La misión arqueológica en Luxor dirigida por los españoles Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman recibió denuncias previas a las formuladas ahora por tres becarios y que han obligado a las autoridades egipcias a detener temporalmente el proyecto. Hubo al menos dos comunicaciones en 2011 dirigidas al Consejo Supremo de Antigüedades en las que se alertaban de las graves irregularidades que se producían en la misión española, han confirmado varias fuentes consultadas por El Independiente.
Se da la circunstancia de que por aquel entonces el secretario general del Consejo era Mustafa Amin, el egiptólogo que años después fue agasajado con viajes a España costeados por uno de los otrora mecenas del proyecto, tal y como aparece en la documentación publicado esta semana por este diario. A pesar de las advertencias que contenían las denuncias por la supuesta falta de profesionalidad, las autoridades egipcias no tomaron medidas y el proyecto siguió su curso. Amin no ha contestado a las peticiones de información cursadas por este diario.
La existencia de las mismas contradice las declaraciones vertidas esta semana por Martín Valentín en una conversación con este diario en la que aseguró que jamás se habían registrado problemas con la misión en sus más de dos décadas de existencia.
El proyecto en el centro de la polémica es la misión española Visir Amenhotep Huy que dirigen desde 2009 Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman. La expedición excava desde entonces en un enterramiento situado en la necrópolis de Asasif, cerca del templo de Hatshepsut, en Luxor, la antigua Tebas faraónica.
El 'Ecce homo' del grafito de Senenmut
En una de las denuncias a las que ha tenido acceso este medio, se detalla lo que los demandantes consideran “la actuación irresponsable sobre el grafito de Senenmut, que se encuentra en el TT353”, una de las tumbas en las que tenían permiso de excavación. En el documento que se adjunta a la denuncia, se incluyen pruebas sobre el grafito antes y después de la restauración llevada a cabo por los españoles. “En la parte superior puede verse la fotografía tomada en 1988 y publicada en el libro "The Monuments of Senenmut: Problems in Historical Methadology", de Peter F. Dorman. Es decir, antes de la restauración realizada por el Instituto Español de Estudios Egipcios. En la parte inferior, todos pueden ver el estado actual de ese grafito, después de su restauración. Como se indica en la imagen, hay una mancha delante de los labios y algunas personas dicen que hay otra mancha cerca de la comisura de la boca. Las personas que trabajaron en la tumba dicen que son manchas de barniz”.
Según el relato incluido en el pormenorizado documento, “el barniz se cayó durante la instalación de la rampa de madera, porque el grafito Senenmut no estaba protegido”. Los codirectores de la misión llegaron incluso a pedir a uno de los participantes en el proyecto “que raspara el barniz con un bisturí”. “Este incidente no es una contribución a la conservación de los monumentos faraónicos, patrimonio universal”, agrega.
El informe de riesgos de la arquitecta, ignorado
La denuncia acusa a la pareja de arqueólogos de ser autores del despropósito de “ocultar la verdad”. Citan otros ejemplos como el informe de una de las arquitectas que trabajó en la expedición y que “redactó un extenso informe arquitectónico negativo en el que explicaba los graves y peligrosos problemas estructurales de la Tumba del Visir Amenhotep Huy (ATT28) y hablaba de las recomendaciones a seguir en el futuro”. “Pero Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman ignoraron este informe técnico”. El informe, consultado también por este diario, determina: "Tras los estudios, el análisis exhaustivo de todo y toda mi amplia experiencia profesional, especializada en restauración y protección del patrimonio, me eximo de cualquier actuación llevada a cabo en esta campaña, ya que contradicen todas mis indicaciones técnicas, suponiendo un riesgo para la excavación, el yacimiento arqueológico y los propios trabajadores".
Sin titulación de Arqueología o Egiptología
La denuncia que se hizo llegar a Antigüedades egipcio cuestiona, además, la formación y capacitación académica de ambos directores de misión, un extremo que vulnera el propio reglamento de misiones arqueológicas extranjeros del Consejo Supremo de Antigüedades. “No se otorgará ninguna concesión a ningún director de expedición que no tenga una experiencia significativa sobre el terreno", establece la norma egipcia. “Así que los directores de campo deben ser arqueólogos y tener una experiencia significativa sobre el terreno. No es aceptable que personas que no sean arqueólogos dirijan una excavación”, esboza la denuncia.
No es aceptable que personas que no sean arqueólogos dirijan una excavación
En el caso de Bedman, el documento apunta a que ella “dice ser licenciada en Geografía e Historia, por la Universidad de Granada”. “Pero nadie ha visto el documento oficial que certifique su titulación”. Martín Valentín, en cambio, es licenciado en Derecho “y posteriormente realizó un doctorado sobre Religión Egipcia, por el Instituto de Ciencias Religiosas de la Universidad Complutense de Madrid”.
La investigación enviada a las autoridades egipcias detalla, además, que buena parte del equipo tampoco es arqueólogo o egiptólogo. Son miembros del Instituto creado por la pareja pero proceden de campos ajenos al mundo egiptológico: hay un periodista, una masajista, una traductora, otro licenciado en derecho e incluso una ginecóloga.
Con amenaza de derrumbe y sin cascos
La denuncia se hace incluso eco de un artículo que publicó a finales de 2011 uno de los ex integrantes del equipo de excavación, Luis del Palacio. En el texto alertaba de una falta de presupuesto que ponía en riesgo la propia seguridad de los miembros del equipo. “Esa falta de presupuesto incumbe a todo el proyecto; es decir, tanto a la mano de obra en sí (hubo que despedir entre protestas a una docena de obreros la semana pasada) como a la propia seguridad de la excavación: la tumba-templo, con una sala hipóstila de casi 400 metros cuadrados, se halla en un estado tan precario que el techo amenaza con desplomarse, por lo menos parcialmente, lanzando trozos que fácilmente podrían herir o incluso aplastar a quienes se encuentren en ese momento en el interior. El equipo, tanto el técnico como el formado por los obreros locales, pasa muchas horas al día con la espada de Damocles sobre sus cabezas, y pocas veces la metáfora se ha ajustado tan bien a la realidad”, escribió Del Palacio.
Sólo se cuenta con un botiquín con tiritas, agua oxigenada y paracetamol
Su queja pública no tuvo ningún recorrido en la administración local. En su texto, Del Palacio acusaba a los directores de la misión de “seguir adelante contra viento y marea, sin dotar de cascos protectores ni de botas reforzadas con plomo a los que excavan dentro de la tumba o realizan tareas de consolidación de las endebles estructuras del hipogeo”. “Se está poniendo en riesgo vidas humanas y no momias milenarias”. “Para enfrentarse a cualquier posible accidente, sólo se cuenta con un botiquín con tiritas, agua oxigenada y paracetamol. Por otro lado, las posibilidades de evacuar rápidamente a un accidentado son mínimas”.
Los testimonios que llegaron hasta las autoridades también denunciaron el despido improcedente de la arqueóloga encargada del almacén de excavaciones hasta diciembre de 2010, “alegando que había hecho dejación de sus funciones”. En realidad, se explica, la encargada se hallaba “sobrecargada de trabajo” para clasificar más de 800 piezas recuperadas del yacimiento. El documento redactado hace 13 años pedía a las autoridades competentes “tomar cartas en el asunto y detener el trabajo de esta misión española”. Las alegaciones, si alguna vez fueron examinadas por las citadas autoridades, no condujeron a nada. Fue uno más de los pasajes que alimentaron el silencio que ha marcado la misión hoy bajo sospecha durante sus 24 años de singladura.
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hace 1 mes
Fui miembro de una de esas campañas y me fui antes por el maltrato hacia los voluntarios y, sobretodo, hacia los egipcios (los llamaban perros, cucarachas…). Espero que los investiguen a fondo, se han pasado años robando a los voluntarios y engañando a todo el mundo. Gracias por hacer público lo que ocurre