P.- Cuenta que la última vez que un superrico salvó a un estado fue en Estados Unidos, durante la crisis bancaria de 1907.

R.- Exacto, fue el caso JP Morgan que es muy interesante porque sugiere que hasta la primera parte del XX los superricos jugaban un rol que era muy similar al de la Edad Media. Este es el último caso de un superrico que salva a su estado de un colapso financiero y la historia está muy bien. Fue en 1907, cuando durante una crisis bancaria en EE.UU se tiene la certeza de que va a haber un pánico bancario. JP Morgan llama a un grupo de importantes financieros y les cita en su biblioteca de Nueva York. Cuando llegan, cierra la puerta con llave y les dice: "De aquí no sale nadie hasta que no encontremos una solución". Y la encuentran. Se coordinan y consiguen establecer la confianza colectiva en el sistema y la gente no corre a sacar su dinero.

"Al estudiar las políticas impositivas de los países occidentales ricos, nos damos cuenta que durante el siglo XXI no hay casi ejemplos de reformas políticas que les pidan a los ricos aportar más durante las crisis"

Esto no ha vuelto a ocurrir por dos razones. Una es que las finanzas públicas hoy son demasiado grandes, no hay riqueza personal que pueda salvarlas, y la otra es que, como reacción a lo que ocurrió con JP Morgan, Estados Unidos estableció la Reserva Federal en 1913, para no depender de un superricos para encontrar una solución a una crisis financiera. Ese modelo fue imitado por otros países, Inglaterra ya tenía un banco central, y por eso los superricos ya no tienen que entrar a solucionar los problemas. Tanto ha cambiado el panorama que durante la crisis de 2008 vimos justo lo contrario, que las empresas privadas eran salvadas con dinero público. Y eso es un problema.

P.- En el libro analizas que ya no es que no ayuden en las crisis sino que incluso, en algunos casos, aumentan su riqueza durante las mismas.

R.- Así es. Las consecuencias de las crisis para los ricos han sido muy diferentes a lo largo de los años. Si comparamos, por ejemplo, cómo afectó la crisis de 1929 a su patrimonio con cómo afectó la de 2008... Pues en la primera la cuota de riqueza se redujo considerablemente y en esta para nada. Tampoco se han vitos afectados por el Covid ni las guerras. Y eso es un problema.

Mucha gente se preguntará que por qué es un problema que no se vean afectados y la respuesta es clara: si son resistentes a las crisis, significa que no han jugado el rol tradicional e imprescindible que deben jugar. Pero es que, al estudiar las políticas impositivas de los países occidentales ricos, nos damos cuenta que durante el siglo XXI no hay casi ejemplos de reformas políticas que les pidan a los ricos aportar más durante las crisis. ¿Por qué todos los gobiernos, de derechas y de izquierdas, no han hecho mucho en esta dirección?

P.- ¿Por qué?

R.- Pues es difícil responder a esa pregunta pero una posible respuesta es que los superricos hoy tienen una influencia sobre la política y las leyes mucho más fuerte que hace un siglo. El control sobre las democracias es ahora mucho más fuerte que en la primera parte del siglo XX y por eso es muy difícil por parte de las instituciones hacer que los más ricos contribuyan más. Pero la prueba es difícil de encontrar.

P.- También hay superricos que se han unido para contribuir más a sus países.

R.- Sí, hay varios grupos. Los Patriotic Millionaires o el In Tax We Trust, que hablan de una mayor contribución a las arcas de los estados. Incluso algunos exponen que si no empiezan a pagar más impuestos, un día llegará la violencia.

No van desencaminados. Si hay una petición de la sociedad a los superricos y estos no responden podría haber una gran inestabilidad social y las consecuencias no serían buenas para nadie. Hay otra posibilidad y es que se establezca una tendencia que vuelva a pedirles a los ricos el rol del que hemos hablado y que esta petición la asuma un partido político y se le vote masivamente. Esto sería un éxito democrático. Pero también está la contraria, el éxito de un sistema que tenga relación directa con los superricos, que al final seamos un sistema oligárquico equiparable a las repúblicas patricias, pero a eso no podemos llamarlo democracia.