"Cuando Gerardo Vielba tenía 14 años vivía en la calle Alameda en Madrid, iba todos los sábados al Museo del Prado y decía que era él único niño que había en el museo. Su padre y él leían mucho, volvían siempre con libros de la Cuesta de Moyano que tenían que esconder porque su madre estaba harta de tantos libros", cuenta Antonio Tabernero, comisario de la exposición Gerardo Vielba, fotógrafo. 1921-1992. "Era un ilustrado", añade. Una cultura que le valió para liderar la conocida como Escuela de Madrid, el colectivo de fotógrafos que metió el género en el arte español.
La exposición se puede ver en la Sala Canal de Isabel II hasta el 25 de julio y recorre con 120 obras en blanco y negro el trabajo del fotógrafo. Un legado artístico que como explica Tabernero ha dejado una impronta en las siguientes generaciones de fotógrafos de España.
El tiempo Vielba es un momento de transición de la fotografía hacia la modernidad y su figura destaca por su papel de liderazgo entre su generación. Para el comisario, Vielba fue desde Madrid junto con Josep María Casademont en Barcelona, uno de los grandes teóricos "sobre los que se ha sustentado la fotografía española". La ciudad y los retratos son los temas recurrentes en la fotografía de Vielba. "Retratos espontáneos, contundentes culturales en sintonía con los producidos por la corriente neorrealista", como los describe la historiadora de Arte Mónica Carabias.
Autorretrato en familia. Madrid, 1962.
En la muestra se pueden ver casi 120 imágenes originales del archivo de la familia Vielba. Su trabajo es desconocido por el gran público pese a su importancia en la historia de la fotografía española.
Monaguillo en la sacristía de la Colegiata-Castro Urdiales,1968
«Sus fotos no tienen intención documental» mantiene el comisario, «van más allá, se ve esa cosa fantasmática -por así decirlo- de la fotografía», asegura.
Pequeño atleta, Alicante, 1966
En los años 50, 60 y 70 la fotografía no estaba considerada como arte en España, no se estudiaba en las facultades de Bellas Artes, apenas era una forma de reproducir las demás artes.
Hombre anuncio. París, 1962
En los años 80 la fotografía entra en la universidad y se puede estudiar como un arte más, un logro en el que la figura de Vielba y su generación tiene mucho que ver.
Niñas de Liérganes. Cantabria, 1968
A finales de los cincuenta y durante los sesenta, los fotógrafos recurren a los concursos fotográficos para publicar y exponer sus trabajos al margen del ámbito local y de esta forma ver que hacían otros. Las sociedades fotográficas se convirtieron en el punto de encuentro de los creadores.
Figura en el paisaje. Llanes, 1966
Vielba consideraba la fotografía como una forma de poesía. Su trabajo y el de su generación está alineado con el realismo poético francés.
Niños del Louvre. París, 1962
«La Escuela de Madrid trae una nueva fotografía que está más emparentada con el humanismo», afirma Tabernero. «Vielba está a la cabeza del grupo y todas sus fotos tienen un surrealismo que toda foto española posee y que no sabemos ver pero que es muy apreciable desde fuera de España. Además, de ese surrealismo hay una cosa de peso que es la cosa castellana, que es muy ruda», afirma el comisario.
Paseo en el muelle al atardecer, Santander, 1973
Tabernero considera que en las fotos de Vielba uno puede ver cosas que cada uno llevamos dentro, que no estaban en la mirada del fotógrafo y que eso es lo que las convierte en obras artísticas. En sus percibimos aspectos que normalmente no captan nuestra atención, cosas que requieren un tiempo de introspección porque son más cercanas a los gestos que a las palabras.
Retrato del médico 1967, Pastrana
Durante su destino en Lanzarote para la Secretaría de Aviación -donde trabajaba como ingeniero aeronáutico- conoció al artista César Manrique (1919-1992) a través de los cursos de pintura en Bellas Artes; con quien pronto estrecharía lazos, al igual que con los integrantes del posterior grupo El Paso y con la pintura abstracta en las reuniones celebradas en la casa de Manrique, en las que Vielba era el único fotógrafo.
Veraneo. Santander, 1960
Una de las fotos más famosas de Vielba es esta de la playa en Santander en la que un barquillero pasa delante de un señor que lee el diario.
Retrato en Le Tertre 1962, París
En 1954 ingresa como socio en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid donde se encontró con una institución anticuada en la que no se sintió cómodo hasta que no entraron más fotógrafos jóvenes como Gabriel Cualladó, José Loygorry, Vicente Nieto Canedo, Ramón Masats, Francisco Ontañón o Juan Dolcet.
A ver… 1939
«Hay una constante en las imágenes de Vielba, en las que lo visible es una apuesta por lo invisible», afirma Antonio Tabernero.
París
Su obra ha sido expuesta, individual o colectivamente, en España y otros países (Francia, Alemania, Italia, Portugal, Rumania, Filipinas, etc.) y forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas (Bibliothèque Nationale de France, FRAC Francia, Ville de Montpellier Francia, MNCARS Madrid, IVAM Valencia, Colección Publica Alcobendas y Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, entre otras).
Lector duro (Calle Narciso Serra, Madrid))
En los años 60 entra a formar parte del grupo AFAL de Almería. Con otros fotógrafos crea los Salones de Fotografía Actual de la Real Sociedad Fotográfica de la que es elegido presidente en 1964. Cargo que ocupa hasta su muerte y desde el que estuvo más ocupado en dar a conocer el trabajo de otros fotógrafos que el suyo propio.
La banasta,1965
La ciudad y los retratos son los temas recurrentes en la fotografía de Vielba, iba a todas partes con su cámara observando para dar con una fotografía.