Un artículo anónimo de 1942 en el diario Alcázar titulado Cuidado con la memoria advertía al fotógrafo Alfonso para que “estuviera calladito porque, durante la República, en su estudio, se habían hecho fotos indignantes y había gente que podía tener memoria para pedirle explicaciones”, cuenta el fotógrafo Chema Conesa. Conesa es, junto con Ana Berruguete, comisario de la muestra Alfonso. Cuidado con la memoria. Sus fotos indignantes no eran más que las fotos de un fotoperiodista que había cubierto los acontecimientos históricos.
El título de exposición que se puede ver en la Sala Canal de Isabel II de Madrid -del 5 de noviembre de 2021 al 23 de enero de 2022- está inspirado en ese recorte de prensa que los comisarios encontraron entre los archivos de Alfonso. Un título que han recuperado con un doble sentido. “La memoria es la única que restablece en la Historia, es la que tenemos que basar en datos objetivos para superarla y comprender el futuro y, al mismo tiempo, con este título, queríamos denunciar la falta de archivos donde las fotografías de importantísimos fotógrafos se están perdiendo”, afirma Conesa.
Los comisarios han aprovechado la muestra para hacer un llamamiento para que se acabe con un déficit que colea desde hace tiempo y que es una demanda enquistada entre los deseos de amantes de la fotografía y la historia. “Es increíble que en España no exista un centro que cuide la fotografía, que cuide esos archivos que se están perdiendo, que ahora están en manos de familiares y dispersos. Hoy día es imposible estudiar la historia de la fotografía en España, sólo en casos como el de Alfonso, que son excepción, son los que se pueden estudiar”, explica Conesa.
El archivo de Alfonso cuenta con 116.000 negativos que abarcan momentos decisivos de la historia de España. A la muerte de Franco la demanda de fotos históricas para ilustrar libros de texto hizo que su archivo fuera muy demandado. Por eso son muy reconocibles muchas de las fotos de la exposición.
El estudio fotográfico que creó Alfonso Sánchez García en Madrid en 1918 llegó a contar con veinte trabajadores. Él ya llevaba tiempo haciendo fotos por su cuenta, pero tuvo la visión de crear una agencia de fotografía que servía imágenes a los medios de comunicación.
Detrás del sello Alfonso no hubo uno, sino cuatro fotógrafos pertenecientes a una saga familiar: el padre, Alfonso (Alfonso Sánchez García) y Alfonsito, el hijo, Alfonso Sánchez Portela principalmente y, también como autores, los otros dos hijos Luis y José. Todas las fotos del estudio salían con la firma de Alfonso. Pero en el estudio pronto empezó a destacar un fotógrafo, su hijo, Alfonso Sánchez Portela, que aportó un visión moderna a la fotografía.
Desde el comienzo del trabajo de Alfonso padre, la cobertura de acontecimientos noticiosos y los retratos se convirtieron en los ejes fundamentales del trabajo de su estudio. Alfonso Sánchez García se inició en el fotoreporterismo gráfico colaborando con diarios y publicaciones periódicas del momento.
“En aquellos años había 11 revistas gráficas de las que seis se editaban en Madrid. Algunas con 150.000 ejemplares de tirada. El pueblo necesitaba reconocerse en esas fotos. Alfonso padre tuvo la idea de suministrar esas fotografías. Después llegó Alfonso hijo con una gran formación técnica y con una forma de mirar que nos seduce por su estética”, explica Conesa.
Con la dictadura de Primo de Rivera se prohíbe hacer fotos de actos políticos y “Alfonso se dedica a tomar imágenes de la gente del pueblo, gente desconocida, con vida modesta”, asegura el comisario. Un trabajo que continuará su hijo. Alfonso hace reportajes de cosas que no se habían hecho antes en prensa, como el reportaje de un verdugo de Madrid.
El estudio cubre todo tipo de acontecimientos deportivos y sociales de un gran valor documental. La exposición de la Sala Canal es un recorrido antológico por una selección de más de 150 imágenes cubriendo diferentes épocas y lugares es un viaje por el Madrid y la España del siglo XX.
Después de la Guerra Civil no podían hacer fotos fuera del estudio, así que se centraron en los retratos. Durante los primeros años de la posguerra los Alfonso recorren los pueblos cercanos de Madrid haciendo fotografías de retrato para salir adelante. Antes de la guerra el estudio había retratado a mucha gente. Gracias a los retratos de Alfonso nos han llegado imágenes de personalidades como Machado o Valle Inclán. No hay personalidad de la época que no fuera retratada por el estudio de Alfonso. También algunos militares del régimen, pasan por el estudio, como José Millán-Astray. El propio Franco llama a Alfonso, en varias ocasiones, para que fuera a El Pardo para hacerse retratar.