Emiliano Aguirre. Foto colección privada de José María Bermúdez de Castro

Enseñar al mundo los tesoros que alberga el yacimiento de Atapuerca ha sido tan importante como dar con ellos. La documentación fotográfica, personal y arqueológica está presente desde que el investigador Emiliano Aguirre recibiera los fondos del Ministerio de Cultura para empezar a trabajar en la Sierra de Burgos. La divulgación de su trabajo ha sido clave para dar valor al trabajo de un grupo de arqueólogos que se ha pasado 40 años entre los fósiles.

“Hemos hecho importantes aportaciones que han trastocado nuestro conocimiento, como que existe acumulación de cadáveres en rituales funerarios desde hace más de un millón de años, las pruebas de canibalismo de hace más de un millón de años o el ADN más antiguo secuenciado que ha permitido establecer nuestra relación con otras especies. Hay una serie de descubrimientos muy, muy relevantes”, nos recordaba a El Independiente en una entrevista el arqueólogo Eudald Carbonell, director del proyecto científico de Atapuerca junto con José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga. Los tres se hicieron cargo de la excavación tras la jubilación de Aguirre.

De esa aventura que ha cambiado lo que sabíamos de la prehistoria dan cuenta las 275 imágenes de 40 años de excavaciones en la Sierra de Atapuerca, la muestra que acoge el Museo de la Evolución Humana, desde hoy hasta el verano de 2019. La exposición está estructurada en las distintas fases que ha vivido la excavación. ‘El inicio del proyecto de investigación. Emiliano Aguirre’ (1978-1990); La consolidación del equipo de investigación’ (1991-2000) y la ‘Internacionalización y socialización del proyecto Atapuerca’ (2001-2018). Además de las 275 imágenes se pueden ver cuatro vídeos con otras 400 fotos de la historia de los trabajos en la sierra de Burgos. Muchas de las fotos de exposición son de los propios investigadores.

Los años 90 fueron los más importantes para Atapuerca con algunos de los hitos más del proyecto. La Sima de los Huesos proporcionó, en 1992, tres cráneos humanos, uno de ellos el mejor conservado del mundo que sería portada en Nature (1993), confirmándose la acumulación intencionada de restos de 28 individuos que vivieron durante el Pleistoceno medio. En 1994 aparecieron restos humanos en el nivel de TD6 de Gran Dolina, por debajo del evento Matuyama con más de 780.000 años de antigüedad, convirtiéndose en los más antiguos del continente europeo. Esta nueva especie bautizada como Homo antecessor representa a un grupo de homínidos anterior al linaje de los neandertales y de los humanos anatómicamente modernos.

En 1997 el Equipo de Investigación de Atapuerca recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, al que se unió el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades. Un galardón que impulsó económicamente el proyecto científico.

La última parte de la exposición  arranca con la declaración de los yacimientos como Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2000. Una título que trajo mayor repercusión internacional de la Sierra de Atapuerca e incidió tanto en los centros de investigación vinculados al proyecto de investigación como en las infraestructuras asociadas a su protección y divulgación.

Con el siglo XXI los yacimientos de Atapuerca han estado presentes en numerosas exposiciones: Atapuerca un millón de años’ en el Museo de Burgos (2000-2001), The First Europeans. Treasures from the hills of Atapuerca en el Museo de Historia Natural de Nueva York (2003), Atapuerca y la Evolución Humana en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (2005-2006), Atapuerca. Sur les traces des premiers européens en el Museo del Hombre de París (2009). Todas estas muestras culminaron en 2010 con la inauguración en Burgos Museo de la Evolución Humana (MEH).


Miguelón, un hallazgo único

Miguelón o Cráneo número 5 es la pieza estrella de los yacimientos de Atapuerca. Nunca se había encontrado un cráneo tan completo y bien conservado. Gracias a él la humanidad pudo ver por primera vez con claridad la cara de un Homo heidelbergensis. Miguelón era alto, ancho y corpulento. Utilizaba herramientas sof